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Endling: Extinction is Forever

Análisis de Endling: Extinction is Forever

Una fábula sobre el amor y un canto a la naturaleza que conmueve y remueve conciencias sobre nuestro propósito en el mundo.

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En los 5 primeros minutos jugando a Endling: Extinction is Forever sabes que es uno de esos juegos que, sin ser un portento técnico o un despilfarro de acción con una historia apasionante y profunda, va a tocarte inevitablemente en el fondo del alma. Porque el viaje de Mamá zorro (imposible referirme a ella simplemente como la zorra, o la protagonista) es al mismo tiempo una aventura de supervivencia, un viaje intimista y un grito de socorro de la naturaleza.

Hablaba de los 5 primeros minutos porque es ahí donde nos metemos completamente en la piel de Mamá zorro. Huyendo de las llamas en un incendio en el bosque que habita, vamos aprendiendo algunos de los escasos controles que utilizaremos en la aventura. Lo cierto es que tampoco parece que un animal pueda hacer gala de unas habilidades increíbles, pero aquí se ven potenciadas por el precioso diseño del entorno y la fuerza del momento. Mamá zorro puede saltar, olisquear, correr y trepar árboles. Pero en este momento solo importa una cosa: huir de las llamas. Desesperada ella (y nosotros, cuando vamos viendo cómo los árboles se consumen y los otros animales mueren), consigue llegar a una pequeña cueva, donde tiene por delante un reto aún mayor: dar a luz a sus cachorros.

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Nuestro objetivo en los primeros días es buscar y obtener alimentos con los que mantener con buena salud a los cuatro pequeños mientras evitamos a otros depredadores y, sobre todo, a los extraños humanos que merodean los alrededores. Sólo salimos de noche, al amparo de la oscuridad, y haciendo uso de nuestro olfato podemos encontrar y comer casi de todo: bayas silvestres, comida de la basura, pequeños roedores, peces... todo vale con tal de mantener la barra de salud de nuestros pequeños bien alta. Pero entonces ocurre una desgracia, y es que un carroñero (un ser humano) se lleva de la cueva a uno de nuestros pequeños, y eso desencadena el viaje del resto de la familia en su busca. Será un viaje peligroso, pero en este momento yo como jugador estaba totalmente implicado en reunir de nuevo al cachorro con su familia.

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Las crías son piezas clave no sólo de la historia, si no también de la jugabilidad, y de la propia sensación que va dejando el título. Quizá sea porque, al igual que Mamá zorro, yo también soy padre. Pero el sentimiento constante de que mis cachorros sobrevivan al hambre y a los peligros es lo que me ha empujado a seguir con el juego ciclo tras ciclo. El cachorro desaparecido desencadena un instinto de protección que pocas veces he sentido en el medio. Cada noche salimos en busca de ese rastro de olor que nos lleve a nuevas pistas sobre el camino que recorrió el carroñero con nuestro cachorro, mientras exploramos los alrededores, mantenemos al resto de pequeños y, de paso les enseñamos a sobrevivir.

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Hay un componente 'metroidvania' en Endling, basándose precisamente en el aprendizaje de los cachorros. Hay lugares que por el tamaño de Mamá zorro serán inaccesibles para ella, pero no para los pequeños, que a través de eventos (como una caída accidental y una indicación posterior) aprenderán nuevas habilidades, como excavar, saltar o atravesar vallas o huecos en las paredes. Eso dará acceso a nuevas fuentes de comida y a abrir nuevos caminos, aunque esto último va ligado también al desarrollo de la historia.

Como ya he mencionado, hay un ciclo de día y noche en el que sólo nos aventuramos fuera del refugio al amparo de la oscuridad, y siempre debemos regresar antes de que despunte el sol, hayamos conseguido nuestros objetivos o no. Muchas veces habrá que decidir entre dejar escapar una presa o no seguir un rastro de olor sobre el cachorro perdido porque estamos demasiado lejos de nuestro hogar y debemos regresar a toda prisa (incluso si hay que hacer ruido y atraer más peligros sobre nosotros). Como decía, lo importante es mantener a la familia con vida.

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Llegados a este punto, toca hablar del otro componente de Endling: Extinction is Forever, el mundo en el que vivimos. El mapa (una herramienta imprescindible en este juego, para poder investigar todas las rutas, eventos y fuentes de comida) se divide en distintas zonas, todas ellas alrededor de una fábrica y de algunas construcciones donde viven unos humanos decadentes. Y digo decadentes porque cada encuentro con ellos representa un rasgo de la mezquindad de nuestra especie tratando al mundo. Contaminando el río, despellejando a un pobre conejo, alimentando la fábrica y vertiendo residuos...Salvo alguna excepción en una parte más avanzada del juego, el ser humano siempre será el enemigo principal. El mundo se muere, pero de una forma preciosa, la naturaleza se sigue resistiendo a morir. Los brotes, el cauce del río...incluso algunos peligros como el búho están maravillosamente integrados dentro de un escenario que, si bien nos movemos por el mediante desplazamiento lateral, va rotando y cambiando la orientación para dar una sensación de profundidad en el territorio. La preciosa música, con esas melodías sencillas, cálidas y melancólicas, son también un maravilloso complemento para la historia.

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Sin tener una dificultad especialmente acusada (siempre que no cometas demasiadas imprudencias), puedes mantener en casi todo momento a los cachorros intactos. Pero si cometes errores, o no reaccionas con la suficiente rapidez a los encuentros (aquí han optado por solucionar con eventos de tiempo rápido), cada pérdida pesará como una losa tanto en ti como jugador como en la propia partida, ya que puede que pierdas un cachorro con habilidades que otro no posee, y tengas que buscar otro camino que complique más la aventura. A veces parecerá que no hay forma de avanzar, o que ya no queda comida. Puede ser un poco frustrante enfrentarse a los enemigos y saber que vamos a acabar heridos y a arrastrarnos cojeando a casa, pero al menos habremos sobrevivido para luchar otro día. Y con suerte los pequeños también. También creo que las habilidades de los cachorros deberían aprenderse "en manada", ya que al estar todos presentes, todos observan el aprendizaje y lo podrían interiorizar juntos, pero supongo que lo que en Herobeat Studios buscaban aquí es que valores y quieras a cada cría por su valía individual, y no como piezas de recambio que se pueden sustituir.

Endling ha sido una aventura agotadora a veces, y un poco injusta también (como la vida misma), pero de la misma forma es de una belleza y con una intencionalidad que muchos juegos pretenden alcanzar, y solo unos pocos lo consiguen. A pesar de su corta duración y de poder rejugarlo ahora conociendo el mapa y ciertos acontecimientos, quiero dejarlo reposar. Necesito dejar que cale igual de hondo que lo hicieron Journey o Firewatch antes. Y creo que Endling será uno de esos juegos a los que de vez en cuando querré regresar, como si fuera de la familia.

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09 Gamereactor España
9 / 10
+
Una sensación de implicación con la historia. Un uso muy inteligente de las habilidades. Apartado artístico y sonoro sobresaliente.
-
Un poco confuso en ocasiones. Las habilidades están bastante escondidas y bloquea el avance. Algunas veces se siente injusto.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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