Un nuevo estudio del Centro PET de Turku (Finlandia) ha desvelado cómo influye la actividad de los neurotransmisores opioides tanto en la anorexia como en la obesidad, revelando sorprendentes diferencias entre ambas. En los pacientes con anorexia nerviosa, el cerebro muestra una elevada actividad opioide, que podría influir en la regulación del apetito y en retos emocionales como la ansiedad y la depresión. Mientras tanto, en los individuos obesos, el mismo sistema muestra una actividad reducida. El estudio también puso de relieve que, a pesar de tener un peso muy inferior al normal, el cerebro de las pacientes anoréxicas sigue utilizando la glucosa a un ritmo normal, lo que demuestra su resistencia para proteger las funciones vitales. El estudio, financiado por la Fundación Sigrid Jusélius y publicado en Molecular Psychiatry, ofrece esperanzas para una mejor comprensión y tratamiento de estos complejos trastornos.
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