Sniper: Ghost Warrior 3 - impresión final

La historia de CI Games es cuanto menos curiosa. Tras desarrollar juegos de una calidad más que cuestionable sobre cocinar sushi y pruebas de inteligencia en consolas como Nintendo DS, encontraron una fórmula con la que ganaron adeptos y beneficios para las arcas del estudio. Con Sniper Ghost Warrior el éxito les pilló por sorpresa y junto a su secuela vendieron más de 5,5 millones de copias. Se trata de una cifra más que impresionante si consideramos su tibia recepción con un 55 de media en Metacritic.

La compañía polaca en muchos casos crea y distribuye sus propios juegos, por lo que cuando entendieron que había potencial con la franquicia dedicada a los francotiradores, continuaron ideando nuevas fórmulas para futuras entregas. Por el camino lanzaron el notable Lords of the Fallen, que si bien ahonda en otro género como es el rol, sirvió para aprender de los aciertos y errores de cara a este Sniper Ghost Warrior 3.

Por primera vez el estudio tiene el presupuesto suficiente como para elaborar un proyecto al nivel de un triple A y explorar conceptos nuevos en la serie como el mundo abierto o las nuevas posibilidades jugables. Tomasz Pruski, diseñador senior de niveles en CI Games, nos presentó una nueva versión del juego que pudimos probar en profundidad. A diferencia de nuestras impresiones anteriores, ahora nos mostraron una nueva misión llamada Slaughterhouse.

Sin embargo, Mining Town es interesante de visitar antes que nada porque sirve de base de operaciones y cuenta con tutoriales útiles para los recién llegados. Será una de las zonas de Georgia que más pateemos sin lugar a dudas. Desde allí podemos fabricar nuevo equipamiento con materiales obtenidos, elegir en qué misión queremos participar o descansar para dejar que pasen las horas, pues aquí la luz es un elemento a tener en cuenta y por tanto hay que elegir con cabeza si afrontar los retos de día o bajo las estrellas.

En este sentido, las misiones consistían en eliminar a un objetivo concreto o piratear una señal enemiga. El mundo abierto permite desplazarse a cualquier punto con un vehículo todoterreno o usar el viaje rápido para ahorrar tiempo y esto plantea situaciones variadas como francotirador, pues puedes utilizar los montículos cercanos o edificios aledaños para preparar estrategias o actuar. Además, durante la realización de la misión a menudo saltan otras opcionales que reportan experiencia o material para utilizar a nuestro favor.

A la hora de buscar un referente o un título con el que establecer similitudes, Tomasz Pruski aludía a Metal Gear Solid V: The Phantom Pain y si atendemos meramente a la función del mapa o la forma de encarar los enfrentamientos es fácil entender sus palabras. En una de las misiones de Mining Town era necesario infiltrarse en un vagón de tren y causar estragos en la estación, para lo que el sigilo era no solo aconsejable, sino imprescindible.

En líneas generales, Sniper: Ghost Warrior 3 premia a quien se mantiene oculto en las sombras y se arma de paciencia. Hay tres ramas de talentos (Francotirador, Fantasma y Guerrero), pero en la práctica todo pasa por tener cierta cautela. Durante las dos horas que estuve probando cada nivel morí más veces de las que me gustaría admitir y todas por enemigos que nada más detectarte te aniquilaban de un par de disparos. Hay formas de evitarlo gracias al uso de un pequeño dron que sobrevuela la zona marcando a los soldados o el uso del C4 con el que podemos acabar con sus antenas, pero la sensación general es de que todo eso lo pruebas en los primeros intentos hasta que al final optas por el método más bruto.

Es un fracaso que en un juego de sigilo acabes hastiado y recurras a la violencia gratuita. Posiblemente es un fallo mío como jugador, pero a menudo el juego no te daba las facilidades que uno podría esperar por el hecho de llevar un rifle pesado al hombro. Supongo que en ese aspecto las nuevas ramas de talento tienen algo que decir, pues al completar cada misión una pantalla analiza tus acciones y mejoras en una de las tres clases. Si no actuase como Rambo posiblemente habría aumentado mis habilidades de Fantasma.

En Sniper: Ghost Warrior 3 encarnamos a Jon, un francotirador americano destinado al norte de Georgia con una misión oficial entre manos, pero también una personal, la de encontrar a su hermano. Lo visto hasta ahora de Georgia es lo suficiente variado como para ver localizaciones desérticas, bosques frondosos o pequeñas aldeas, a pesar de que no hemos recorrido ni por asomo todo su amplio territorio.

Tras curtirme con los pequeños encargos de Mining Town me atreví a probar Slaughterhouse, la nueva misión de la que su diseñador de niveles nos hizo una presentación con la destreza de quien ha estado durante horas trabajando en cada palmo del juego antes de pasar por mis manos. De ambientación nevada, me gustó comprobar que los objetivos eran tan variados como dispersos. Los seguidores de la serie agradecerán la nueva forma de marcar a los enemigos que recuerda a juegos como Far Cry y la verticalidad de las construcciones, esencial para evitar ser detectados.

La demostración funcionaba en PC y aunque aún no era una versión definitiva y presentaba problemas de optimización, el resultado técnico está a la altura de lo esperado. Se mueve con fluidez y la inteligencia artificial de los enemigos no se limita a adoptar patrones prefijados. Junto a esto, los mapas se benefician de un clima dinámico y ciclo día y noche que tiene un impacto evidente en nuestras decisiones.

Todo apunta a que Sniper: Ghost Warrior 3 dará un paso adelante en la serie y las novedades son lo suficientemente interesantes como para ver el potencial que tendrá en las partidas. Queremos ver más a fondo las posibilidades de cada clase y si la dificultad no será un incoveniente de cara a que los jugadores opten por la opción más cómoda y no por la más inteligente. Aun con todo, si CI Games cuida la trama y pule el apartado jugable con el feedback de los jugadores, estaríamos ante la mejor entrega de la franquicia. El 27 de enero de 2017 comprobaremos si está a la altura de las expectativas.