Análisis de Harvest Moon: A New Beginning

Los primeros minutos ya dejan muy claro que Harvest Moon: A New Beginning, por mucho que se titule así, no va a sorprender a nadie. Al menos no a nivel de trama argumental. Comenzamos nuestra nueva vida como un chico o una chica en un pequeño pueblo llamado Echo, un lugar desconocido, para levantar y mejorar la granja que acabamos de heredar. Hasta ahí nada espectacular. Además, empieza bastante despacito, tanto que puede que ni siquiera termines el primer mes y dejes de jugar, pero la ausencia de una historia interesante tiene solo parte de culpa.

El arranque tan lento del juego se debe a que el tutorial se extiende durante todo un mes (in-game, si fuera real no lo habríamos terminado). Así es, 31 días en total. Durante los primeros días aprendes lo básico de la vida en la granja. Ya seas un veterano de la serie o un principiante, es imposible saltarse las tediosas escenas explicativas. El concepto central, sin embargo, se ha mantenido igual desde las primeras entregas.

Nuestra vida de granjero (granjera en mi caso) consiste principalmente en cultivar las cosechas -por ejemplo de frutas, verduras o flores- cuidar animales como las vacas o las ovejas y vender las mercancías para ganarnos la vida. Aunque pasa un tiempo hasta que se convierte en un negocio rentable, también podemos explorar la naturaleza salvaje que rodea el pueblo para recolectar nueces, pescado o panales de abejas para algo de dinerillo extra.

Comparado con la aldea con su población de -agárrate- tres habitantes, el bosquecillo con sus animales e insectos parece bastante alegre. A diferencia de los anteriores juegos portátiles Harvest Moon: The Tale of Two Towns, los pequeños bichejos no se escapan cuando somos demasiado lentos a la hora de cazarlos, sino que se limitan a saltar por ahí hasta que los echamos en la canasta. Por lo tanto, se puede ver que ganar dinero puede ser un negocio fácil si sales ahí fuera.

¿Pero qué vamos a hacer con todos esos ingresos en una aldea con solo tres abueletes que te venden sus pocos artículos? La respuesta es una pequeña sorpresa: invertimos en nuestros gustos personales y en la ampliación de nuestra zona de granja. Desde el momento en el que conocimos esta novedad que ofrece el juego, Harvest Moon: A New Beginning cogió por fin ritmo y velocidad. Porque esta entrega para 3DS va de personalización. Por lo tanto, una de las primeras cosas que hay que hacer es caracterizar a tu personaje. Las opciones no son enormes, pero es un avance respecto a la nada de juegos anteriores. Entre otras características, podemos elegir un bonito corte de pelo y nuestra ropa de trabajo.

Pero la verdadera motivación para seguir jugando reside en otro aspecto: los proyectos. Por primera vez podemos personalizar toda nuestra aldea. Construyendo nuevas casas ampliamos el pueblo y consecuentemente invitamos a nuevos habitantes con nuevas profesiones. Mi primer nuevo edificio, por ejemplo, fue la casa de una distribuidora de periódicos llamada Tina, que decidí colocar en la esquina superior izquierda de la pantalla. De momento, es poco probable que vaya a frecuentar la casa de Tina, así que no la necesito demasiado cerca. Sin embargo, si pretendes conquistar su corazón, quizá prefieras poner su vivienda junto a la entrada de tu granja. Tú decides.

Tampoco estamos limitados a edificar dentro de nuestros límites, sino que podemos reubicar cada construcción existente e incluso las vallas como queramos. Es una forma genial de motivarnos para ganar más dinero, y aporta al tedioso ritmo de trabajo una causa, pues todo esto de hacer del arquitecto del pueblo sale por un ojo. Tras terminar la rutina diaria de regar las plantas o recoger la cosecha, tomamos un desvío al estudio para repasar las posibles formas de hacer que este pueblo avance como queramos.

Como última decisión ingeniosa de los desarrolladores, las diferentes opciones para construir nuevas estructuras están ligadas a nuestra interacción con los habitantes. Haciéndoles regalos y ganando su amistad, suelen recompensarnos con nuevos proyectos. Por ejemplo, según vamos conociendo a Iroha, una chica que entrena para hacerse herrera, podemos ir mejorando nuestras herramientas; una forma muy buena para mantener el interés en la vida de los demás en lugar de vivir una existencia solitaria en una vieja granja en un rincón de la pantalla.

Los gráficos son decentes. A la hierba y el suelo le falta algo más de detalle, pero los animales y las personitas siguen el encantador diseño al que acostumbra la serie, y especialmente en terreno salvaje hay lugares en los que te gustará pasar el rato. La música no es para grabársela en el reproductor, pero al menos es agradable y no te molestará.

Harvest Moon: A New Beginning resulta, en muchos aspectos, familiar. Encontramos muchos personajes conocidos con un diseño que ha cambiado un poco, nos esforzamos para conquistar el corazón de chicos (o chicas) y asistimos a festivales, como en los juegos anteriores. Y aun así, todo tiene algún toque nuevo. Por ejemplo, ganando un festival incrementamos la repercusión de nuestra marca y por lo tanto ganamos más dinero cuando vendemos la mercancía galardonada.

El tedioso -muy aburrido- tutorial al menos ofrece a los principiantes un repaso completo del gameplay básico, aunque lo suyo habría sido dejar a los veteranos saltarlo completamente. Sin embargo, cuando por fin llegamos a la parte en la que experimentamos novedades y la refrescante libertad que aportan a la serie Harvest Moon, es muy divertido ver cómo va creciendo el pueblo con los nuevos vecinos que se mudan. Harvest Moon: A New Beginning al final consigue parecer un nuevo comienzo para la franquicia en algunos aspectos, pues por fin añade una nueva dimensión a una fórmula excesivamente familiar.