Hasta ahora había jugado al sobresaliente Dark Souls II nada menos que 198 horas, repartidas entre 6 personajes bien distintos. Me había pasado el juego hasta en 4 ocasiones, y aun así todavía no me planteo dejar de darle caña. El lanzamiento del primer paquete de DLC, Crown of the Sunken King, para mí es naturalmente todo un acontecimiento. Como una breve pero dulce segunda Navidad.
Esta historia sobre el Rey Hundido es el primer capítulo de una trilogía dedicada a las Coronas Perdidas, y sucede en una descomunal cueva subterránea. Casi todo el rato estás rodeado de paredes rocosas y extraños artilugios que se pueden subir y bajar mediante diversos mecanismos. Así, se van creando puentes y ascensores para que el jugador pueda alcanzar su objetivo, una pirámide en medio de la caverna. En el interior de esta construcción espera, finalmente, una serie de nuevos desafíos en forma de trampas y un nuevo tipo de enemigo (que hará gritar de frustración hasta a los jugadores más veteranos de Dark Souls hasta que den con una sencilla solución para su puzle). La nueva zona es bastante espectacular como un todo, especialmente desde que alcanzas la primera fogata, que te deja ver todo el nivel desde un peñasco elevado. No es una revolución visual, pero la vista quita el hipo y resulta algo abrumadora, pues ya se pueden ver los durísimos retos que esperan más adelante.
El nuevo contenido, por tanto, está dedicado principalmente a los jugadores de la serie más experimentados. Es algo que se nota desde el primer nivel de desafío, cubierto de enemigos más complicados de lo normal que atacan en grupos mayores. Además, como guinda del pastel, la mayoría del combate sucede sobre puentes estrechos y acantilados en los que cualquier paso en falso equivale a la muerte instantánea -algo bastante negativo en muchos otros juegos, pero que siempre funciona en este contexto-. Así las cosas, te ves obligado a adaptar tu estilo de juego un poco respecto a tus costumbres, incluso hablando de los enemigos más facilones. Casi todos esos enemigos emplean veneno o gases que van corroyendo tus armas y el resto de tu equipo. Consejo de profesional: te recomendamos que lleves una buena colección de ítemes anti-veneno cuando te pongas a jugar a este DLC, a no ser que tu personaje tenga muchos puntos en resistencia a venenos.
Lógicamente, aparte de los monstruos rasos también encontramos algunas batallas contra jefes. No queremos entrar en detalles para no estropearos la sorpresa, pero sí queremos adelantar que han mejorado a la hora de manejar los combates con más jugadores implicados, algo en lo que los jefes originales eran algo torpones de cuando en cuando. Esto quiere decir que ya no vale entrar con otro par de jugadores y tener una victoria garantizada apartándote de la trifulca. Se trata de un cambio bienvenido, y los desarrolladores se han dado cuenta de cuánto usan los jugadores la función co-op. Por desgracia, también significa que es casi imposible derrotar a los jefes tú solito, por lo que si no te va eso de compartir la partida online con los demás, quizá deberías plantearte aprovechar los -bastante flojos- ayudantes controlados por la máquina.
En cuanto al cooperativo, el estudio ha introducido una función bastante interesante. Los jugadores que no tienen este paquete Crown of the Sunken King también pueden entrar en la partida y jugar junto a los que sí lo han comprado, con la ayuda de ciertas estatuas encontradas a la puerta que lleva a la nueva zona. Simplemente colocas una señal de llamamiento al pie de una de las estatuas y tu señal aparecerá en una de las estatuas parecidas dentro de la nueva área. De esta forma, los jugadores con el nuevo contenido consiguen mucho más acceso a jugadores de ayuda, mientras que los que aún no han comprado el capítulo pueden probar de qué va y echar un vistazo más allá de la misteriosa puerta. Sin duda, un movimiento muy ingenioso por parte de From Software.
Crown of the Sunken King es muy difícil, y eso siempre es todo un plus en el universo Dark Souls. Nos costó unas 7 horas completarlo, pero habría durado la mitad si no hubiéramos muerto ni una vez. Puede no parecer demasiado, pero nos parece una duración apropiada y una cantidad de contenido adecuada para este tipo de DLC. Centrándose bastante más en el co-op, los desarrolladores han sabido mantener alta la dificultad, incluso con dos ayudantes, algo que el juego de base original no es capaz de conseguir en ocasiones. Un pequeño detalle para el 'fan service' que no os vamos a destripar aquí demuestra cuánto escucha el estudio a la comunidad de fans (aunque en este caso se trate simplemente de un huevo de pascua estético).
Si eres un fan del genial Dark Souls II, te recomendamos que adquieras este contenido adicional sin vacilar. La nueva zona es interesante, los enemigos proponen un reto mayor que nunca y es lo suficientemente largo como para que sientas que has merece la pena lo que pagas, especialmente si te haces con el Pase de Temporada. ¡Ya estamos deseando que llegue el segundo capítulo en el mes de agosto!