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Phantom Doctrine

Análisis de Phantom Doctrine

Firaxis recuperó la estrategia por turnos en 2012, y ahora CreativeForge sigue sus pasos recreando la temática de espionaje con el mismo concepto.

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El lanzamiento de Xcom: Enemy Unknown en 2012 fue un punto de inflexión para la industria. Efectivamente, se parecía bastante a los títulos de acción táctica por turnos que ya existían desde hacía tiempo, pero se convirtió en un revitalizante y los compradores le dieron una calurosa bienvenida. Fue suficiente para recordar a un público nostálgico lo satisfactorio que podía llegar a ser la fórmula, pero también logró que esta misma llegara a otro totalmente nuevo.

Dicho esto, ni Xcom: Enemy Unknown ni su secuela, Xcom 2, son para todo el mundo. Para nada. Y aunque aquellos que conocen la industria sospechaban que esta situación habría dado vía libre a las imitaciones, y que no tardarían en intentar replicar el éxito de Firaxis, lo cierto es que, desde entonces, no hemos visto demasiadas. Claro que de vez en cuando sale a la luz algún proyecto más o menos importante que sí ha logrado calar, como el sorprendente Mario + Rabbids Kindgom Battle de Nintendo Switch.

Y aquí es donde entra Phantom Doctrine, un juego que utiliza una estructura casi idéntica a la de Xcom, pero que sigue un camino distinto en cuanto a la historia y la estética. Es una jugada valiente y arriesgada, cuanto menos, sobre todo porque todavía no hay muchos precedentes. Sin embargo, queríamos ver cómo CreativeForge ha desarrollado su propia interpretación del espionaje de Firaxis, algo que, con suerte, reflejará este análisis.

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Aunque CreativeForge ha añadido bastantes cosas a la estructura, los aspectos mecánicos se pueden relacionar casi al momento a los de Xcom. Hay una base en la que podemos mejorar cosas, crear armas, armaduras, artilugios..., pero también podemos personalizar a nuestros agentes, recopilar información sobre los movimientos de nuestros enemigos y contratar nuevos talentos. Podemos enviar a nuestros agentes a misiones alrededor del globo a través un mapa mundial y, aunque algunas se completarán automáticamente, otras requerirán nuestra intervención en combate. Todo está sacado directamente de Firaxis de una forma casi descarada: desde la progresión del tiempo como factor determinante, hasta el hecho de que la base se divida en salas. Pero, eso sí, han tenido la valentía de dejar claro cuál ha sido su fuente de inspiración, así que en Fraxis no pueden estar enfadados. En todo caso, podrían ruborizarse.

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Y las similitudes no terminan aquí. En combate, los agentes se manejan uno por uno. Hay una luz azul que nos indica la distancia a la que puede llegar un personaje y medios escudos o escudos completos que indican la calidad del escondite. Una vez que los personajes se hayan movido, podemos utilizar los puntos de acción para disparar, usar artilugios, lanzar granadas, enfrentarnos a un combate cuerpo a cuerpo y mucho más. De verdad que no estamos exagerando, es que es Xcom.

Pero a su vez, Phantom Doctrine es un thriller de espionaje que se da un aire a la película británica El Topo, en la que los países se siguen la pista unos a otros para acabar descubriendo secretos oscuros y organizaciones que son una amenaza para la humanidad, mientras llevan a cabo misiones en las sombras. Nuestro lado investiga al ambicioso grupo Beholder, y poco a poco, vamos descubriendo la historia del juego, que es especialmente realista y muy, pero que muy entretenida, no solo porque se sirva de historia del mundo real, sino también porque añade mucha tensión de su propia cosecha. Las escenas cinematográficas son imágenes estáticas dibujadas a mano que se combinan con un trabajo de doblaje de calidad. Y aunque el mapa mundial os distraerá con otros conflictos, siempre habrá una amenaza más que forma parte de este entramado político tan intrigante. Si sois fans de Misión Imposible, de James Bond o, más concretamente, de las novelas de John Le Carré, Phantom Doctrine os ofrece otra lucha que ganar, una delicada y dramática al mismo tiempo, uno que os garantiza muchas horas de espionaje. También queremos remarcar que hay tres organizaciones disponibles, pero al principio solamente podréis elegir jugar como la CIA estadounidense o la KGB soviética. Al terminar el juego podréis elegir una tercera organización secreta. No hay grandes diferencias entre ellas, pero si queréis jugarlo varias veces, está bien tener un incentivo añadido.

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Pero eso no es lo único que CreativeForge ha añadido a Phantom Doctrine para conseguir que destaque. Aunque puede que el sigilo sea una de las formas de conseguir nuestro objetivo en Xcom, lo importante de verdad es la guerra táctica, mientras que en Phantom Doctrine todo se basa en el espionaje táctico. Además, cuando desplegamos a nuestros agentes en una misión, la zona está casi siempre llena de civiles o, dicho de otra forma, es seguro estar ahí. Aunque algunas zonas están fuera de los límites a menos que llevemos un disfraz, en general, podemos pasearnos por ahí sin ningún problema. Después de todo, a los ojos de los enemigos, solo somos unos cuantos transeúntes más. A decir verdad, todo Phantom Doctrine está diseñado para evitar la exposición y los enfrentamientos. Como ya hemos dicho, podéis disfrazar a vuestros agentes, y así, pasarán desapercibidos, recopilarán información y serán capaces de acabar con los enemigos sin levantar sospecha. Otra diferencia es que Xcom es como un juego de tablero y Phantom Doctrine es un puzle en el que tenemos que ir con muchísimo cuidado para evitar que nos pillen y poder quitar del medio a los enemigos, uno por uno.

