Bayonetta 2 - impresiones E3

A Bayonetta 2 le ocurrirá como a la primera parte: o lo amas, o lo odias. No existe un término medio para acercarte a este título, que es imposible que deje indiferente a nadie. Por un lado, está el tono general del juego, que no se toma en serio a sí mismo. Toda oleada de críticas que podáis oír respecto a la historia, a la protagonista o a las cinemáticas que hay desperdigadas por ahí son inútiles, porque se chocarán contra el muro de socarronería que este título levanta. Todos esos defectos (si es que los podemos llamar así) están puestos ahí a propósito. Si vemos una excentricidad es que ha sido puesta ahí con toda la intención del mundo.

Platinum Games sabe que sacar a una mujer voluptuosa haciendo poses forzosas frente a la pantalla, con mucha cámara lenta y quedándose desnuda con cada ataque especial es un poco horterilla y exagerado, pero no solamente lo hace, si no que se recrea y se lo restriega al jugador en todos los morros. Si se lo tomara en serio puede que no funcionara, pero casi esperas que con cada escena Bayonetta rompa a reír por lo exagerada de la situación. El humor está ahí, enterrado bajo las curvas de la bruja con las piernas más largas de la industria. Lo dicho: lo odias o lo amas.

Pero Bayonetta 2 es mucho más que eso. Es coger el Wii U GamePad y que parezca que los dedos tienen memoria. El control es idéntico al de la primera parte y eso en un título tan técnico y rápido es fundamental. El jugador veterano no tendrá ningún problema para adaptarse y desde el primer momento estará en disposición de afrontar el título con sus facultades intactas. Combos, saltos y esquives fluirán solos, únicamente hace falta volver a pillarle el timing al tiempo brujo y acostumbrarse al ritmo, aún más frenético que el de la primera parte.

Porque si hay un calificativo que se impone a los demás a la hora de definir lo que hemos podido jugar de Bayonetta 2 es rápido, frenético: hiperlumínico. En el E3 se pudo disfrutar de una demostración que duraba apenas 10 minutos, pero en la que estaba condensado todo el juego de una forma magistral. Había cinemáticas, había descaro, un poquito de historia y mucho, mucho juego desenfrenado.

El descanso le ha sentado bien a Bayonetta. El cambio en su aspecto físico es intencionado: han pasado unos cuántos años y las cosas no pueden seguir tal cuál. Se ha cortado el pelo y cambiado el atuendo, lo suficiente para apreciar el cambio. Nuevo golpes, nuevos poderes y más fluidez (aún si cabe) en el sistema de combate. Bayonetta 2 es oleada tras oleada de estímulos, un no parar que te deja exhausto tras un rato de juego. Las partes de juego se ven interrumpidas por pequeñas escenas de vídeo que no hacen sino aumentar el nivel de exageración e intensidad a nuevos niveles. Sólo así se explica comenzar luchando en la espalda de un caza de combate y terminar pegándose con un pseudodragón enroscado en un edificio en un combate aéreo.

Entremedias, todo un estadio de pasos, como que Jane (la compañera bruja de Bayonetta) aparezca a lomos de otro caza para limpiar un poco el paisaje de enemigos, luchar un poco a dobles con ella (en una escena que recuerda horrores a la escena de encima de reloj de la primera parte) y asistir a la aparición de mostrencos cada vez más grandes que se comen los unos a los otros para acabar con el gran final del combate aéreo contra un bicharraco absolutamente gigantesco al que derrotas con uno de los espectaculares fatalities del juego, usando el pelo para invocar a otro ser oscuro, aún más grande, que lo devora.

Como hemos dicho, el ritmo es creciente. Empieza con unos pocos enemigos y poco a poco van saliendo más, más duros y el jugador novato descubre pronto que Bayonetta 2 es un juego dinámico, en el que no te puedes quedar quieto en un mismo sitio y en el que hay que tener el dedo del gatillo (el de esquivar) siempre a punto. Todo luce de una forma sensacional, pero especialmente hay que hacer hincapié en la fluidez de imagen. Después de unos segundos te preguntas por qué la industria no intenta hacer de los 60 fps una prioridad, sobre todo para este tipo de juegos, en los que la suavidad y la rapidez son ejes de la jugabilidad. Wii U consigue superar ampliamente lo que se vio en el primer juego, con más enemigos, más grandes, escenarios más impresionantes y sin que haya un solo tirón, sino todo lo contrario. Sensación absoluta de control sobre lo que ocurre en la pantalla y una presentación y desarrollo óptimos.

Pero también hay espacio para las rarezas y novedades jugables. No deja de ser un título exclusivo de Wii U, por lo que habrá ciertos añadidos para con la pantalla táctil. Existe de hecho una forma de jugar a Bayonetta 2 en la que el control es entero con la pantalla táctil. Con golpecitos del stylus se ataca a los enemigos y arrastrándolo nos movemos y esquivamos. Los ataques especiales se hacen pulsando a botones que aparecen en la pantalla en el momento adecuado y todos los cambios de armas y los usos de los objetos se hacen tocando. Hay que destacar que, a priori, se trata de un control accesorio y que su dificultad será, por defecto, más baja, sin la perfección y sincronía que requiere Bayonetta. Es más bien un modo de juego accesorio.

Pese a ser un demostración, nos quedamos enormemente sorprendidos. El título tenía un acabado estupendo y todo lo que hacía grande a Bayonetta no es que permanezca, sino que se ha extendido. Quedan pendientes ciertos aspectos, como cómo funcionará en entornos algo más abiertos y el funcionamiento del rumoreado modo a dobles, pero sin duda Bayonetta 2 será uno de los grandes de Wii U.