Crítica de Querido Santa (Movistar Plus+)

No es fácil para el pequeño Liam celebrar la Navidad cuando sus padres son ruidosos en el piso de abajo, sobre todo después de que la familia intente recuperarse de una dolorosa tragedia familiar. Las cosas no se ponen más fáciles para el pobre niño cuando su carta a Papá Noel cae accidentalmente en las garras del mismísimo Lucifer, y el alma de Liam está de repente en juego cuando el demonio (Jack Black) intenta apelar a los deseos más egoístas de Liam.

La premisa de un niño disléxico que escribe mal "Papá Noel" y escribe una carta a Satán es divertida sobre el papel. Probablemente habría funcionado muy bien como sketch corto. ¿Pero como largometraje? Entonces es exactamente lo que cabría esperar: un tormento lento e interminable que no provoca ni una sola carcajada. Es rebuscado, terriblemente repetitivo... Da la sensación de que la película no termina nunca, como si el mismísimo Satán hubiera castigado al espectador con un rollo de basura eternamente largo. El montaje no deja espacio para el timing en lo que respecta a los chistes, y al mismo tiempo, demasiado espacio para interminables escenas de diálogo que podrían haberse cortado fácilmente.

Los personajes están constantemente explicándose cosas unos a otros, como si estuvieran atrapados en un bucle, y el diálogo está escrito e interpretado de forma tan poco natural que te preguntas si el guion no lo escribió una IA. Incluso cuando la película introduce algunos giros nuevos (después de una hora y 30 minutos), la película no consigue enganchar y el final es simplemente asquerosamente artificioso. Así de poco pulido, azucarado y artificial parece este cuento de Navidad. Como si no hubiera suficientes de esos en el pegajoso clima del cine navideño estadounidense. Querido Santa pertenece a esa categoría de relleno que harías mejor en pasar de largo en busca de algo más sensato que ver en un servicio de streaming.

Desde luego, este no ha sido el año de Jack Black. El cómico hace todo lo que puede para dar a la película algún tipo de ventaja, pero aquí ni siquiera es Black quien proporciona los escasos momentos de la película que podrían suscitar una sonrisa. Black se siente cansado e incómodo aquí como malo con cuernos, más o menos parecido a una versión infantil bobalicona de Bitelchús. Ni siquiera voy a hablar de la acartonada actuación infantil y del larguísimo cameo de Post Malone, pero probablemente no haga falta decirlo. A pesar de algunas frases graciosas, aquí no hay risas.

Si aún tienes una mente infantil, el humor pedorro de la película puede entretener un poco, pero me resulta difícil ver cómo los niños de 12 años (el público objetivo de la película) podrán pasar por esto cuando hay tantas alternativas más atractivas y divertidas. Los adultos de la casa tendrán aún más dificultades con la desesperación sin humor de la película. En otras palabras, no es una película para nadie que no sea, posiblemente, el propio Jack Black. Estamos acostumbrados a películas de baja calidad en Navidad, pero puede que Red One tenga competencia para ser la peor película (navideña) del año.