Netflix, a pesar de sus defectos como un gigante de la producción, parece haber averiguado cómo meterse en el sector de los videojuegos. Todavía no ha descubierto del todo cómo ofrecer videojuegos de verdad de forma convincente, pero sus esfuerzos para crear adaptaciones de series de videojuegos y franquicias no se pueden comparar con ninguna otra plataforma. Arcane, Castlevania, Cyberpunk: Edgerunners, entre otras, son solo algunos de los proyectos que nos han impresionado a lo largo de los años. Este año, antes del estreno de Scott Pilgrim da el salto, que será sin duda fantástica, Netflix ha estrenado una serie que pocos se esperaban que fuera buena, pero que realmente lo es.
Aunque Captain Laserhawk: A Blood Dragon Remix podría describirse perfectamente como una alucinación para adultos de la IP de Ubisoft, cuando descubres lo que hay detrás, sale a relucir un proyecto muy bien escrito, con una animación estupenda y creativa, que da en el clavo al conectar con la base de fans de los juegos. Ofrece ciertos guiños a la industria, con unas técnicas de animación que recuerdan a los juegos retro de píxeles, FMV de baja resolución, realidad virtual y mucho más. Consigue unir todo esto en una historia que combina sin esfuerzo con el tesoro de las series de Ubisoft de una forma que muchos editores percibirían como una blasfemia.
Rayman es un villano, una maquinaria de propaganda alimentada por las drogas. Sam Fisher es un veterano de guerra discapacitado, la Orden de los Asesinos la representa una rana que además es francesa (sin duda un guiño a las raíces europeas de Ubisoft). Madre de dios, es que hasta los Rabbids son grandes amenazas interdimensionales. Adi Shankar, el creador, ha aprovechado su experiencia de haber convertido Castlevania en un clásico de Netflix y ha empleado su talento en la biblioteca de series todavía por explotar de Ubisoft, dando resultado a una creación que a simple vista parece antinatural, pero que en realidad es sólida, convincente, y está muy bien montada.
Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon requiere un poco de perspicacia para disfrutarla al máximo. No es una serie para todos los públicos, sino que es una serie para los fans de los videojuegos. Ofrece seis episodios que duran entre 20 y 30 minutos cada uno, no malgasta el tiempo con el desarrollo de los personajes más allá del de algunos del reparto principal, por lo que si no sabes nada con anterioridad de Sam Fisher ni del agente que es, su lugar en la serie te parecerá un poco forzado. Al igual que los Rabbids y otros personajes de franquicias más conocidas, como Beyond Good and Evil, e incluso Watch Dogs. Esta última es un buen ejemplo, ya que tanto DedSec como el personaje de Wrench aparecen en la serie, pero no se explican en profundidad, lo que significa que tienes que saber sobre la serie de videojuegos de Watch Dogs para entender su arco.
Sin embargo, a pesar de tener este exigente requisito de entrada para entender la series, con que tengas un conocimiento básico de los trabajos de Ubisoft, Capitán Laserhawk: Un remix de Blood Dragon destaca como una de las mejores adaptaciones de videojuegos en Netflix. Es graciosísima, llena de acción, repleta de técnicas de animación creativas, y con una historia, narrativa y actuaciones que son de la mejor calidad. Sigo sin entender cómo Shankar lo ha conseguido, pero esta serie funciona, y funciona muy bien.