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Crimson Dragon

Crimson Dragon

Como sucesor espiritual de la legendaria serie Panzer Dragoon arrancada en SEGA Saturn, Crimson Dragon tiene unas cuantas bazas inspiradas en aquella época.

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Dicho esto, esta evidente inspiración también sirve de enorme indicativo de hasta dónde han llegado los juegos desde que los juegos originales de Panzer se retiraran en la primera Xbox.

En el mercado de los shooters de hoy, las mecánicas sobre raíles, salvo contadas y muy elaboradas excepciones, se limitan a una breve diversión durante una acción mucho más variada (como las vagonetas de Gears of War o la ametralladora AC-130 en Modern Warfare), para refrescar un poco el tiroteo. Hace ya tiempo que el mercado dejó de hacer de esas mecánicas el centro de la experiencia; los shooters sobre raíles se han evaporado conforme los juegos han ido abrazando la libertad y variedad de situaciones de la exploración del escenario.

Sea o no una ilusión, la posibilidad de decidir cómo aproximarte y enfrentarte a los objetivos aporta un mayor grado de mediación del jugador. Volver a los tropos clásicos de un género puede activar la nostalgia, pero las diferencias -evoluciones- forjadas en los años intermedios te van pesando más a cada minuto de juego. Sientes la coacción de las limitaciones mucho más, y más aún cuando su diseño en este juego tampoco es perfecto. En una máquina de nueva generación que sale en 2013, el espectáculo no puede esconder lo oxidados que han terminado esos raíles.

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Crimson DragonCrimson Dragon

Juegas montando a un dragón en el planeta Draco. Una devastadora enfermedad conocida como 'crimsonscale' se ha extendido por el mundo, diezmando la población humana. Tras sobrevivir a la infección, resulta que puedes generar un lazo más fácil con las bestias aladas. Debido a tus habilidades únicas, te reclutan para salvar el mundo sobre el lomo de tu dragón. Y para hacer esto, tienes que cargarte todo lo que se interponga en vuestro camino. Así de simple.

Completando misiones que te llevan a los diferentes lugares del planeta, subes de novato a veterano. Por el camino te pasas casi todo el rato esquivando un colorido surtido de ataques morados, naranjas y amarillos que asaltan los sentidos. La pantalla puede llenarse tanto de color que llega a marear cuando intentas discernir qué está pasando e identificar hacia dónde debes apuntar.

El diseño de los enemigos es uno de los aspectos destacados. Colosales anguilas de fuego, bestias con forma floral, letales dragones o jefes como el monstruo de mandíbula partida conocido como "la anomalía hinchada" sobresalen. Los dragones controlados por el jugador también lucen fantásticos. Hay seis bestias aladas, cada una distinguida por su tipo de ataque principal.

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Todos los dragones alternan entre dos ataques, cambiados con el gatillo izquierdo. Si bien el ataque principal no se puede modificar (es fijo y dependiente del tipo de criatura que elijas), el secundario se puede ir alterando o intercambiando por habilidades que se desbloquean al final de las misiones. Estas varían entre los típicos estándar desde "difícil de apuntar pero muy potente" hasta "preciso pero más flojo".

Lo mismo pasa con los atributos físicos entre las razas de dragones, que varían de forma considerable. Algunos tienen una gran defensa pero un ataque pobre, otros son rápidos y ágiles pero no aguantan casi ningún castigo.

Sin importar el ataque que emplees, o el enemigo al que te enfrentes, el método no cambia. Moverás una retícula sobre un objetivo y pulsarás el gatillo derecho para abrir fuego. Con ciertos ataques me encontré dejando pulsado el gatillo perezosamente durante todo el nivel, pues limitándome a escoger la dirección en la que volar bastaba para avanzar.

Cada misión propone tres objetivos, y muchas incluyen una batalla contra un jefe. Las variantes incluyen derribar el máximo número de enemigos, evitar el daño o recolectar orbes volando por las partes más complicadas del escenario. En ocasiones, los objetivos se presentan en orden diferente, y algunos pueden faltar en ciertas misiones, pero todos se repiten lo suficiente como para que su disfrute se vaya disipando en un rato.

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Completar los niveles es una práctica que exige buenos reflejos y esquivar constantemente. Te mueves por la zona limitada con el stick izquierdo, usando los botones L y R para hacer un giro lateral hacia izquierda o derecha.

El juego te conduce automáticamente a través del escenario, pero no necesariamente por un camino claro o seguro. En ocasiones te diriges directamente hacia peligros ambientales como agujas de piedra sobresalientes, de modo que debes tirar de tu dragón para evitar el daño.

Sin embargo, el juego tampoco deja indicaciones claras sobre las direcciones en las que te puedes mover para evitar los peligros del nivel o los ataques. En ocasiones verás que te rechazan las paredes invisibles del juego que imponen tu ruta, justo de vuelta contra el ataque o elemento del escenario que estabas intentando evitar.

En la serie Panzer Dragoon había algún elemento de estrategia y planificación montado sobre la naturaleza frenética de los tiroteos. Podías mover la cámara manualmente hacia los cuatro lados de tu dragón -frente, flancos y atrás- para ir derribando las oleadas enemigas según iban apareciendo en coreografía. Un radar en pantalla dejaba alguna pista antes de tiempo sobre de dónde vendría la siguiente oleada.

