Análisis de Legend of Dungeon

Abajo, muy abajo, en el piso -26 de la mazmorra de LoD, hay algún tesoro escondido que alguien tiene que encontrar. En el beat 'em up RPG 'roguelike' de Robot Loves Kitty, los jugadores deben adentrarse en las oscuridades más profundas para poder sacar su botín y luchar contra todo tipo de bestias, antes de volver a ascender hasta el lugar donde comienza el juego: la posada que inexplicablemente está situada sobre la entrada a la mazmorra.

Como ejemplifica un concepto tan directo, Legend of Dungeon se conduce con una elegante sencillez. Aunque hay mucho que aprender, y detalles sutiles que absorber por el camino, también es la pura personificación del "coger y jugar". Puedes literalmente llegar y ponerte a jugar, pasártelo bien desde el principio, aunque el éxito más importante sólo llegará para aquellos que aprendan los tejemanejes del juego porque, conforme el jugador va escarbando en la mazmorra, la dificultad va subiendo poco a poco.

Cada partida comienza en la posada mencionada al principio. El personaje del jugador entra por la parte superior de unas escaleras, y antes de que la aventura empiece del todo, está la oportunidad de cambiar el género del muñeco (entrando en los servicios apropiados). También coges la linterna que te ayudará en los rincones más oscuros de la mazmorra ahí abajo, y hay un puñado de manzanas que otorgan salud y que hay que recolectar antes de descender los escalones y embarcarte en el primero de los 26 pisos subterráneos.

Una vez ahí abajo, no pasa mucho antes de toparte con tu primer adversario. Puede ser una serpiente, un esqueleto, un murciélago o un pequeño goblin. De cualquier manera, los enemigos iniciales son bastante fáciles de lidiar, a base de uno o dos golpazos con la espada que empieza cada aventurero. Más allá del equipamiento inicial, lo que descubras y cuándo lo descubras está en manos de los dioses, pues Legend of Dungeon es un juego, siguiendo la moda de los últimos años, completamente aleatorio. Podrías no dar con una espada decente hasta el séptimo piso o el octavo, o quizá encuentras con un martillo alucinante después de la segunda escalera.

No solo el botín o 'loot' es aleatorio, sino que la disposición de cada piso y las criaturas que habitan las diversas salas por atravesar, también cambian con cada partida. Nunca sabes lo que vas a descubrir. A lo mejor una sala está cubierta de fosas de lava y orcos con hachas, otra podría inundarse de oro y tener un par de serpientes de guardianes. Así se mantiene el interés de principio a fin, y el juego garantiza que no te duermas en los laureles.

La inclinación hacia el género RPG es prominente. Hay manzanas y monedas de oro esperando en cajas de madera, mientras que las armas, tocados, pociones y hechizos esperan ser desenterrados si buscas lo suficiente. Cuanto mejor es el botín, más fácil es avanzar (o debería decirse bajar). Existe un enorme rango de ítemes diferentes esperando que los descubras, aunque algunos son mucho más útiles que otros.

Una buena arma significará mucho para subir la probabilidad de sobrevivir de tu personaje. Diferentes opciones requieren diferentes tácticas. La espada estándar tiene un rango medio de ataque y hace poco daño, mientras que un puñal hace menos daño y requiere un estilo de lucha, lógicamente, más íntimo. Un buen martillo también permite a los jugadores despachar a los oponentes desde más lejos, pero los lanzallamas y los hechizos mágicos sí que posibilitan el ataque a distancia. Las diferencias entre algunas armas son sutiles, aunque lo suyo es realizar ligeros ajustes para sacar el máximo partido a la que lleves.

Los accesorios para la cabeza pueden ser planos o encantados, los segundos ofreciendo ventajas e impulsos que pueden ayudar a los jugadores si así lo requieren. Un sombrero podría hacer que el personaje corriera a toda pastilla, u otorgar mayor resistencia en combate. Se puede repasar la colección y elegir el adecuado en el inventario, con poca pero útil información sobre el bonus que aporta cada uno.

