Como gran fan de Dragon Age: Origins, me confunden algunas de las decisiones que ha tomado Bioware en la continuación. Mientras que el primer juego, y su expansión Dragon Age: Awakening, recordaban a títulos clásicos como Neverwinter Nights y (hasta cierto punto) Baldur's Gate, en esta ocasión el estudio ha flirteado con títulos más modernos como su propio Mass Effect 2. Y aunque me lo paso en grande con Dragon Age II, sigo sin estar seguro si el nuevo diseño hace algún favor al juego o a los fans.
Algo importante en esta ocasión es que el personaje principal siempre es un humano, hombre o mujer, llamado Hawke. Esto permite al protagonista tener una voz real, cuando él o ella siempre estaban mudos en el juego original. Realmente me gusta Hawke, ella (pues es lo que escogí, y así me referiré al personaje durante la crítica) es un personaje genial, pero entendería que algunos fans de Dragon Age más tradicionales se sientan molestos al tener que atarse a una raza concreta cuando tenías un montón de historias para escoger en el original. Podría ser más fácil contar una historia más compacta, pero Dragon Age: Origins no tuvo ningún problema al respecto.
Otros elementos de juego de rol se han perdido a la vez, incluyendo cosas como la personalización de las armaduras de los seguidores que Hawke va reclutando. Ahora es más como en Mass Effect 2, con un tipo concreto de armadura y mejoras disponibles en las tiendas. Igual que en Mass Effect 2 no podías vestir a tu compañero Krogan con armadura rosa, ya no puedes ataviar a tus compañeros con lo que creas que les va bien. De la misma manera, no puedes cambiar armas según convenga: quería que mi guerrero elfo llevara espada y escudo, pero estaba limitado a las espadas a dos manos pese a que invertía los puntos de experiencia en otro árbol de habilidades. Detalles menores para algunos, limitaciones molestas para muchos fans de los RPG.
En muchas facetas, Dragon Age II es similar a Origins. Tiene una dirección artística similar (con ciertos cambios sobre los personajes no humanos, específicamente los elfos y los Qunari), y aún se trata de una fantasía oscura repleta de sangre, sexo y toneladas de violencia. Aún así se juega diferente, y la forma en la que cuenta la historia probablemente divida a los jugadores entre el amor y el odio.
Teniendo en cuenta el espacio de tiempo con el que ha contado Biowae para hacer este juego, comienza a encajar que se hayan limitado de varias formas. Invertirás mucho tiempo dentro y alrededor de la ciudad de Kirkwall, volviendo a visitar las mismas zonas una y otra vez. De hecho, los entornos son probablemente las mayores señales de que el proyecto estaba acelerado desde el principio. Dragon Age II reutiliza las mismas casas, cuevas y mazmorras una y otra vez, algunos dirían que descaradamente, con el único cambio de los enemigos que te vas encontrando o la dirección en la que entras. No es un caso de "oh, creo que estuve en una cueva similar hace cinco horas", estamos hablando de "¿no pasé por aquí hace media hora?". No pasará mucho hasta que sepas de memoria la disposición de la mayoría de lugares que encontrarás en tus aventuras, y la única razón para explorarlos es descubrir dónde están situados los cofres y cuerpos saqueables.
Pero espera, podrías decir, "he hecho trampas y he mirado la nota que le has puesto a Dragon Age II, y hasta el momento no parece un juego de 8/10". Y estarías en lo cierto. Pero pese a las faltas obvias y mayúsculas faltas del juego, me lo estoy pasando muy bien con él. Así que veamos qué tiene de bueno.
Soy un absorbe historias, es cierto. Me encanta hacia dónde está llevando la trama de Dragon Age Bioware. Existen un montón de preguntas sin respuesta, un montón de misterio alrededor de los eventos de ambos juegos. Aunque podría molestarte estar tan encerrado en Kirkwall como estás, me gusta lo diferente que es la narrativa respecto al primer juego. Es principalmente una historia sobre intriga y conflicto políticos, las tensiones que se crean cuando Blight invade Ferelden (del primer juego) y los refugiados bloquean Kirkwall para escapar del mal de Darkspawn. ¿Qué quieren los Qunari? ¿Qué papel tienen Flemeth y Morrigan, dos personajes famosos de Origins, en lo que está ocurriendo a la ciudad y el mundo? ¿Quién es el campeón de Kirkwall?
Para mí, la jugabilidad de Dragon Age: Origins nunca fue tan importante como la historia y los personajes, y la misma certeza tengo con Dragon Age II. Francamente, nunca fue demasiado bueno y no ha mejorado demasiado en esta ocasión; en muchas cosas, el combate es en verdad menos interesante y menos estratégico, y aunque de vez en cuando pause el juego para dar órdenes a mis seguidores, por regla general termina en aporreo de botones. Especialmente jugadores de títulos como Mass Effect 2, con sus mecánicas de combate atractivas y divertidas, probablemente se queden con un sabor agrio cuando jueguen a Dragon Age II. Es una crítica justa, y debe mencionarse, pero para mí no es el juego en sí: el juego se encuentra en los personajes, el diálogo, el argumento.
Y Dragon Age II tiene un puñado de personajes memorables con los que te relacionas, con mención especial para el elfo mago confundido Merril y el pícaro enano Varric. Me encantan o los odio (como en el caso de cierto guardia que parece que no hace otra cosa que quejarse de todo lo que digo o hago), aunque no sean tan míticos como Alistair o Morrigan. Me han llegado al corazón, y saben conducir el juego aunque todas las cuevas parezcan un deja vu.
Me llevó un par de horas hacerme con Dragon Age II. Las primeras cinco horas estaba muy escéptico, y los cambios en la caracterización de personajes o estar atrapado en Kirkwall me hacían dudar si me llegaría a gustar. Pero poco a poco me ganó.
Puede que no sea la secuela que muchos deseaban. Solo espero que Bioware no haga Dragon Age III con prisas, y que en lugar de eso se tome su tiempo con el próximo capítulo. Me encantaría ver un Dragon Age con tanta frecuencia como vemos un Call of Duty, pero tristemente no creo que eso pueda pasar sin que la calidad reciba otro bajón inevitable. Ubisoft demostró que se podía hacer con Assassin's Creed: La Hermandad, pero quizás se trate de la excepción de la regla. Así que, aunque soy un fan de Dragon Age, no quiero una continuación hasta 2014.