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Si os acaban descubriendo, parecerá que el infierno se ha desatado. Claramente, CreativeForge considera que, si eso pasa, habéis fracasado. Una de las adiciones (sustracciones) más curiosas es que en Phantom Doctrine no vemos las probabilidades de hacer daño a un enemigo a través de un porcentaje. Aquí, la posibilidad de fallar del todo es minúscula o, dicho de otra forma, tanto vuestro enemigo como vosotros vais a dar en el blanco en todo momento, aunque estéis en la otra punta del escenario. La cuestión es cuánto daño infligimos, que depende de un número de factores entre los cuales están las ventajas y estadísticas del personaje, el tipo de arma, su capacidad y la calidad de nuestro escondite. Esto hace que todos sean muy vulnerables y que sea casi imposible que nuestros agentes no acaben heridos en combate, aunque hayamos sido unos buenísimos estrategas. Es una elección de diseño un poco rara, por decirlo de alguna forma, y una vez que entras en combate, en seguida te das cuenta de lo injusto que es este sistema. Ponemos un agente a cubierto totalmente a unos cien metros de distancia, y aun así, el enemigo nos da, lo que hace que tengamos que perder el tiempo después recuperándonos y que puede poner en riesgo toda la partida. Además, una vez que os hayan detectado llegarán refuerzos, así que habrá más ataques que sobrevuelen la zona. El sistema de porcentajes de Xcom también tiene sus puntos débiles, pero parece más justo que este. Por lo tanto, no cabe duda de que Phantom Doctrine es lo mejor cuando el jugador es el que tiene el poder, es decir, cuando está en el llamado modo infiltración.

Eso sí, Phantom Doctrine clava la estética, cosa que no pasaba siempre en Xcom. Hay una identidad visual precisa a lo largo de todo el título muy uniforme. Todo desde la ropa de los agentes hasta la música nos recuerda a John Carré. Gabardinas, cigarrillos, ropas largas, música de saxofón que recuerda al cine negro... Todo está aquí, y a propósito.

Por desgracia, esta experiencia de exquisitez estética y mecánicas equilibradas estratégicamente quedan eclipsadas por un montón de errores técnicos que nos obligan a reiniciar de vez en cuando mientras jugamos. No sabemos si experimentaréis lo mismo con los primeros parches, pero en nuestro caso, cada dos por tres los civiles se quedaban como pegados a partes del escenario, así que el turno de nuestro oponente no terminaba nunca. Para solucionarlo solo podíamos reiniciar el nivel o el juego entero que, por cierto, recordaba automáticamente nuestro último turno, así que no era un tema tan conflictivo.

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Aun así, nos metimos bastante en la mayoría de los niveles, los cuales tenían un equilibrio bastante bueno, sobre todo, en el modo de infiltración que ya hemos comentado. Si cometéis el error de colocar a vuestros agentes donde no debéis y tenéis que desactivar las cámaras de seguridad teniendo un espectador en el perímetro, sabréis que ha sido un error, pero también sabréis como arreglarlo o evitarlo. Al igual que en Xcom, retirarse mientras hay fuego enemigo es una experiencia intensa y, en muchas ocasiones, tendréis que llevar a cuestas a los camaradas heridos.

También cabe decir que no hay demasiada variedad de misiones. Claro, la misión principal está llena de tareas únicas que consiguen que sea una experiencia más variada y más entretenida, pero también tendréis que despejar el mapa de las instalaciones de los enemigos y conseguir que marquen como objetivo a vuestros informantes, y en esta parte las misiones cambian muy poco, por decir algo. Las opciones son asesinar a un blanco concreto, eliminar a un número de enemigos o desactivar bombas, no hay mucho más. Los niveles varían dependiendo de en qué parte del mundo es la misión, pero no llega a compensar por el diseño de las misiones, así que en seguida te quedas sin paciencia.

Por suerte, encargarnos de la base es bastante divertido y, a medida que pasa el tiempo, vamos descubriendo incorporaciones que derivan en nuevas funciones. Podéis hacer un lavado de cerebro a los agentes enemigos y convertirlos en agentes durmientes, blanquear capitales para aumentar vuestros ingresos, usar la investigación bioquímica para mejorar a los agentes, y mucho más. Esto hace que haya más diversidad y variación cuando no estáis en misiones, y es un elemento imprescindible para disfrutar la experiencia. Al mismo tiempo, recopilamos documentos confidenciales que incluimos en el expediente. Para completar cada archivo tendréis que tirar de los hilos con personas, lugares y eventos, y se os recompensará con nuevos candidatos a agentes, entre otras cosas.

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También hay un modo multijugador en el que os enfrentaréis a otra persona en un combate de sigilo. Simplemente, es una versión multijugador del mismo sistema, pero es especialmente intensa, como mínimo. La opción está ahí, pero, por desgracia, la gran mayoría de las veces que nosotros lo probamos, el lobby estaba vacío.

Todo esto forma una copia increíble de la fórmula que Firaxis popularizó y revitalizó en 2012. CreativeForge ha aumentado las instalaciones, incluyendo las que necesitaba, y ha tirado de su propia creatividad para añadir elementos de espionaje y una identidad estética perfecta. El resultado no es maravilloso (y está lejos de serlo), y si os gustaban los tiroteos de Xcom, aquí no los vais a encontrar. Lo que sí vais a encontrar es un juego de espías diferente a todo lo que hayáis visto.

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08 Gamereactor España
8 / 10
+
Historia intensa, buena estética, infiltrarse es satisfactorio, explora la fórmula Xcom de otras formas, un modo multijugador firme.
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Algunos problemas técnicos serios, falta pulirlo una vez que los combates comienzan.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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