Análisis de Blacksad: Under the Skin

Tras muchos intentos conseguimos empezar a jugar a Blacksad: Under the Skin. Los cuelgues eran continuos al iniciar la partida, la pantalla se quedaba más negra que el pelaje del protagonista y estuvimos a punto de abandonar el análisis cuando nos topamos con un error técnico en medio de un diálogo. El juego está tan roto que parece una beta. Y mira que comenzamos con toda la ilusión del mundo ya que los cómics son muy buenos, pero no tardamos mucho en toparnos con la realidad. Decidimos tomarnos un descanso de un día y menos mal que decidimos volver a terminarlo del todo, porque detrás de todos los problemas técnicos se halla una aventura excepcional y una trama cautivadora, los dos motivos que mantienen a Blacksad: Under the Skin a flote a pesar de todo.

Si nunca has oído hablar de Blacksad antes, podríamos definirlo como una serie de cómics Hardboiled -un subgénero de ficción policíaca- en la que los personajes son animales antropomorfos. El protagonista es John Blacksad, un gato negro de nariz blanca que trabaja como detective privado. Representa al típico detective de este tipo de novelas; no se lleva bien con sus compañeros, su pasado le atormenta y su pasatiempo preferido es ver el fondo de las cajetillas de cigarros y de las botellas de whiskey. Disney popularizó la idea de animales antropomorfos, pero Blacksad lleva el concepto un paso más allá, puesto que los personajes están sumidos en un mundo donde se cometen crímenes de toda índole, y ahora podremos experimentarlo desde dentro con la adaptación de los cómics a un videojuego.

Blacksad: Under the Skin no se basa en ninguno, ofrece una historia propia. Todo comienza con el hallazgo de un cuerpo; El dueño de un club de boxeo ha aparecido muerto una mañana. Supuestamente se ahorcó, pero su hija ha decidido contratar a Blacksad para que esclarezca lo sucedido, quien no tarda mucho en ver que ahí hay gato encerrado, desvelando un entramado de criminales que mancha a muchos, incluida la alta sociedad de Nueva York.

La historia está muy bien redactada y cuenta con todos los elementos que se podrían esperar de una novela criminal, como giros en los acontecimientos y unos personajes rodeados de intriga. Si lo comparamos con los cómics podemos afirmar que aquí encontraremos una historia igual de cuidada. Nos toparemos con un montón de situaciones en las que no habrá nada claro, por lo que tendremos siempre la incertidumbre de si estamos haciendo las cosas bien o mal. A lo largo de la partida tendremos la sensación de que nuestras decisiones tendrán consecuencias determinadas. Esto lo podremos ver nada más empezar, ya que tendremos que decidir si aceptamos un soborno para no mostrar las fotos que muestran la infidelidad de la mujer de un rinoceronte muy cabreado. Las consecuencias de esta decisión nos afectarán cuando avancemos, un ejemplo de lo que Péndulo quería conseguir con Blacksad: Under the Skin.

Este sistema basado en las consecuencias le viene como un guante al juego, pero cuando llegamos al final nos encontraremos con multitud de cuestiones sin resolver. Quizás estemos pidiendo de más, pero si nos obligan a tomar medidas a lo largo de la historia, qué menos que recibir una explicación o una conclusión a estos temas. Porque si queda todo abierto, al final el caso carecerá de importancia. Y no debería ser así, ya que la historia es muy buena.

Los personajes son uno de los motivos que hacen buena esta trama, pero el apartado visual no llega al mismo nivel que encontramos en los cómics porque no nos transmiten nada. Blacksad sí que cuenta con un buen diseño, una cara expresiva y un actor de voz que lo interpreta de manera magistral. Está claro que el estudio madrileño ha empleado la mayoría de su tiempo en la creación del protagonista, pero por otro lado parece que el resto del reparto no ha contado con el mismo mimo. Todos tienen una acusada falta de expresividad, por decir algo. Quizás pensaron que darles el mismo tratamiento a todos los animales sería muy costoso, pero puede que no hacerlo salga más caro a la larga.

