Análisis de Outward

Outward es una aventura de acción en tercera persona en la que tendrás que luchar por sobrevivir, donde la exploración y las misiones se intensifican. Además, busca una nueva visión de la temática y los mundos de fantasía. Tendrás muchas opciones de elaboración de objetos, creación de personajes al estilo RPG, ubicaciones desconocidas por descubrir y tres aventuras diferentes. También incluye un modo multijugador cooperativo local y en línea. Vamos, que viene cargado de novedades. Ahora bien, veremos si combinar todos esos elementos ha sido una buena idea.

Desde el principio, Outward no te deja olvidar su parte de supervivencia. Te mandará a la primera ubicación con una infección grave, donde aprenderás lo básico sobre tu equipo y cómo sobrevivir y equiparte. Tendrás que gestionar el calor y el frío, el hambre, el cansancio, la sed, así como las intoxicaciones, las indigestiones y las enfermedades. Eso sí, algunas las podrás esquivar con suficiente preparación, y otras son fáciles de remediar: puedes preparar la comida o las pociones, conseguir un buen equipamiento para protegerte del frío y del calor, y recoger agua de muchos sitios, aunque luego la tendrás que hervir para evitar complicaciones. Al dormir no solo descansas, sino que también te proteges de las emboscadas y reparas tu equipamiento automáticamente, algo que nos ha llamado la atención.

Reunir componentes no es una tarea complicada, sobre todo los básicos (cuero, tela, madera y hierro) que son muy abundantes. Para montar un kit de fogata, solo necesitarás tres de madera, que puedes conseguir en cualquier árbol. Aunque la madera es ilimitada, solo se pueden adquirir tres unidades de una vez, con algunos segundos de diferencia. Si quieres materiales más raros y útiles, necesitarás algo de paciencia, pues algunos de los más exóticos están perdidos por las cuatro regiones principales del juego (una ubicación montañosa de entrada, un pantano venenoso, un desierto imponente y un bosque escaso), aunque también puedes comprarlos. Los objetos perecederos se deterioran con el tiempo, igual que el equipo utilizado o dañado. Reunir materiales, acampar y cumplir las necesidades básicas es un ritual bastante fácil y relajante.

Craftear también es sencillo: no necesitas un área especial para crear nuevo equipamiento y puedes hacerlo desde el menú. Ahora bien, si vas a cocinar algo más complicado que una chuleta, tendrás que utilizar una olla o una cocina, y las pociones también requieren un dispositivo específico de alquimia. Si intentas experimentar con los dos últimos puedes acabar con residuo: por ejemplo, si fríes algo que te toca hervir, se convertirá en residuo. Además, puedes probar las recetas del juego (que tendrás que aprender), combinar lo que quieras para crear las tuyas propias, o experimentar con las que los usuarios suben a las wikis. Quizá esto no le guste tanto a los fans de los mecanismos de survival y lo de cortar árboles y reunir piedras, pero es una buena combinación que pocos juegos saben sobrellevar. Asimismo, los jugadores tienen que aguantar peso: a pesar de que tu equipamiento no pesa nada, lo que llevas en los bolsillos y en la mochila te ralentiza y aumenta el descenso de energía al correr o pelear. Para esquivar más rápidamente, puedes dejar la mochila o quitar algunos objetos para que no se rompan en caso de que te golpeen durante la batalla. No obstante, luego te contamos por qué esto no siempre es buena idea.

Pese a que utilizamos mucho el sigilo y la velocidad para superar obstáculos, a veces no puedes evitar los combates. Gran parte del juego está dedicada a los diferentes estilos de armas, y el desarrollo del personaje requiere encontrar, elaborar o comprar mejores armas y armaduras. En cuanto al ataque, tienes una serie de combinaciones de ataques rápidos, maniobras especiales dependiendo de con qué arma o ataque las actives, así como habilidades especiales activadas que muchas veces requieren unos prerequisitos específicos. Entretanto, te defiendes bloqueando ataques, esquivando y con algún movimiento especial. Todo esto requiere un buen control de la energía y la salud, pues los combates son frenéticos y atinar es complicado, incluso si llevas ya tiempo jugado. Es muy fácil fallar un ataque, un bloqueo o una tirada, especialmente al principio. En cambio, puedes salvarte si atacas a un enemigo atrapado, sobre todo con golpes a distancia en interiores, o si enfrentas a los enemigos entre ellos (una opción que nosotros hemos utilizado mucho sin remordimientos). Los enemigos van desde los típicos bandidos humanos hasta insectos, trogloditas brillantes, autómatas con espadas por fauces, y otros horrores que no te darán muchas pistas sobre cuán poderosos son, por lo que tendrás que arriesgarte a experimentar. Nada nuevo en Outward.

Un sistema fundamental y propio es su mecánica de muerte: tu personaje nunca se "muere", sino que vuelve de la muerte de una forma diferente y aleatoria cada vez, desde recuperarse cerca, a caer en el otro lado del mapa, lesionado y sin la mochila si es que la había soltado (aunque la puedes recuperar). Además, no hay una función de recargado, por lo que si has dejado todo tu campamento en la mochila y esta está en una cueva muy lejos, quizá te toque andar para recuperar tus cosas. Es una de las razones por las que nosotros nunca la soltábamos aunque fuese una carga, así no teníamos que sufrir si la perdíamos.

