Español
Gamereactor
análisis
Dark Souls: Remastered

Análisis de Dark Souls: Remastered para Nintendo Switch

La maldición de Lordran es tan dura como absorbente, y para colmo ahora también es portátil

Suscríbete a nuestra newsletter

* Campo obligatorio
HQ

Jamás he entendido la fiebre que hay por la saga Dark Souls. Esa gama de videojuegos que ha provocado que se acuñe el infame "El Dark Souls de... (inserte género aquí)" era algo que nunca me había atraído. Nunca había puesto mis manos sobre una entrega de esta franquicia, y debo decir que gran parte de la culpa es de lo que muestra al exterior. Desde fuera, resulta algo feo, torpe y los años no le sientan nada bien. Pero había que armarse de valor y quitarle prejuicios. Por fin le he dado una oportunidad, y ay, qué malo es eso de quedarse solo con las apariencias.

El primero de la trilogía está de vuelta con Dark Souls: Remastered para Switch. La híbrida de Nintendo recibe por fin a uno de los vástagos más duros y exigentes que ha engendrado la industria en los últimos años, junto con sus DLC. Lo hace más tarde que en Xbox One y en PS4; pero eso no impide que pegue con fuerza en un catálogo que está demostrando tener sitio para prácticamente cualquier cosa. La misma consola que hace unas semanas me tenía agitando el Joy-Con como una sartén en Super Mario Party, ha hecho que ahora quiera arrojarla por el balcón ante la enésima muerte a manos de un Hueco.

Esta versión del remaster se deja en el tintero los 60 fotogramas por segundo de las gemelas y también la mejora en iluminación que estas muestran. A cambio de eso, se mantiene a unos 30 fps casi constantes (se acabaron los problemas de framerate en Ciudad Infestada), los mismos que las versiones originales intentaban mantener de forma más que apurada; y suma, por supuesto, la baza de una portabilidad que se vuelve más peligrosa que nunca con este juego.

Dark Souls: Remastered
Publicidad:

Dado que ya hemos hablado en dos ocasiones de esta entrega, una con el análisis del Dark Souls original y otra con el de Dark Souls: Remastered en las otras plataformas, no voy a limitarme a hablar de esa jugabilidad que bebe del RPG, ni tampoco de la cantidad de armas que hay o de cómo se tira por tierra el concepto de las clases predefinidas. Lo que voy a hacer es dejar un mensaje que deben saber todos los que sean profanos en la saga: Dark Souls es duro, es muy duro. Es un maestro viejo y resabiado que no perdona, que castiga cada error que cometes para curtirte. Uno que te hace morir una y otra vez, hasta el punto de perder la cuenta. Uno que te percute tanto que, cada vez que lees el mensaje de fin de partida, sabes que en el fondo estás viendo un dedo que te señala a ti como culpable. Tus muertes son tus errores, no la obra de una pirueta de diseño hecha para matarte de forma injusta.

En FromSoftware, con Hidetaka Miyazaki en cabeza, se esforzaron enormemente para dibujar una curva de dificultad pensada para ser un muro con el que chocas una y otra vez en tus primeras horas de juego. Poco a poco te vas familiarizando, desarrollas el instinto de supervivencia necesario para comenzar a escalar esa pared, el que te obliga a gastar cuidado con cada esquina, a medir cada paso que das y sobre todo a mantener la guardia en todo momento. No puedes confiarte, porque cuando crees que ya tienes la fuerza suficiente y vas a poder saltar el muro, te vuelve a llevar de vuelta al principio a garrotazo limpio. Lordran es un mundo maldito, decadente y repleto de peligros. Es algo que vas a aprender a las malas.

Las cosas no son fáciles, por si no había quedado claro ya, pero Dark Souls tampoco ayuda a aliviar la carga. Es receloso hasta el punto de rozar lo enfermizo. Oculta elementos de la jugabilidad que son muy importantes si quieres avanzar con algo de tranquilidad, como el método para aumentar la cantidad de Frascos de Estus (pociones curativas). Aunque por otra parte, este afán por ocultar también trae gratas sorpresas, como un mapeado que, además de variado, está totalmente interconectado. Hay infinidad de pasadizos que permanecen ocultos y que, de una forma o de otra, te logran llevan de vuelta a lugares donde habías estado horas atrás.

De hecho, es tan cuidadoso a la hora de esconder elementos, que guarda en secreto hasta su historia. No hay largas escenas cinematográficas ni se cuenta nada, salvo en contadas ocasiones. Todo se descubre leyendo cada objeto, analizando cada diálogo con los NPC que sobreviven en este mundo o los enemigos a los que te enfrentas. Del mismo modo, muchas de las mecánicas y elementos no se explican en tutoriales, se averiguan experimentando y buceando en estadísticas.

