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Ride to Hell: Retribution

Análisis de Ride to Hell: Retribution

Ride to Hell: Retribution 1% - eso es lo que dice en la caja. Ya puedes empezar a hacer chistes sobre una aventura de moteros que todos y cada uno de nosotros debería evitar.

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Durante los primeros instantes justo tras la pantalla de título me encuentro un motero en su Harley (al menos parece una Harley, pero no tenían dinero para la licencia oficial). Luego aparece de repente detrás de una ametralladora montada, repartiendo balas sin ton ni son sobre otros moteros. El héroe muere en un ataque sangriento y cae sobre un importante bug gráfico en el suelo. Bueno, en realidad cae sobre lo que podría haber sido un suelo, si alguien lo hubiera programado para estar ahí.

Al principio no cuentan nada de la trama. Como medida preventiva, empezamos directamente disparando sin sentido, la mejor elección antes de que alguien fuera de la supuesta audiencia objetivo apague la consola. En cualquier caso, ¿cuál podría ser ese público objetivo para este 'juego'? Lo mejor es que ni exista.

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La trama argumental se va sirviendo después de esa intro cargada de plomo en una épica sucesión de abominables escenas de corte. La triste historia de Jake Conway se relata con tal torpeza que parece firmada por un rockero controlado por inteligencia artificial y sin educación o formación real, tras tener que tragarse cuatro horas seguidas de los Teletubbies con cerillas sujetando sus párpados. En pocas palabras: la banda de los rockeros malotes se carga a su hermano espiritual, así que nos vengamos.

El camino de la venganza es largo, y casi todo el rato aburridísimo. Ride to Hell: Retribution nos deja -aparte de saltar las terribles escenas de corte- hacer dos cosas: montar en moto o pelearnos/liarnos a tiros. Las secciones de motos son muy, muy malas. Rodamos sobre raíles del punto A al B, con el ocasional derrape, salto o caballito. Si lo haces bien, te dan una puntuación y unos cuantos logros. Pero la conducción está tan controlada desde fuera, que podríamos dejar que la IA se encargara. Simplemente gira un poco el manillar. Con un poquito basta.

A veces llegas, por fin, a tu destino. Lugares como San Alfonso, un clon barato de Las Vegas. "Por fin", pero si lo piensas es casi peor. Es como bailar con la muerte, pero sin zombis. No hay ni un alma. El caso es que se escuchan voces, ¿habrá personajes que hablen y todo? Vamos a buscar. Pero no puedes entrar en ningún lado, claro está. Ni el Casino Atlas, ni la Ciudad del Oro. Es un mundo cerrado. Entonces descubres, después de que el juego se haya ralentizado bruscamente en varias ocasiones para evitar la exploración, la fuente de las voces en un parking. Una breve pelea sigue a continuación, la chica queda liberada y como recompensa puedes tirártela, y luego todavía tendrás que perseguir a otro malote. Salvar chicas para penetrarlas, vender drogas... las misiones secundarias ofrecidas en el juego son sin duda material de moteros. Pero del tipo más repugnante.

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Las peleas de puñetazos en sí son un churro de basura QTE semi-interactiva. Siempre cuentas con varios segundos para pulsar el botón correcto. Ni siquiera tiene consecuencias cuando te equivocas. Siempre te dejan un tiempo enoooorme para volver a intentarlo, para que aciertes en esta mecánica estúpida. El sinsentido de toda la experiencia es difícil de superar, pero al menos es violento y sangriento. Casualmente, han puesto un modo extra de furia brutal en el que nos dejan matar con puñales y cuchillos de carnicero. Una pasada, vamos.

En un momento, el juego horriblemente renderizado y formado por pasajes modulares nada inspirados, tediosos y aburridos, se ve salpicado por una lluvia de píxeles de sangre y barro. Una y otra vez, frustrantes y prolongadas pantallas de carga aparecen donde no se esperan... por ejemplo justo después de otra pantalla de espera y tras una escena de corte que comienza con un triste bug de carga de texturas. Este juego está roto por absolutamente todos lados...

Los personajes manejados por inteligencia artificial son poco inteligentes, más bien lelos, pues actúan de forma predecible, pero luego se sacan de la manga cosas asombrosas, como saltos de tres metros y medio entre barriles. Casi siempre corriendo directamente hacia nosotros. De vez en cuando aparece alguno del tipo esponja de balas, de modo que incluso varios 'headshots' con un rifle automático tendrán efecto nulo. Quizá esa estupidez solo la superan las bochornosas escenas intermedias. Ah, no, hay algo peor: las forzadísimas escenas de sexo que te envían un escalofrío Uncanny Valley a tu espalda, ya helada a base de shocks.

Quien todavía siga jugando a estas alturas, se preguntará qué son esos pequeños mensajes de los dólares sumados que aparecen en pantalla. Sólo los adviertes porque tienes tiempo de mirar a la esquina, pues el resto del nivel lleva siendo exactamente igual desde hace minutos.

De forma repentina aparecen tramos que son tremendamente difíciles, porque no están diseñados para que los entienda ningún jugador. Luego mueres 30 veces en la moto hasta que te pasas la sección por error. Quizá es una especie de reto nuevo. A veces atraviesas zonas en las que cabría esperar enemigos, pero se les ha olvidado venir. Puede que todavía no estén cargados... a lo mejor la CPU encuentra un rato en cuanto termine de procesar los desastrosos eventos bajo script.

Ride to Hell: Retribution no es un juego corto, de eso te das cuenta bastante rápido. Cuando completas niveles que se hacen eternos, queda claro que los desarrolladores no se han cortado un pelo a la hora de estirar ciertas porciones como si fueran el Kilométrico de Boomer. Quien aguante lo suficiente, podrá conducir un camión y participar en una orgía con cuatro chicas. En un mundo ideal, sin embargo, antes habrás leído este texto y no comprarás el juego. Después de atender a la orgía decidí quitar Ride to Hell: Retribution y no volver a tocarlo. Ya está bien. No tengo que jugarlo hasta el final, porque hasta yo tengo un límite.

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01 Gamereactor España
1 / 10
+
Poder dejar de jugar cuando te apetezca.
-
Ni un rastro de amor o cuidado.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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0
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ANÁLISIS. Autor: Christian Gaca

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