Te puedes aprovechar de esta mecánica de muerte: si tienes una enfermedad que no puedes curar, tírate montaña abajo o deja que te coman las hienas. Si no te gusta la idea de atravesar un área específica o escapar una mina, muérete hasta que aparezcas en otro sitio. Ahora bien, puede terminar frustrándote, igual que nos pasó a nosotros mientras intentábamos completar una mazmorra. Habíamos dejado la mochila ahí y, al morir, aparecimos en la entrada del lugar, pero cada vez que moríamos y nos recuperábamos, aparecíamos más cerca de los guardias de la entrada, hasta que al final nos presentamos delante suya, nos mataron, y terminamos en la otra punta del mapa, sin mochila. Eso sí, tenemos que añadir que algunos jugadores han descubierto que es posible cargar la partida desde los archivos autoguardados del juego. De alguna forma, este truco te proporciona una recarga limitada, pero úsalo con cuidado.

Los mapas de Outward son grandes. La densidad de enemigos no es tan alta, por lo que hay partes por las que te puedes mover con cuidado o incluso correr. Quizá a algunos jugadores no les guste la falta de enemigos pero, con los combates tan complicados del juego, es un buen equilibrio. En las áreas principales, el jugador recibe un mapa con las ubicaciones que puedes utilizar para orientarte, pero no hay ningún símbolo que te diga dónde estás. Te acostumbras rápido, y orientarte con la brújula acaba dando una sensación de realización. La naturaleza es bastante hostil, aunque algunas criaturas son más fáciles de evitar o más agresivas que otras. La vista es muy épica, con estatuas de piedra, huellas de criaturas enormes, faros, naufragios y torres brillantes que resaltan más por la noche. Nos hemos divertido mucho explorando, buscando cofres ocultos o recursos, alcobas seguras, o mercantes especializados. A veces es un poco complicado comprender qué está pasando con toda la historia del juego, qué eventos llevan a qué ruinas, qué son los Inmaculados, entre otras cosas. La información es un poco escasa en algunos casos, pero nosotros preferimos esto a la sobrecarga, pues lo hace todo más misterioso. Por esto, cuando sí nos dan información, es como si nos la hubiésemos ganado. No obstante, llega a un punto en el que, después de evitar la trama principal durante un tiempo, parece que falta algo. La mayor parte del juego se basa en entrar en áreas que forman parte de la historia pero que solo contienen un cofre con objetos o recursos aleatorios, o quizá alguna reliquia bonita. Las misiones secundarias requieren viajar o recoger objetos, pero no suelen explorar mucho el mundo.

El sistema de magia es poco habitual. Nadie nace con magia, se la tiene que ganar al pasar una línea ley de una de las tres aventuras, y entonces elige cuánto maná quiere a cambio de la pérdida permanente de salud y energía. Los hechizos son eclécticos y utilizan distintas disciplinas, de las cuales la mayoría tardan un poco de tiempo en arrancar y son preparatorias. No puedes invocar una bola de fuego así como así: tienes que utilizar una piedra de fuego para crear un círculo de fuego y después invocar una chispa que haga un daño decente. Muchos de los hechizos funcionan así o crean efectos pasivos. No puedes ponerte chulo delante de un buen hechicero, quien utiliza el cerebro para aprovecharse de una situación antes de ser derrotado. Lo único mágico que intentamos nosotros fue convertir una antorcha o linterna en un lanzallamas, manejar el viento según la ubicación, y combinar runas para provocar efectos. Ahora bien, podrían hacer macros de esto último pues, a diferencia de las pociones, la cocina y la elaboración de objetos, esta opción no guarda las combinaciones que descubres. Nosotros no nos sentimos demasiado poderosos con los pocos hechizos que aprendimos, pero es una herramienta más para tu arsenal.

Además de la magia, Outward presenta otras habilidades que puedes entrenar y acumular, ya sean pasivas o activas. Puedes activar hechizos y habilidades en el menú con un par de clics, pero deberías situar las habilidades y el equipo en la barra de herramientas, que tiene ocho huecos. A ratos nos parecían pocos, aunque esta sea una decisión de diseño que refleje la capacidad de antelación del personaje: por ejemplo, no puedes cambiar el arco por el escudo y la maza, sino que tienes que sacar el escudo y la maza por separado. Sacar una serie de runas requiere ubicar cada una en un hueco o hacer clic derecho para seleccionarlas una a una en el menú. Muchas veces teníamos que combinar hechizos para alcanzar efectos más potentes, por lo que ocupábamos varios huecos. La presión de elegir las habilidades y los objetos correctos puede resultar atractiva, pero quizá unas habilidades más accesibles y, ya que estamos, una lista de recetas nos habrían salvado algo de estrés. Además, los jugadores pueden probar varios personajes.

