No somos nuevos en esto de Code Vein, el juego de acción que está creando el nuevo equipo formado por Bandai Namco a propósito que nos sumerge en un mundo oscuro y manchado de sangre, infestado de vampiros. En cierto modo, es su respuesta a la pérdida de la franquicia Dark Souls, y de hecho su nombre en clave era 'Prepare to Dine'. Tras aquellas primeras impresiones, hemos tenido la ocasión de jugarlo en profundidad en un evento paralelo a la Jump Festa.
Lo primero que nos quiso aclarar su productor, Keita Iizuka, es que esta demo no era parte del juego final. Aunque queramos separar este producto de los títulos de From Software, quien esté familiarizado con el trabajo de Hidetaka Miyazaki se va a sentir como en casa. Aunque no tan cómodo como de costumbre porque hay ciertos giros que son muy particulares. Empezando por el control, porque los ataques no están en los gatillos sino en los botones centrales, y tampoco esperéis ver hogueras para guardar el progreso. A pesar de todo, su diseño va en la dirección de gustar a los amantes de Dark Souls.
Todo empezó en una zona muy oscura, sin mucho contexto ni explicación de lo que estaba pasando. Planteado así, no quedaba otra que avanzar matando a todo lo que se interpusiese en el camino hasta morir y volver a empezar, así que no hemos sacado casi ninguna conclusión del 'lore' de estas partidas. Pero sí era suficiente para ver cómo es su mundo, un escenario que mezcla de forma inteligente y con bastante originalidad dos estilos, la fantasía y el trauma post-apocalíptico. Hay mezcolanza, no choque entre ambos, y el uso y abuso de los tonos oscuros impide que te sientas como viajando de uno a otro.
Aquella primera cueva era lóbrega, pero no tardamos mucho en llegar a un edificio derruido a medida que el contador de muertes iba subiendo. Poco después se abrió paso el mundo exterior, y al final del todo, una metrópolis en ruinas. Aunque allí sí brillara el sol, seguía siendo capaz de transmitir tensión y un poco de terror, sobre todo porque sabes que las únicas criaturas vivientes son esas que te quieren como menú del día. Hasta la ropa es o negra o roja.
El diseño de niveles es uno de esos aspectos que te transporta a Dark Souls. Iizuka explicó que habrá varias mazmorras que ir superando en un orden lineal, pero con muchos caminos y atajos en cada una de ellas para ir construyendo el camino al gusto. Como se puede esperar por sus influencias, Code Vein es un juego que te castiga el más mínimo descuido, ya sean las amenazas vivas o las trampas del escenario. Como ese momento en el que se nos iluminó la cara al ver un cofre solo para acabar descubriendo al darnos la vuelta que las malvadas criaturas estaban acechando en el techo a que nos posicionáramos para rodearnos. Es un juego de ensayo y error, de aprender por las malas y de ir un poco más allá con cada intento.
Parte de esta destrucción constante es culpa de su sistema de combate, un poco más complejo que en otros RPG de acción táctica. De hecho, hay momentos en los que desespera un poco ver que se va todo al traste porque tarda demasiado en rodar o en levantarse de un golpe frente a una horda que es rápida y mortal. Es la diferencia entre vivir y morir, entre seguir y volver a empezar una zona. Nos vamos con la impresión de que deben afinar estos parámetros, porque aunque no es gran cosa sí lo notamos unas cuantas veces.
Al menos todas esas batallas se libran con una compañera de armas, controlada en todo momento por la IA del juego, que suelta pólvora con su rifle para facilitar la tarea. Al principio murió a las primeras de cambio y nos quedamos con caras de bobos al pensar para qué habían puesto algo así, pero después nos dimos cuenta de que hay que saber usarla. Si huyes y la dejas sola ante los monstruos no va a durar ni un segundo, y aunque puede parecer una buena táctica usarla como cebo, en realidad hay que buscar un uso más equilibrado. Puede ser ese aggro, pero es mucho más efectiva como tiradora desde una posición retirada mientras tú intentas que los golpes del rival queden en nada. De hecho, hasta te puede resucitar usando su propia barra de vida si caes en combate y ella no. Estamos hartos de ver compañeros controlados por la máquina que estorban, o no hacen nada o se pasan. Pero en Code Vein puede que estemos ante una de las mejores propuestas a este respecto.
Nos hemos quedado con las ganas de jugar un poco más, porque hace falta tiempo para ponerse al día con esa lista de controles casi intimidatoria. En realidad, nos pasamos gran parte del tiempo probando y asimilando las funciones más básicas de combate directo y de magia. Como os contamos en el TGS, hay que prestar atención tanto a las armas escogidas como a las capacidades especiales. Optamos por combinar una espada corta, bien equilibrada en velocidad y daño, con una bayoneta con la que hacer daño lejano cuando fuera posible. Por cierto, hay armas horrorosamente grandes, como espadas y martillos gigantes, que algún amante del combate lento se atreverá a usar.
Como suele ser en este tipo de juegos, por el camino nos fuimos cruzando con soldados simples relativamente fáciles de matar -aunque cualquiera te puede hacer una faena- y con jefes más elevados y distintos. En concreto, con el de final de zona, una criatura humanoide que en algún momento tuvo que ser un caballero y aún conserva su lanza. Aquel combate nos recordó mucho a Bloodborne porque exigía estar siempre alerta y en movimiento, un ritmo muy elevado. Si te quedas muy lejos acude a sus devastadores golpes de velocidad y teletransporte, así que la solución fue quedarse cerca y esquivar mientras nuestra compañero iba rebajando su vida y le entretenía cuando hacía falta curarse. Al final cayó, toda una proeza teniendo en cuenta que era el primer contacto con el juego.
A estas alturas del texto estaréis cansados de que lo asociemos todo a From Software, pero es algo positivo. Es inevitable pensar en Dark Souls y en Bloodborne cuando te metes en el mundo diseñado por el estudio Project Vein, pero a medida que lo asimilas empiezas a comprender cuáles son sus puntos y propuestas diferenciadores. El aspecto es único, la temática funciona, el sistema de combate es más complejo y, lo más importante de Code Vein, es divertido y engancha.