Microsoft se encuentra en una encrucijada en el negocio del hardware de videojuegos. Xbox One y Xbox One S apenas han logrado plantar cara a PS4 en esta generación y la llegada de Nintedo Switch ha relegado a esta máquina a la última posición del mercado de sobremesa. Sin embargo, en pocos meses llega Xbox One X con la etiqueta de consola más potente de la historia.
Tendrá que revertir las cifras que la compañía está presentando. Los ingresos por ventas de hardware Xbox cayeron en el último trimestre fiscal un 29% en comparación a los del año anterior. Bajaron porque se venden menos máquinas y porque el precio de venta se ha reducido.
Sin embargo, la división Xbox no ha sufrido ese descenso e incluso se ha permitido una mínima subida, del 3% hasta los 44 millones de dólares. La razón es que los ingresos de software y licencias sí van bien (+11%), gracias especialmente a las transacciones de Xbox Live. De hecho, el número de usuarios activos ha marcado su récord al llegar a los 53 millones.
La tabla de resultados financieros del cuarto trimestre fiscal deja a Microsoft un beneficio de 6.500 millones de dólares tras un incremento del 13% en sus vnetas hasta los 23.300 millones de dólares.