La mayor parte de la historia del juego está recogida en las tres líneas de aventura principales, cada una mutuamente excluyente. La que nosotros elegimos tenía una variedad interesante, aunque la gran distancia entre ubicaciones nos cansó a veces. Algo de lo que el juego no te avisa, y que puede tener graves consecuencias, es que las misiones tienen un tiempo limitado. El mapa te dice qué día es, y en una misión te puede poner que te encuentres con alguien en tres días, pero no sabes cuándo empezó la cuenta atrás y, a no ser que tomes nota y sepas cuánto tiempo pasa en el viaje, puede que te pierdas rápidamente. Nosotros mismos fallamos varias misiones por esta razón, a veces de forma catastrófica y con consecuencias mucho más severas de lo que esperábamos. Si no te tomas los tiempos en serio, se te pueden cerrar caminos permanentemente, lo que puede resultar desmoralizador y, si te espera un combate para el que tienes que mejorar primero, quizá tengas mala suerte. Si esto fuese así con todas las misiones nos habríamos acostumbrado más fácilmente, pero para algunas tienes todo el tiempo del mundo. Lo que nos molestó no fue la gravedad de las consecuencias, sino la falta de lógica del mundo.

Las misiones fueron interesantes, y hay algunas importantes para la trama que tienen diferentes soluciones permanentes, pero aun así parecían bien pensadas. Otra vez, los jugadores pueden probar a varios personajes. Una vez hayas asimilado algunos sistemas del juego, te darás cuenta de lo mucho que has memorizado. Si vuelves a empezar, podrás evitar errores pasados, hacer listas de recetas sin perder tiempo o dinero experimentando, e ir directamente a tus tácticas y técnicas preferidas, para que el juego sea más fluido.

El modo multijugador es otra característica de Outward. Además de la opción de pantalla dividida, tus amigos se pueden unir a tu partida en cualquier momento y controlar al personaje que quieran. Son compañeros completos y podéis intercambiar bienes, ayudaros en combate o en los puzzles, y reviviros mutuamente si hace falta. Los jugadores también pueden robar cualquier cosa que no esté fija en el mundo, y pueden jugar con sus personajes saliendo y entrando. Esto es bastante llamativo, pues no es posible intercambiar objetos con tus propios personajes, y puede ser perjudicial para el desarrollo de tu personaje si ambas partes no tienen cuidado. En nuestra sesión de multijugador, parece que nuestro compañero provocó la finalización de una misión y se ganó un hechizo que era para nosotros, con lo cual se ve que algunos eventos no son exclusivos para el anfitrión; elige bien a tus compañeros y avísales de esto. El multijugador va más allá y parece que es mejor si los dos personajes han tenido experiencias diferentes, pues pueden compartir información, recetas, trucos, ubicaciones y equipo. Los combates también se hacen más fáciles porque podéis unir fuerzas, aunque ser sigiloso y escapar es más difícil, ya que los dos tenéis que intentar salir a la vez para que funcione. Aun así, incluso las meteduras de pata son más entretenidas cuando estáis los dos intentando escapar en una torre aparentemente vacía, o corriendo por el mapa para recuperar las mochilas de una bodega al otro lado de un paso infestado de fantasmas. Si no tienes el compañero correcto, esto no será tan divertido, e incluso con uno bueno las cosas se pueden dificultar al tener que cumplir las necesidades de ambos, pero sigue mejorando la experiencia.

Outward no es un juego para cualquiera: puede resultar un poco desmotivador, sobre todo al principio. Hay muchos momentos en los que no te sientes tanto un caballero de fantasía, sino un gallina que se dedica a escapar de batallas, beber pociones y a gestionar la energía, la salud y el maná, en vez de a resolver problemas. La magia es complicada y requiere una buena preparación, igual que alimentarse, descansar, hidratarse y organizar el equipo. El mundo es ecléctico, a veces tiene muchos detalles y otras pocos, a ratos despierta tu curiosidad y te apetece experimentar, y otras veces te castiga por ello. El sistema de muertes es diferente a la mayoría de juegos y tienes que entenderlo bien si no quieres ser víctima de sus crueles y caprichosas ideas. La supervivencia es consistente pero no constante y parece uno de los aspectos mejor equilibrados del juego. Por desgracia, los combates son complicados y cuesta acostumbrarse a ellos, e incluso cuando lo consigues, puedes acabar mal si te encuentras con un enemigo demasiado difícil. Las misiones con límite de tiempo son una paradoja rara, ya que el juego te anima a explorar pero luego corta las tareas importantes o crea consecuencias negativas que te quitan parte de la experiencia. Ya que solo puedes tener una partida por personaje, puedes acabar en situaciones inevitables, como cuando nos quedamos atrapados y casi tuvimos que volver a empezar, pero al final pudimos salir, afortunadamente.

Cada vez que Outward te falla o tú fallas, escuece un poco más, en parte porque el juego es muy diferente a lo que hemos visto. Eso sí, cada vez que te muestra una bonita vista, que te da un botín al descubrir un secreto bien escondido, que te enseña algo poco visto en este tipo de juegos, o que te hace sentir hábil al derrotar a un enemigo o descubrir un puzzle, deja de escocer. La clave está en si puedes superar la irregularidad del juego para apreciar todos estos grandes componentes.