Aunque aquí puedes mover la cámara a los lados, es en un ángulo limitado. Hay un radar en pantalla, pero como la localización del enemigo se basa en hacia dónde estás mirando en ese momento, puedes desorientarte en cuanto mueves la vista. Casi te obligan a aprenderte los niveles de memoria, al estilo de los shooters de la vieja escuela. A veces la cámara pega un batido repentino y automático en otra dirección. Cuando te has recuperado de la desorientación, ya te ha hecho daño lo que te estuviera atacando.

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Encontramos unas pocas secuencias en las que te libras de los raíles y te ponen en unas secciones abiertas que parecen arenas. La mayoría de las batallas contra jefes implican enfrentarse a muchos objetivos. En estos momentos puedes volar libremente en cualquier dirección que quieras. Los L y R ya no sirven para hacer barriles, sino para cambiar de dirección instantáneamente.

En estos momentos, el control del juego es terrible. Crimson Dragon iba a ser originalmente un juego sólo para Kinect, hasta que los fans se quejaron y pidieron un mando. Probablemente como resultado de esa revisión del método de control el manejo en estas ocasiones no es nada preciso. El stick derecho controla tanto el apuntado como la cámara, lo que complica mantener el norte. Incluso algo tan sencillo como inclinarse hacia un lado u otro resulta rígido y no responde bien. Sueles terminar centrado en el suelo o el cielo, y puede hacerse muy difícil saber si estás por encima o por debajo de tu objetivo. El proceso de re-alinear la mirilla puede minar cualquier sensación de urgencia de los encuentros.

Visualmente, Crimson Dragon es decente, pero no hay nada aquí que exclame 'next-gen'. Siempre hay mucho color, y la pantalla se ve abarrotada de enemigos y elementos del escenario. La presentación puede calificarse de emocionante, pero no es nada que te deje boquiabierto.

Luego, las secciones para contar la historia entre las misiones son decepcionantes. Imágenes estáticas representan a PNJ holográficos que avanzan la trama. La sosería de estos intercambios arruina lo que podría haber sido un buen incentivo para seguir adelante con la campaña. Cada personaje se queda plantado, pillado en una misma pose, pronunciando un diálogo que suele ser bobo y rara vez interesante. La historia en sí es retorcida y confusa. Habla de conspiraciones y traiciones. Si te interesa hasta el desenlace final, te recompensa con un cierre abrupto y nada satisfactorio. Es difícil entender para qué servía la lucha, por qué era tan importante vencer o cómo han cambiado las cosas tus acciones. Más difícil aún es que te importe un bledo.

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Los elementos RPG extienden la longevidad más allá de la primera vuelta. Hay más de un centenar de habilidades por desbloquear subiendo de nivel cada uno de los seis dragones disponibles. También hay una tienda que vende ampollas para impulsar las 'stats', orbes para revivir y nuevos dragones, de modo que repetir el contenido para conseguir más créditos se convierte en una prioridad para cualquiera que quiera completar Crimson Dragon al 100%.

Algunos dragones se pueden evolucionar, pero esto se estanca en cierto nivel hasta que encuentras ciertos objetos que permiten que siga el proceso. Los ítemes necesarios provienen de criaturas raras que aparecen momentáneamente en las misiones. No puedes estar seguro de qué niveles esconden lo que buscas, así que hacerte con los ítemes correctos es más bien una cuestión de suerte.

Tener una selección de dragones para entrenar es una idea bienvenida, pero en realidad se trata de una forma mala de maquillar la duración. A veces parece imposible progresar. Tu dragón simplemente no es lo bastante fuerte sin que lo subas de nivel de forma considerable. La solución es cambiar a otro dragón, uno más adecuado para tu propósito. Sin embargo, tu nivel de jinete también tiene que alcanzar cierta altura antes de poder comprar nuevos dragones, mientras que una nueva montura te cuesta una pasta.

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Cada dragón empieza con unas estadísticas de base muy bajas. Se pueden aumentar mediante ampollas, que funcionan como impulsos temporales de 'stats'. La única forma de encontrar soluciones a largo plazo es volver a visitar niveles anteriores y 'grindar' más experiencia. Y si quieres seguir competitivo evitando este rollo de práctica, puedes alquilar un hombre alado controlado por la IA de otros jugadores online (ellos también pueden contratar a tus dragones). A cambio por su ayuda también exigen una buena suma, aparte de compartir los ítemes de recompensa. A estos personajes de ayuda se les puede ordenar ponerse al frente, cubrirte las espaldas o unir fuerzas para un devastador ataque combinado que inflige un daño enorme hasta en la oposición más tozuda.

Es una pena que Crimson Dragon sufra tal falta de variedad en sus situaciones de juego. Los objetivos repetidos y los torpes controles lastran lo que podría haber sido una mejor experiencia de juego. Un sistema de control mejor pulido, probado y ajustado, y más diversidad entre misiones habrían sumado mucho para que fuera un mayor placer y diversión.

Por lo que es, te llevas un puñado de logros directamente por dejar pulsado el gatillo y hacer unos 'barrel-roll' de izquierda a derecha durante siete u ocho horas. Eso no suena como una baza para nada. Hay mejores títulos de lanzamiento ahí fuera en los que invertir (y no gastar) tu dinero, ofreciendo la profundidad y el espectáculo que debes esperar y exigir a tu nueva Xbox One.

Si eres uno de los viejos jinetes de los días de Panzer, Crimson puede parecer tentador, pero en realidad es una interpretación mucho más débil y trivial de un mito, mundo y mecánicas que la trilogía original para Saturn ejecutó mucho mejor.

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04 Gamereactor España
4 / 10
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Los diseños de dragones y enemigos, muchas cosas por hacer tras acabar el juego.
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Parece obsoleto, se controla mal, presentación e historia deslucidas.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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