Destiny 2: La Forma Final

No se me ocurre ningún ejemplo de juego que haya intentado hacer lo que ha hecho Destiny 2: The Final Shape. Esta expansión, el capítulo final de la Saga de la Luz y la Oscuridad, sirve como punto final a casi 10 años de historia, un punto final que también actúa como un momento y un equipo al nivel de Vengadores: Endgame. Aunque hemos visto algunos juegos hacer cosas similares, quizá en forma de trilogías o incluso de grandes finales de expansión, como es el caso de World of Warcraft, La Forma Final es el momento que los jugadores han estado esperando desde que despertaron por primera vez en el Cosmódromo allá por 2014. Así que decir que esta expansión necesitaba dar en el clavo es quizás quedarse corto. Afortunadamente, así ha sido.

Destiny 2: La Forma Final es quizás la mejor pieza de contenido de Destiny que hayamos tenido nunca. No solo es una conclusión adecuada y muy completa de una larga saga, que sin duda muchos considerarán un punto de partida y un lugar donde terminar el viaje de su Guardián, sino que también es la culminación de años y años de innovaciones y mejoras en el juego y guiños y referencias a una década de esfuerzos. Es la carta de amor perfecta a lo que Destiny 2 ha ofrecido una y otra vez, y de una forma que resulta entretenida y emocionante sin esfuerzo.

La historia es enorme y emocionalmente compleja. Bungie ha conseguido atar tantos cabos sueltos a la vez en esta expansión, dando a personajes queridos la despedida que se merecen, presentando a villanos y jefes de una forma enormemente abrumadora y amenazadora, y todo ello mientras allana el camino hacia el futuro y abre también la puerta a nuevas aventuras y arcos de personajes. La narrativa y la escritura son reflexivas y llenas de suspense, y la forma en que Bungie entrelaza la jugabilidad con las cinemáticas y las secuencias de diálogo hacen que La Forma Final destaque como el pináculo de la narrativa de Destiny 2.

Esto también se refleja en el diseño de los niveles. El Corazón Pálido del Viajero es quizá la mejor localización que hemos visto hasta ahora, por multitud de razones. El diseño de los niveles se presenta de tal manera que te lleva a un viaje por el carril de los recuerdos a través de lugares que han definido tu viaje a lo largo de los años. Ya sea el Cosmódromo, la Torre original, Europa, la Ciudad Soñada, Ío, esta campaña te lleva a lugares inspirados en muchas localizaciones queridas y los ofrece con verticalidad y profundidad como vimos explorar por primera vez en Destiny 2: Eclipse. Y esto también se aplica a la forma en que se ofrecen los niveles en un sentido comunitario y de acción, ya que todas las actividades y mecánicas multijugador se sienten actualizadas y modernizadas de una forma que hace que explorar El Corazón Pálido merezca la pena y tenga un impacto que nunca tuvo la Neomuna de Eclipse o, en realidad, ninguna de las localizaciones anteriores.

De hecho, Bungie ha decidido claramente quitar las ruedas de entrenamiento de Destiny 2 por completo aquí, ya que el juego es mucho más complicado y gratificante. Esto puede resultar molesto y un poco abrumador para los nuevos jugadores, pero para aquellos que han estado en este viaje desde el primer día, esto es precisamente lo que siempre hemos querido: actividades gratificantes que supongan un reto y que realmente lleven al límite el poder y el potencial de nuestro Guardián. Ya sea por el nuevo sistema de desafíos Pathfinder, que hace que la exploración en el Corazón Pálido (e incluso las actividades rituales) sea más gratificante e interesante que limitarse a cumplir recompensas, o por los diversos modos de juego nuevos, como el Derribo y la Escisión para 12 jugadores, el Corazón Pálido es el tipo de lugar que, tras un par de semanas de adentrarte en cada rincón y grieta, sigues sintiendo que apenas has arañado la superficie de lo que realmente tiene que ofrecer.

La nueva subclase de Prismático también es muy similar, ya que se trata realmente de la última fantasía de poder. Poder combinar las habilidades de Luz y Oscuridad es una alternativa realmente atractiva y letal, con tanta creatividad y profundidad de construcción que veremos a la gente idear formas asombrosas de romper la meta de daño por segundo durante meses y meses. Más aún si lo unimos a las nuevas armas, equipo y Exóticos que se han introducido y añadido con algunas de las mejores y más emocionantes y frescas líneas de misiones que hemos tenido nunca en un juego de Destiny. La profundidad mecánica y la destreza que Bungie está expresando en La Forma Final es casi como un puzzle en su variedad y dificultad, y todo esto significa que nunca hay un momento aburrido mientras trabajas en esta enorme y profunda expansión.

Diré que la facción de enemigos Dread, aunque aporta algunos elementos y mecánicas de juego nuevos que hay que superar y conquistar, no destaca del todo por encima del resto de facciones actuales. Muchos de los nuevos tipos de enemigos, como la Tejedora, se parecen demasiado a los Psions, y la mayoría de sus ataques resultan demasiado familiares y básicos para impresionar y destacar frente a todas las demás características y elementos nuevos, llamativos y emocionantes de esta expansión. Claro que los jefes y los enemigos más grandes son bastante chulos, pero en lo que respecta al diseño del juego, los Tormentores de Eclipse siguen estando firmemente en lo más alto de la tabla de letalidad.

Pero que el Terror sea un poco básico está bien, ya que estás tan abrumado con mecánicas nuevas y recurrentes que nunca es una preocupación importante. ¿Recuerdas la mecánica Frío glacial de Destiny 2: Más allá de la luz, que básicamente no se ha vuelto a utilizar desde entonces? ¿Y la Oscuridad Penetrante de Destiny 2: La Reina Bruja? ¿Y el sistema de Mota de Gambito? Muchas mecánicas importantes e interesantes del pasado han sido incorporadas a La Forma Final, y de una forma que es a la vez interesante e importante. Bungie también se las ha arreglado para presentar cada sistema de forma reflexiva y educativa, de modo que los jugadores estuvieran firmemente preparados para las tareas más exigentes posteriores a la campaña principal de La Forma Final, es decir, en la Incursión y en la nueva misión Exótica para dos jugadores, que es sencillamente brillante y merece la pena jugar aunque tengas que hacer cola con un desconocido y hablar de verdad con alguien que no conoces. Da miedo, ¿verdad?

Destiny 2: La Forma Final no es para todo el mundo, sino para los veteranos y los jugadores que se han mantenido fieles a este juego año tras año, y es precisamente esto lo que lo convierte en un producto final tan brillante. Está repleto de contenido, tiene un desarrollo de la historia enormemente impactante e importante, asume riesgos que merecen la pena con las mecánicas y la jugabilidad, y todo ello en una nueva ubicación que rebosa nostalgia a la vez que es magnífica sin esfuerzo. No estoy seguro de lo que deparará el futuro a Destiny, pero puedo afirmar con rotundidad que La Forma Final me ha proporcionado la conclusión que buscaba y anhelaba, hasta el punto de que ahora estoy listo para ir más allá del sistema Sol y ver lo que el resto de este universo grande, bello y peligroso tiene que ofrecer. ¡Bravo, Bungie!