Publicidad:
Dark Souls: Remastered

Al principio, todo esto parece el fruto de un error garrafal, la novatada de un equipo que se ha pasado con lo experimental; pero cuando acumulas horas descubres que todo es, en realidad, la fórmula del brebaje que te engancha. Las partidas no solo se traducen en volver a intentar acabar con ese jefe que te machaca, en buscar la forma de llegar a una hoguera para curarte y guardar la partida a salvo, ni tampoco en pensar en cómo pasar por ese puente donde te acaba de calcinar un dragón. Hay un componente más, un aire misterioso que encaja a la perfección con ese toque triste y lúgubre que envuelve a este universo y que atrae de forma irremediable.

Pero el problema de todo esto, sumado a una dificultad que nunca cede terreno para respirar, es que caer en la frustración es fácil. Dejar la partida para otro día, semana o mes es un peligro constante; pero siempre hay algo que incita a volver, y ese algo es lo que deja claro que cada elemento se ha medido a la perfección para que, tras esa capa de fealdad, de torpeza de nuestro personaje y de exigencia infinita, haya unos engranajes que se conectan y giran con una precisión impecable. Todo está más que medido para que la balanza entre dificultad y paciencia no se derrumbe porque la tires por el balcón (y si lo haces, volverás a montarla)

También tengo que insistir. Aunque es una remasterización, Dark Souls: Remastered es feo, y no le importa para nada. A pesar del salto a los 1080p que ofrece el Modo TV (impolutos, por cierto), las texturas y la iluminación en general dejan patente que estamos ante un videojuego que viene de hace cerca de una década. Pero en el fondo se le puede perdonar, porque esta vez funciona bien y porque esta vez puedes jugarlo en la cama o en el trono de cerámica gracias a la portabilidad.

Dark Souls: Remastered

Esta versión incorpora algo que no tienen las demás, como es la opción de pausar la partida (pulsando el botón "Power" de Switch, esta se suspende y retiene el juego sin avanzar). Añade también mejoras orientadas al multijugador, soporte para figuras amiibo, vibración HD y otras modificaciones pensadas para dar un pequeño empujón al manejo por menús y la gestión de objetos. Aunque también debo decir que aquí es donde encontré a mi primer enemigo. El primer jefe de Dark Souls: Remastered en Switch no es el guardián del Refugio de los no muertos, son los controles que tiene para navegar por el inventario, el equipamiento y otros menús. Usar el botón "A" para cancelar y el botón "B" para aceptar en esta consola, donde el estándar es lo contrario, es dejar muy claro que tienes ganas de guerra.

Algo que tampoco se pasa por alto es que el sonido ha perdido bastante calidad. Desconozco las razones tras esta decisión, pero una partida en el Modo TV demuestra al momento que hay algo que no encaja. La compresión del audio es excesiva, y eso resulta en un acabado a nivel musical y sonoro que deja que desear y que recuerda, otra vez, que estamos ante un título al que le pesan los años en el plano técnico.

A pesar de estas pequeñas muecas que tiene y de que estoy seguro que me está haciendo envejecer más rápido de lo normal, lo he disfrutado de lo lindo. Esa endiablada dificultad te martillea una y otra vez, te hace memorizar cada patrón de ataques mientras sufres; pero a la vez pule reflejos y técnica, deja una brutal sensación de satisfacción por cada victoria. Es una tensión constante que te hace apretar los mandos como si la vida te fuera en cada mandoblazo y en cada esquiva, que te hace querer más cuando lo dejas.

Puede que haya descubierto tarde lo que FromSoftware trajo al mundo hace ya tanto tiempo, pero sé también que hay muchos jugadores que están en la misma situación, y esta versión no hace más que reforzar lo acertado de este lanzamiento. Si no has jugado antes a Dark Souls, esta es la ocasión perfecta de disfrutar de una de las joyas más importantes de los últimos años. Pero ten cuidado, porque duele y engancha.

Dark Souls: Remastered
09 Gamereactor España
9 / 10
+
Jugarlo donde quieras es una dolorosa gozada, mantiene todo lo que hizo grande al primero, hay contenido para muchas horas y, esta vez, no hay problemas de rendimiento.
-
Se echa de menos algún extra adicional, la calidad de sonido queda por detrás de las demás versiones.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

Contenido relacionado

0
Dark Souls: RemasteredScore

Dark Souls: Remastered

ANÁLISIS. Autor: Sam Bishop

Este duro juego de acción de FromSoftware vuelve a complicarnos la vida, pero ahora con mejores ojos.



Cargando más contenido