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Assassin's Creed IV: Black Flag

Assassin's Creed IV: Black Flag - impresiones E3

Batallas épicas en alta mar, parkour, duelos de sables, un enorme mundo abierto... sólo podía ser Assassin's Creed IV: Black Flag. Vemos la versión de PS4.

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Nuestra sesión de impresiones con la última 'build' de Black Flag consistió en la nueva demo de cuarto de hora que está disponible en la feria, más unas cuantas secciones que inciden en la navegación y en la exploración de la ciudad, éstas como parte de un evento pre-E3 especial a menos de 24 horas de las conferencias en LA.

Los desarrolladores tenían un montón de cosas que querían enseñar, pero lo que más impresionó fue la fluidez y continuidad del mundo de juego. Una promesa que realizaron al descubrir el juego a primeros de año, pero que sinceramente no creíamos que fueran a cumplir.

Assassin's Creed IV: Black Flag

El caso es que presenciamos una secuencia de persecución en la que Edward Kenway primero da caza a su objetivo a través de una aldea de pescadores, antes de que la persecución pase a 'modo barco' cuando la presa decide llegar hasta los muelles y seguir huyendo por alta mar. Kenway no pierde el paso, salta a bordo del Jackdaw y leva anclas para iniciar la persecución marítima. Una batalla naval sucede a continuación, cuyo resultado es la destrucción de la vela del barco que huía, y la reunión de la tripulación del Jackdaw en torno a su capitán para abordar el navío dañado. Con el objetivo asesinado, hay que decidir si conviene asimilar su tripulación para que sustituyan a los caídos de Edward, o si es mejor absorber la nueva nave en la creciente flota de Kenway.

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Todo esto ocurrió sin el mínimo rastro de una pantalla de carga. Los desarrolladores sacaban y escondían continuamente el mapa para demostrar la escala de este mundo y por tanto cuántas cosas está manejando el juego a la vez. Es vasto. Tres ciudades principales, y entre ellas grandes océanos poblados por flotas, y multitudes de islas y tesoros por descubrir. Es Far Cry 3 con piratas. ¿Coger el elemento más fuerte de Assassin's Creed III y anclar todo el gancho del juego y de la historia a su alrededor? Sonaba bien en la teoría. Pinta genial en la práctica.

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La versión de PS4 luce estupenda. Pero si bien una excursión a La Habana presenta una ciudad desbordante que evoca la memoria de la Italia de ACII, visualmente no se separa tanto como cabría esperar de las ciudades portuarias de ACIII. Imagina una adaptación de la serie a un ordenador de gama alta.

La verdadera muestra de la potencia adicional bajo la carcasa de la nueva consola no llega con unas calles de la ciudad abarrotadas, sino del follaje. Un arbusto con el que se cubre Edward para evitar que le pillen mientras se infiltra en un templo azteca mueve cada una de sus ramas, y las hojas titilan imitando casi a la perfección la vida real. Como si alguien hubiera colado casualmente una demostración técnica en medio de Assassin's Creed. Del mismo modo, un fuerte que vuela por los aires tras un bombardeo desde los cañones del Jackdaw más adelante en la demo, se hace jirones con montañas de escombros y torres de humo con un aspecto mucho más detallado y realista que antaño. Las turbulentas olas del mar se ven, ehm, reales. Impactante resulta una tempestad que se ven obligados a atravesar los desarrolladores. El mundo natural, no el fabricado por el hombre, es donde parece que el equipo pretende marcar la diferencia entre la capacidad actual y la 'next-gen'.

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Llevar un paso más allá los límites visuales es un aspecto clave para la nueva generación de juegos, pero no el único. La conectividad -y esto lo repiten cada vez más diseñadores y estudios- es otro igual de importante. Hoy conocimos dos ejemplos; una 'companion App' (aplicación asociada al videojuego) y la posibilidad de compartir contenido in-game. La primera te permitirá echar un vistazo a través de una versión tablet del mapa del mundo, dejándote señalizar caminos que aparecerán automáticamente en la versión de la pantalla grande. Parece una novedad superflua teniendo en cuenta todo lo demás, pero la promesa de juguetear con el sistema de economía construido alrededor de tu flota en expansión podría darle mucha más relevancia (y razón suficiente como para jugar con la App y 'grindar' unos cuantos extras en lugar de ver un capítulo de una serie de camino a casa en el transporte público).

¿Lo segundo? Algo más controvertido. Las zonas y los eventos descubiertos dentro del juego por tu cuenta se compartirán con los amigos en sus juegos. En la demo, las ballenas que atraviesan la superficie del océano quedan marcadas permanentemente sobre el mapa, y un indicador en pantalla te indicará que esa información está siendo compartida, con el descubrimiento 'subido' a los mapas de tus colegas. Es algo que estropea el misterio del mundo, y considerando que la exploración y el descubrimiento son parte crucial del juego, esperamos y deseamos que exista una opción para apagar esta función para los que prefieran piratear en solitario.

El mundo está completamente desbloqueado desde el principio, así que eres libre de navegar hacia cualquier rincón del globo. Sin embargo, los fuertes posicionados de forma estratégica tendrán que ser derribados para liberar el paso por las áreas que protegen. La demo extendida mostraba al Jackdaw derribando una de estas fortalezas súper-armadas, una escena que termina con Kenaway y su tripulación saltando del navío y escalando las ruinas para limpiar los supervivientes. Una vez más, nada de cargas.

Assassin's Creed IV: Black Flag

La libertad de exploración es refrescante, y el sueño sin realizar de ACIII parece hacerse realidad en condiciones aquí; los pasatiempos y las misiones secundarias -todo lo que se salga de la fórmula- convierten a ACIV en un inmersivo juego de mundo abierto en el que te puedes olvidar de la vieja guerra entre templarios y assassins... y simplemente pasártelo en grande.

Vimos galeones batiéndose en duelo en el horizonte. Delfines que saltan por encima nuestro mientras nadamos desde pequeños bancos de arena (que contienen cadáveres repletos de ron y de un jugoso botín) hasta el barco. Nos colamos silenciosamente por una isla montañosa, asesinamos en sigilo a soldados españoles, rescatamos marineros apresados y encontramos tesoros enterrados. Los desarrolladores usaron llaves para estrangular, alfanjes a dos manos. Probaron el nuevo apuntado libre para las pistolas. También un arma nueva (el tubo de dardos) con el que escupir un veneno de frenesí al interior del cuello de un enemigo, volviéndole loco durante un tiempo y obligando a sus colegas a lidiar con sus ataques mientras Kenway se cuela sin que le vean. Si bien el combate es tan fluido como en ACIII, los enemigos serán más duros en esta ocasión, nos dicen. Habrá salomas por descubrir y desbloquear, para que tu tripulación las tararee cuando estén currando en el barco. Las Assassin Quests se aceptan y completan cuando te apetezca, pues conectan con la otra multitud de misiones y entretenimientos que forman la aventura completa de Black Flag.

Una gran aventura. Que encerrada en todo esto se esconda la experiencia AC más tradicional, con la exploración libre, el combate y el sigilo aparentemente tomados directamente de ACIII, podría ser el elemento más pobre de este nuevo mundo. Pero en Black Flag, podría ser una pieza lo suficientemente pequeña dentro de un todo mucho más grande y diverso que no tendría que estropear una vida muy prometedora de marinero.

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