Hablando de esto, si Legend of Dungeon tiene una pega es que mucha de la información necesaria para ayudar a sobrevivir no se ofrece al jugador, sino que hay que extraerla de foros y wikis de la Red. Incluso un tutorial que se pudiera apagar cuando ya no hiciera falta habría sido bienvenido. Por ejemplo, los efectos de las diversas pociones también cambian con cada partida. En un descenso una poción de oro podría otorgar más fuerza o subir de nivel, pero en la sigueinte quizá te pone enfermo o débil, o provoca que te tires pedos y por lo tanto alerta a los enemigos cercanos de tu presencia. Las propiedades cambiantes de las pociones son un buen toque que añade profundidad y emoción a cada nueva aventura, pero el hecho de que no nos digan cómo funcionan (y de que sus propiedades cambien, para empezar) podría haberse remediado con una simple ventana pop-up.

Cada uno de los monstruos que te cruzas tiene algo interesante y exige una aproximación distinta. Matarlos y coger los orbes verdes que dejan caer es lo que hay que hacer para subir de nivel e incrementar la cantidad de salud del personaje. Los pequeños goblins se pueden saltar encima, los brujos te arrojan calaveras en llamas desde lejos, los enorme minotauros golpean con sus hachas letales y, como los espectros de ojos rojos, es mejor esquivarlos para que la aventura siga con vida. Es una enorme selección de personajes para luchar o evitar, y cada nuevo piso de la mazmorra puede revelar un nuevo tipo de enemigo.

Algo que no hemos mencionado hasta ahora es el estilo gráfico 'pixel art' del juego, y en resumen es realmente encantador. Queda patente que se ha invertido mucho tiempo y esfuerzo en crear los elementos, y mientras que las mazmorras que acogen las criaturas pueden no ser los lugares más inspirados que hayas visto, todo lo que te encuentras en su interior -los monstruos, las armas, los tocados- tiene su propia personalidad. La banda sonora también es decente, con chillones riffs de guitarra acompañados de agobiantes notas a piano. La música, también aleatorizada, pone el trasfondo, y en el primer plano suena un delicioso surtido de efectos sonoros retro.

Para los jugadores con amigos locales está el modo co-op. Hasta cuatro jugadores pueden vivir juntos la aventura, algo que cambia un poco la dinámica porque los personajes se pueden reanimar después de muertos. Una vez caído, un jugador se transforma en un fantasma y debe aspirar orbes azules que dejan los enemigos derribados por sus colegas en pantalla. Es una experiencia más fácil de llevar, pero igual de divertida o más. Aunque han explicado la omisión de juego online (requeriría mucho trabajo de implementación), resulta frustrante que no exista, pues añadiría otro incentivo para volver al juego con más frecuencia.

Sin este modo en línea, el mayor gancho es la campaña en solitario. Por suerte, cada viaje hacia las profundidades de Legend of Dungeon es un placer. Es duro, no hay duda de eso, y cuanto más desciendes, más fácil es que te encuentres con alguien capaz de eliminarte de un solo golpe, pero la subida de la dificultad inversa a la bajada por la mazmorra -el reto del juego- es también una de las cosas que te mantienen volviendo a jugar una y otra vez. Eso e intentar quedar arriba en el ranking online (la puntuación se reduce a la cantidad de oro recolectada hasta tu muerte) y/o superar tu récord personal.

Entender las mecánicas del juego y desarrollar tácticas para superar las diversas pruebas que te encuentras es esencial para mejorar tus opciones de supervivencia, pero el motivo por el que la información está escondida en wikis sigue siendo un misterio. Una pega menor, porque el juego de Robot Loves Kitty considerado en general tiene personalidad de sobra para compensar cualquier pequeña queja. Si buscas una versión refrescante de un concepto familiar, esta es la mazmorra que debes explorar.