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Switch, la conjura del videojuego tradicional contra los móviles

Por qué Nintendo y las third parties tienen la necesidad y la obligación de entenderse más que nunca.

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La presentación de Nintendo Switch dejó varias decenas de juegos anunciados. Muchos de ellos son de otros estudios y editoras, las llamadas third-parties. Todas las grandes han anunciado al menos un juego para la máquina, pero a pesar de ello la sensación entre el público es que el apoyo prometido el día que se reveló el nombre y se dio aquella larga lista no ha llegado. ¿Han abandonado ya a Nintendo definitivamente? ¿Es que nadie confía en Switch? ¿Volveremos a ver la situación insostenible del final de Wii y casi toda la vida de Wii U?

Al contrario. Aunque el movimiento hay que demostrarlo andando, y eso por ahora no ha ocurrido, la relación de esta máquina con las third parties va a ser mucho más próspera que las anteriores, porque esta vez sí, todas la necesitan. Nintendo Swich es el última esperanza del videojuego tradicional para volver a la era dorada que vivió hace un década, aquella en la que se generaron fortunas millonarias porque el gran público empezó a tomar a esta industria más o menos en serio y a gastar para disfrute propio o para regalo. Y ese camino lo abrió Nintendo, con Wii y con DS.

Pero ya no está. El mercado estadounidense de videojuegos ha cerrado 2016 con otra caída de facturación. Lo que empezó como un bache por culpa de la crisis de 2008 se ha convertido en una realidad, la que dice que todo ese dinero de los años dos mil nunca volverá. Realmente no ha desaparecido, el jugador tradicional sigue comprando y el público ocasional gasta de vez en cuando. Los billetes tan solo han cambiado de destino. Muchos se han ido a las tiendas digitales, se podría decir que esos "siguen en casa". Pero otros se han ido al nuevo enemigo, a los móviles, lejos de los rivales de siempre, esos que siempre se han tenido tan cerca.

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Nintendo lo ha experimentado en sus propias carnes. Mientras su Wii U se desangraba, Pokémon Go lograba recaudar 950 millones de dólares en seis meses. Aunque Monster Strike fue el juego que más recaudó en 2016 según las estimaciones de App Annie recogidas por Games Beat. Pero el dato más interesante es como crece el gasto medio por usuario (ARPU por sus siglas en inglés), que en países como Japón y China ha pasado de 15 a 30 dólares por usuario y de 2,5 a 25 dólares por usuario en tan solo dos años.

La gente se compra un móvil para todo, y gasta en sus juegos. A la vez cada vez se venden menos consolas, algo que queda patente al comparar en bruto las cifras de esta generación con las de la pasada. Tomemos Estados Unidos como ejemplo: en 2016, los ingresos por hardware cayeron un 24% según NPD a pesar del estreno de PS4 Pro y Xbox One S. Aunque los palos se han centrado en Wii U, Microsoft tampoco ha logrado grandes números con tres navidades ya a sus espaldas. Solo PS4 y Nintendo 3DS van a salir bien paradas.

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La esperanza

Hasta tres veces utilizó la palabra esperanza Patrick Söderlund, vicepresidente de Electronic Arts, en el artículo por qué apoyamos Nintendo Switch de lanzamiento, un texto que hasta su mediático compañero Peter Moore movió efusivamente por redes sociales. ¿Será una plataforma de éxito?

"Creo que puede y espero que lo consiga", contesta el de Electronic Arts. No espera que las plataformas móviles dejen de ser líderes en un futuro próximo, "pero creo que el tipo de experiencias de juego que puedes tener en Switch será distinta de las que puedes tener en un móvil". Especialmente, en lo que se refiere a la potencia y al tipo de juegos, "y espero que eso refresque el interés por los juegos portátiles, es mi esperanza".

Si hay una compañía que ha defendido esta propuesta desde el primer día y sin dudar es Ubisoft. Su presidente, Yves Guillemot, ha hablado abiertamente y ante sus accionistas del potencial de esta consola para recuperar al público de siempre.Pero quien realmente lo ha explicado bien ha sido uno de sus líderes en desarrollo, Xavier Poix. La idea ha quedado resumida en una frase: "Confío en que Nintendo pueda crear un puente entre el mundo del móvil y la televisión".

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Que matiza, "entre el deseo de jugar en la televisión pero también la necesidad de jugar en cualquier otro sitio porque no puedes estar siempre enfrente de ella". Poix ha explicado en esta entrevista concedida a Games Industry cómo puede cambiar la forma en la que los jugadores se relacionan con sus propios juegos porque "hace una promesa de mantener al jugador en el mundo que le gusta" en momentos de su vida que antes no podía.

Sin embargo, también se achaca a Ubisoft que al final su presencia en el lanzamiento de Switch es con tres títulos de segunda fila, uno de ellos muy viejo. ¿Es eso un apoyo de verdad? ¿El que una máquina que arrastra el desastre de Wii U y la mala fama de Nintendo necesita?

Para buscar esto hay que mirar a Japón, y concretamente a la más grande. Square Enix ha presentado el catálogo más potente para la consola hasta el momento, incluso capaz de codearse con el de la propia Nintendo. No es casualidad que se trate de una de las compañías que mejor ha rentabilizado las portátiles la que mejor ha visto el potencial híbrido. Junto a ella, unos expertos en sobremesa como Koei Tecmo, que se estrenan con tres juegos también.

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Una tablet gaming

No deja de ser curioso que la respuesta frente al mercado móvil sea una tablet. Eso sí, rediseñada por Nintendo, es decir, por la compañía que todo lo que toca lo convierte en jugabilidad pura. Porque Nintendo Switch no deja de ser una evolución de Nvidia Shield a la que se la han acoplado dos manos con una efectividad impresionante. Para empezar, porque por diseño el resultado es visualmente sensacional, lejos del efecto a juguete de máquinas anteriores. Y, después, porque técnicamente los Joy-Con son de una calidad lejos de lo común. Cuando se lo proponga, Nintendo podrá vender la evolución de los Wiimotes que tanta gente compró, pero por el momento mejor mantenerse alejados de aquella marca que acabó tan agotada.

La potencia tampoco debe ser un problema. Aunque no termine de alcanzar la capacidad de proceso o la resolución de las sobremesa actuales, el salto para el jugador de portátil es tremendo. Uno que provenga de Nintendo 3DS, la portátil de referencia, ha pasado de una pantalla minúscula que corre a 240p a otra de 6,2 pulgadas a 720p con uno 240 píxeles por pulgada. Mientras que el de PS Vita, que viene mejor acostumbrado, también sube desde los 544p con 220 ppp de su máquina anterior. El de móvil puede o no mejorar en visión (hay móviles con pantallas 4K), pero sí en la capacidad de control y en riqueza de contenidos disponibles.

Por tanto, teóricamente lo único que le falta para poder ser el éxito que la industria necesita son precisamente los juegos, el software que haga imprescindible comprar ese hardware. Si de verdad Nintendo Switch es la gran esperanza del videojuego tradicional para volver a ganar terreno al mercado móvil, es decir, para recuperar al cliente que perdió hace una década, entonces esa misma industria debe ser consecuente y partícipe de la conjura. Y aquí eso no significa ni más ni menos que invertir en desarrollos de calidad.

De lanzamiento lo único que hemos comprobado es que todas las grandes quieren estar presentes, dejar ver su marca, pero solo alguna ha apostado de verdad. No es suficiente, no bastará. También debe aprender la propia Nintendo a compartir mejor sus máquinas, ser flexible, abierta y avispada. Porque Switch debe ser la consola de todas las compañías.

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