Bravely Second: End Layer - impresiones

Al igual que en el mundo real respecto al lanzamiento del primer juego, unos dos años y medio han transcurrido en la historia desde los acontecimientos de Bravely Default. En este tiempo muchas cosas han cambiado, pero las tensiones entre los poderes que dominan el mundo no se apaciguan. Agnès ha llegado a erigirse como la líder de la ortodoxia del cristal y ha encontrado un poderoso aliado en Eternia. Pero justo antes de que todos sus esfuerzos den resultado, el misterioso Emperador Verheer consigue frustrar sus planes y secuestra a la joven con la intención de exprimir su poder.

Sólo el joven caballero Yew sobrevive al ataque masivo, pero termina herido de gravedad. Aun así, decide reunir fuerzas para liberar a Agnès de las garras del enemigo, dando comienzo a una aventura en la que veremos muchos rostros conocidos, pero también algunos fichajes. Entre las caras nuevas está Magnolia, una de las últimas supervivientes provenientes de una nación extranjera. Se encuentra con nosotros de forma bastante inesperada, pero no se separa de nuestro lado desde ese instante. Este personaje tiene un atractivo especial y maldice con un encantador acento francés, que suena genial pero del que no entiendo ni papa.

Bravely Second: End Layer es un juego RPG con combates estratégicos por turnos, que va creciendo con un profundo sistema de habilidades y pone en pantalla una presentación visual muy mona. Ningún personaje tiene un rol predefinido, y mucho menos habilidades o preferencias personales. La interacción concienzuda e ingeniosa entre las ventajas y desventajas de las habilidades de cada clase es la clave del éxito en los conflictos más complicados. El combate va totalmente de dominar las dinámicas especiales circulares del juego para actuar con eficiencia. Este sistema de combate se importa directamente desde el juego original, aportando algunos cambios superficiales en la parte de operación y en la introducción de cadenas de comandos.

Lo que si viene más modificado son las peleas en sí. Ya en Bravely Default estaba la posibilidad de reproducir automáticamente las órdenes en cadena. Esta función se usa principalmente para la automatización de las operaciones de combate en los encuentros aleatorios, de modo que podamos 'farmear' dinero y puntos de experiencia y trabajo. Bravely Second: End Layer también se basa en este marco de trabajo, pero al mismo tiempo mejorando las posibilidades del sistema. Ahora se pueden apilar hasta cuatro de estas cadenas de comandos, para luego desenrollarlas a demanda. Es una útil novedad que ahorrará algo de tiempo y acciones a los jugadores más frecuentes.

Pese ser tan ricos en apariencia (con diseños de Akihido Yoshida), muchos personajes han madurado. Los desarrolladores de Silicon Studio les han añadido algo de profundidad, limando sus características más estereotipadas. Además, aunque el mundo de juego está presentado con gran detalle y de forma desenfadada, en realidad se trata de un lugar lleno de precipicios. Los residentes de Luxendarc sufren el constante azote de la guerra, y un gran desacuerdo significa la constante agitación. Entre nuestros enemigos hay algunos realmente tozudos y despreciables, pero las cosas no son siempre lo que parecen a primera vista. End Layer resulta, por todo esto, un juego más crecido y adulto que su predecesor, planteando en ocasiones una toma de decisiones nada fácil.

Esta segunda entrega también se va a ver ampliada en la parte estratégica, ahondando en sus posibilidades. En concreto, habrá una docena de oficios nuevos y varios talentos inéditos por dominar. Hay un patissier (maestro pastelero) que ataca a los rivales tirándoles pasteles cual fiesta de payasos, y también un gatomante (educador de gatos, como el encantador de perros), una clase que aprende ataques relacionados con criaturas salvajes. La cantidad de especializaciones de trabajos, muchas completamente nuevas, ofrece mucho mayor rango, variedad y expresividad en el sistema de combate. Y por supuesto algunas combinaciones de ataques tan divertidas e increíbles como potentes.

Para llegar a dominar tantas profesiones también se introduce una nueva característica: si derrotas a tus oponentes en la primera ronda de un encuentro se puede empezar otra pelea, y esa será algo más difícil pero con mejores recompensas. Si te atreves y fallas, no obstante, perderás todo lo ganado. Si un combate está apretado, puedes pedir a tus amigos de la vida real que se metan y ataquen o aporten sus habilidades de apoyo, e incluso puedes contar con los extraños que te cruces con StreetPass. Viceversa, con el comando "Enviar Ataque" podemos ayudar a otros jugadores a salir de sus aprietos. Finalmente, el querido minijuego con el que vas construyendo tu propia base personalizada también vuelve en esta entrega. Los encuentros por StreetPass y la conexión online sirve para encontrar a más trabajadores para el pueblo.

El estilo artístico y acabado gráfico de Bravely Second: End Layer es ciertamente bello, pero también hay que decir que no ha cambiado demasiado. Aun así, quien haya disfrutado del original podrá decir que esto no es para nada algo malo. Los fondos pintados a mano propician uno de los efectos 3D más bonitos que hemos visto en la pantalla superior de la 3DS. Incluso la banda sonora hace que este sea un juego para sibaritas de la buena música. La versión previa que he podido jugar me ha dejado con ganas de más, pero también la sensación de que este juego es, en definitiva, más Bravely Default. Una vez más, eso puede ser justo lo que buscas, pero también la única inquietud que me queda tras las primeras (de muchísimas) horas de juego: resulta muy familiar. Y parece que muchos lugares y personajes se han cogido directamente de Default. Por supuesto que habrá nuevas zonas y extraños por conocer, pero en los primeros capítulos todo nos suena bastante. Seguiremos jugando horas y horas hasta el lanzamiento dentro de un mes para ofreceros un análisis de Bravely Second.