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Bloodroots

Análisis de Bloodroots

Libera a tu maníaco interior con otro gran exponente de los juegos arcade, indie y violentos.

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Se va a cumplir un año desde que vimos aquel tráiler demencial sobre un nuevo proyecto indie. Sin remordimiento alguno, el vídeo mostraba una partida de estilo arcade en la que el objetivo era asesinar a todo lo que se moviera en pantalla de formas incontables y ridículas. Aquel proyecto, desarrollado por Paper Cult Games, está ahora listo para llegar al mercado con el nombre de Bloodroots. Ya os adelantamos que es genial y que es todo velocidad, violencia y sabor arcade.

Cuenta la historia de Mr. Wolf, un asesino sin piedad ni escrúpulos que fuera miembro de una conocida banda criminal, los Beast Boys (que no debéis confundir con el icónico y aún totalmente relevante grupo de hip-hop Beastie Boys). Todavía está intentando asimilar la traición que sufrió a manos de sus anteriores compañeros de la banda, una insaciable sed de venganza que lleva a Mr. Wolf a atravesar el Salvaje Oeste para dar caza al hombre que intentó matarle: Mr. Black Wolf. Por el camino, naturalmente, se cargará a todo el que se interponga de las formas más creativas y ocurrentes.

En sus raíces sangrientas, Blootroots es un juego puramente arcade. Es decir, se juega en mundos relativamente simples que vienen repletos de objetos interactivos y enemigos con los que probarlos. En líneas generales, una partida a Bloodroots consiste en entrar en una zona y cargarse a todo bicho viviente para limpiar la pantalla antes de pasar a la siguiente para hacer lo mismo. Así, sobre el papel, puede parecer repetitivo, pero el gancho está en que solo tienes una vida, de modo que tienes que actuar sin cometer ni un fallo, que si no tendrás que repetir la zona.

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La profundidad en el sistema de combate entra en escena cuando intentas completar cada zona con la mayor finura, estilo y eficiencia posibles. De hecho, al estilo de Viewtiful Joe, Bloodroots te invita a jugar así. Explorando las armas y los distintos ítemes genéricos disponibles, puedes probar a matar a los enemigos de mil y una forma distintas, la mayoría de un solo golpe. Nuestras herramientas de destrucción favoritas estarían entre el cubo y un escudo que recuerda al Capitán América. Por extraño que parezca son igual de letales, quitando que el cubo solo puede matar a una persona mientras que el escudo arrojadizo aguanta tres impactos y puedes cogerlo al vuelo a la vuelta. Dicho esto, casi nos resultaba más gratificante el cubo, así que nos lanzábamos a por él como primera opción.

Los enemigos que van saliendo en Bloodroots son una colección de soldados armados con distintas armas bien variadas. Algunos disparan, otros intentan acercarse para pegarte cuerpo a cuerpo, otros son enormes y llevan armas pesadas que pueden hacer temblar la tierra literalmente, provocando nuevos ataques encadenados. Otros vienen protegidos por anillos especiales que les aportan vida extra, resistencia a los proyectiles o la capacidad de matarte con el mero contacto. Lo que queremos decir es que hay que estudiar y juzgar a los enemigos para trazar un plan de antemano y poder atravesar el nivel, lo que consigue un interesante flujo de combate que resulta mucho más desafiante y un pelín más frustrante que el de cualquier otro beat 'em up.

Respecto a esas armas y objetos, el diseño de niveles de Bloodroots cuenta con cierta verticalidad, así que serán muchas las ocasiones en las que tendrás que escalar acantilados o saltar sobre abismos. Y si bien Mr. Wolf es todo un atleta, tampoco es un superhumano, así que también en estos casos se debe apoyar en ítemes concretos. Las escaleras o los remos te permiten coger altura con una mecánica de salto especial; las espadas o los espetos de los pollos asados sirven para dar estocadas y sortear grandes huecos; los cañones cuentan con un sistema especial para dispararte a ti mismo por los aires, lo que viene genial para esos acantilados...

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Bloodroots

La historia de Bloodroots se divide en tres actos. Al estilo Kill Bill, cada uno está dedicado a uno de los miembros de los Beast Boys, antes de dar con Mr. Black Wolf. Cada acto se compone de unos cinco niveles sin contar alguna fase de bonus intermedia, y por supuesto terminan con un jefe final. Esos enfrentamientos más importantes se diferencian en parte de la mecánica general, pues ya no van tanto de combate arcade y se acercan más al plataformeo clásico. De hecho, en contraste con el resto de Bloodroots, los jefes no incrementan el reto a base de lanzarte enemigos más duros sin parar, sino que te ofrecen una oportunidad para herirles en circunstancias concretas, normalmente tras esquivar sus intentos de matarte. La verdad es que nos recuerda a los plataformas de finales de los 2000 y nos ha parecido divertido y original.

Por ejemplo, el primer jefe es Mr. Boar, un magnate ricachón con obesidad mórbida. Resulta que ganó un montón de pasta mientras estaba con los Beast Boys, y parte se la gastó para comprarse una especie de coche-tren volador que aprovecha para intentar acabar contigo una y otra vez. En el nivel del jefe toca esquivar sus ataques sin dejar de correr hacia el enemigo, hasta que alcanzas una fase en la que el vehículo empieza a romperse, abriendo la opción de golpearle. Después de unos tres impactos, ya estará listo para acabar con él.

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Bloodroots también da incentivos a los speedrunners o simplemente a quienes intentan pasarse los niveles a toda velocidad, así como a los que apuestan por la variedad en sus movimientos y por ahorrar vidas. Como My Friend Pedro, viene con un sistema de puntuación y con una tabla de clasificación mundial. De hecho, también alienta a rejugar los niveles para conseguir mejores puntuaciones y desbloquear máscaras que aportan nuevas habilidades positivas y negativas, como el doble salto o los controles invertidos. Se pueden encontrar al dar con misteriosas criaturas escondidas rollo Easter egg o al completar partes específicas de la historia.

Por último, una de las facetas más interesantes de Bloodroots es su apartado audiovisual: su dirección artística y sonora. Es un estilo alucinante, impactante, que captura toda la violencia y el gore sobre el que se construye la historia, pero a la vez consiguiendo un toque curiosamente realista. El acabado de dibujos animados de personajes e ítemes, ante el impresionante telón de los fondos, hace que Bloodroots sea una delicia para la vista, sobre todo durante sus niveles montañosos e invernales. Respecto a la banda sonora, el título construye una ambientación de western que le va que ni pintado, con muchas guitarras y percusión para capturar la esencia de ser el forajido más buscado.

En general, Bloodroots es un juego indie de acción arcade muy recomendable. La historia, su estilo artístico y su apartado sonoro juegan juntas para que su mundo de western implacable cobre vida, pero su mejor baza es ese combate fluido, preciso y con una profundidad digna de explorar. Poder experimentar con la idea de "el mundo es tu arma" eleva el juego más allá del beat 'em up tradicional, hasta brindar una experiencia singular y muy divertida. De hecho, está a la altura de la experiencia indie demencial que prometió aquel tráiler, y se puede sentar al lado de clásicos modernos del género como Hotline Miami o Katana Zero.

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09 Gamereactor España
9 / 10
+
Combate fluido, una historia que engancha, gráficos impactantes y una dinámica de juego estimulante conforman una gran experiencia indie.
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En algunos casos el combate puede resultar demasiado desafiante e incluso frustrante.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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