Hay quienes adorarán Blacksad por el hecho de que todos sus personajes sean animales, y otros lo odiarán por el mismo motivo. Que sean animales hace más difícil empatizar con ellos, y si encima tenemos en cuenta que la raza supone un sesgo muy importante en este universo, pues terminamos por confundirnos aún más. Veremos cómo se refieren a algunos como blancos o negros, pero la distinción entre ellos es difícil de hallar cuando cada uno es de una especie distinta. Hay una buena dosis de crítica social oculta muy afinada, aunque de vez en cuando se pasa de la raya.

Si tuviésemos que comparar Blacksad: Under the Skin a otro juego podríamos decir que se asemeja a los de Telltale mezclados con L.A. Noire o Sherlock Holmes. Tendremos que investigar las pistas presentes en lugares específicos y tomar las decisiones oportunas para el caso según lo que hayamos podido deducir. Lo que encontremos podrá influenciar las opciones que tendremos disponibles cuando hablemos con otros personajes, algo muy importante puesto que las secuencias de los diálogos son la base del juego. La trama evolucionará según las decisiones que tomemos en ellas, y habrá que escoger rápido, puesto que el tiempo es limitado. Todo esto sin olvidar que cualquier cosa que digamos afectará al rumbo de la conversación. No obstante, a veces hay secciones predeterminadas y, aunque nos haga creer que estamos decidiendo el rumbo, poco importará lo que escojamos ya que el resultado será siempre el mismo. Cuando tomamos decisiones que tienen consecuencias nos invade una sensación de satisfacción, pero a veces veremos que nuestras elecciones no nos dan respuesta a nada, algo que resulta muy frustrante.

Pero no hay nada más frustrante que los errores y problemas técnicos que inundan este título. Nosotros solemos ser bastante permisivos en este tipo de juegos si la historia es buena, pero nos hemos topado con tantos fallos en Blacksad: Under the Skin que tenemos hasta que listarlos: algunas secuencias de diálogo se bloquean, las texturas no cargan de vez en cuando, el juego se congela y se cierra frecuentemente, y otros tantos problemas. A veces las secuencias de diálogo se «calan» cual coche que arranca a las seis de la mañana en enero, con lo que teníamos que apagar y comernos los 30 minutos de diálogo otra vez. Lo jugamos en una PS4 normal, y quizás vaya mejor en PS4 Pro, Xbox One X o PC, pero no podemos evitar sentirnos un poco estafados, ya que está claro que el juego aún no está acabado. No sabemos si es responsabilidad de Péndulo o de Microîds, pero está claro que para sacar esto es mejor esperar. Resulta aún más chocante el contraste entre la trama -maravillosa a más no poder y con signos de que han sabido trasladar el espíritu de los cómics- y los errores flagrantes que aparecen constantemente.

A pesar de todos los problemas, Blacksad: Under the Skin nos ha gustado. La historia es sorprendentemente buena y toca todos los puntos necesarios sin caer en los clichés. Blacksad es un detective privado que navega constantemente por su moral gris e indecisa. Quizás sea un buenazo, pero ¿qué más da eso si vive en un mundo donde todo el mundo esconde algo? ¿Está mal que intente desvelar sus secretos, o hace bien al tratar de descubrir lo que ocultan? Nos ha encantado tanto la atmósfera del título como el hecho de la mayoría de nuestras decisiones sean importantes para la trama, aunque haya algunas que terminen en un callejón sin salida. La dinámica tampoco es nada del otro mundo, pero tampoco ha de serlo. Nos gustaría recomendar el juego, pero ahora mismo nos resulta imposible puesto que está plagado de problemas. Esperamos que se den prisa en parchearlo todo porque ahora mismo es injugable. Si eres un fan de Blacksad quizás estos problemas no sean un impedimento para disfrutar esta aventura, pero si no quieres que te den gato por liebre, mejor esperar a que lo arreglen o lo rebajen.