Double Pug Switch, el primer proyecto del estudio independiente The Polygon Loft, es un plataformas que te pone en la piel de un pug capaz de viajar entre distintas dimensiones a través de niveles diseñados en 32 bits. Ya está disponible para todas las plataformas actuales a un razonable precio de 7,79 euros en España, pero, ¿de verdad merece la pena?
Controlas a Otis, un perillo adorable, y la historia comienza contigo echándote plácidamente la siesta en el suelo del laboratorio de tu dueño. Sin embargo, esta paz no es más que algo temporal, ya que se acaba cuando tu compañero felino, Whiskers, trasteando cual gato, abre un portal al romper unos tubos de ensayo que contienen "fluido de portal". El objetivo en sencillo: buscar una salida de esta extraña dimensión y volver a casa para seguir con tu siesta. No es la historia más original del mundo, pero se trata simplemente de una manera de darle sentido a todas las alocadas mecánicas del título, basadas en el moldeo de dimensiones.
Double Pug Switch es básicamente el típico juego de avanzar hacia la derecha sin descanso y cuyo objetivo es alcanzar el final del nivel mientras esquivas y evitas los cientos de obstáculos y peligros que se interponen en tu camino. La obra introduce una función novedosa que te permite alternar entre dimensiones en cualquier momento al pulsar en botón B (en Switch), algo que tendrás que hacer constantemente si quieres evitar las trampas y hacer que aparezcan las plataformas necesarias para seguir avanzando. Los últimos niveles integran esta función de manera correcta al introducir una especie de rayos que te hacen alternar entre dimensiones automáticamente, incluso entrar en zonas en las que adoptas un tamaño diminuto.
Hay monedas repartidas a lo largo de cada fase que fomentan la rejugabilidad y que suponen un desafío aún mayor para los que estén lo suficientemente locos para hacerse con ellas. Con estas monedas se pueden adquirir accesorios para la cabeza de Otis bastante graciosos; mi favorito, sin duda, es la babosa cerebral, una clara referencia a Futurama. Los niveles albergan dos tipos de monedas, las doradas y las moradas, siendo las primeras las más fáciles de conseguir, pero también las que menos objetos te permiten adquirir, mientras que las moradas son el coleccionable más valioso del juego, y es por eso por lo que suelen estar colocadas en lugares a los que cuesta horrores llegar. Yo, personalmente, no le he dedicado mucho tiempo a volver a por estas monedas, pero he de reconocer que el poder dar tumbos por los niveles con tu carlino vestido con los conjuntos más extravagantes y estúpidos no es la peor de las recompensas a conseguir por tu esfuerzo.
En total, en el juego hay cinco dimensiones, con siete pantallas y un jefe final en cada una de ellas. Respecto a las distintas dimensiones, se diferencian en poco más que un cambio en la paleta de colores, pero cada una cuenta con sus propias mecánicas para que los jugadores no se acaben aburriendo y estén siempre alerta. Lo que de verdad me ha gustado son las batallas finales contra Whiskers, que ahora te quiere matar. Estas partes cuentan todas con un diseño mayormente similar, pero un tanto cambiado entre niveles, y, además, cabe señalar que no hay puntos de control en estas batallas. Tu tarea consiste en saltar y esquivar la avalancha de ataques que se te vienen encima. Las horas que le hayas dedicado en total al acabar el título dependerá de lo bien que te desenvuelvas con la dificultad de este y el tiempo que emplees en conseguir todos los coleccionables.
Por ahora todo parece muy bonito, pero el mayor defecto de Double Pug Swith es sin duda lo ridículamente difícil que es. Los puntos de control y lo poco que moría me hacían pensar que no iba a ser tan complicado, pero al poco tiempo llegué a estar tan sumamente frustrado que no recuerdo haber llegado a estos límites mentales desde que salió Flappy Bird. Moría sin parar una y otra vez sin ni siquiera avanzar de punto de control, lo que me llevó a no querer echarle más de unos cuantos minutos cada vez que lo intentaba. Al final pudo conmigo y me sacó los diablos de dentro, así que lo dejé antes de ver siquiera los créditos finales.
Se echa en falta una función que te deje alternar entre dificultades, aunque creo que lo que de verdad hace que a veces te tires de los pelos tiene que ver con el diseño de los niveles en sí. Te exige contar con unos reflejos felinos para soportar la velocidad endiablada que llega a alcanzar, además de que necesitas pasar muchas veces por el proceso de ensayo y error, ya que la mayoría de las veces no tienes ni tiempo para reaccionar a lo que se te viene encima. A veces saltas y ni siquiera sabes lo que va a aparecer debajo de ti, por lo que tienes que rezar para ver si aterrizas en tierra firme o te despeñas por un fondo repleto de pinchos. Además, con que te toquen una vez ya estás muerto, así que te toca maldecir a todo lo habido y por haber mientras vuelves al último punto de control.
El bajo precio de Double Pug Switch junto a su estilo cuqui puede resultar un tanto atractivo, pero te recomiendo que te lo pienses dos veces antes de comprarlo. El diseño de sus niveles es muy repetitivo excepto algunos pequeños cambios y está repleto de incontables situaciones de ensayo y error que no hacen más que entorpecer y estresarte. Creo que cuenta con un diseño visual bastante atractivo y que los combates de jefe final son divertidos, pero ni aún así merece la pena tener que aguantar sus estresantes niveles.