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Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido

Análisis de Dragon Quest XI S: Ecos de un pasado perdido - Edición Definitiva

Una preciosa aventura convertida en un juego aún mejor en casi todas sus pegas originales y en el RPG portátil con el que llevábamos años soñando.

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Quizá cuando analizamos la undécima entrega de la veterana serie JRPG Dragon Quest al salir para PlayStation 4 el año pasado prestamos demasiada atención a su sabor añejo. El tradicionalismo de Yūji Horii y compañía siempre ha contrastado con las moderneces de los Final Fantasy y otros exponentes del género que buscan nuevas ideas con cada entrega, lo que puede echar para atrás a ciertos jugadores. Pero lo cierto es que los fans (entre los que se encuentran los que firman esta reseña) terminan disfrutando del sota, caballo y rey de cada Dragon Quest, máxime si es tan bello y amplio como la última entrega. Si ya el original te pareció un gran juego y sumas ahora una gran adaptación al formato híbrido de Nintendo, la gran novedad (y ventaja) de hacerse juego portátil y, sobre todo, los suculentos extras añadidos en este tiempo, entenderás por qué lo hemos pasado aún mejor con la versión 'S' del juego, y por qué lo recomendamos totalmente para los usuarios de Switch.

Estamos hablando de una aventura épica para un solo jugador, con mecánicas de toda la vida pero ahora ambientado en un precioso mundo 3D. Combate por turnos, recados, algo de grindeo monótono para subir de nivel... vale, todo lo que quieras, pero no encontrarás ni rastro de expansiones, microservicios, cajas de botín ni actividad en la red como game as a service. Es algo que, a muchos, nos hace sentir como en casa. Como en casa en los 90 y gran parte de los 2000. Todo, como seña de identidad de la serie, viene presentado con un estilo artístico muy fino y colorido, sacado directamente de los diseños para manga y anime del mismísimo Akira Toriyama, por lo que no hay otro RPG que se vea así. Y aunque también suene anticuado, todo el espíritu del juego es -¡cómo se atreve!- muy positivista, lleno de energía y exento de depresión gratuita pese a las tendencias actuales (aunque haya malos, oscuridad y amenazas, claro está).

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A Nintendo Switch la última entrega principal de la serie llega ahora con la letra adicional, con la posibilidad de jugar en cualquier lugar y con una serie de mejoras respecto al título original, lo que nos hace desde ya recomendar esta versión a los que quieran el juego y se planteen quizá PS4 o PC. Vale, el nivel de detalle visual no es el mismo, pero el trabajo ha sido fantástico y, no sabemos vosotros, pero la portabilidad simplemente facilita aquello de echar cientos de horas de juego sin necesidad de ocupar la TV, como ya hemos hecho en Zelda: Breath of the Wild o Super Smash Bros. Ultimate. Y hablando del catálogo de Switch, parece el complemento perfecto para otros grandes JRPG y SRPG como Xenoblade Chronicles 2, Fire Emblem: Three Houses, Octopath Traveler, Valkyria Chronicles 4 o el futuro Xenoblade Chronicles Remasterizado.

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Dragon Quest nunca pretendió ocultar su amor por las tradiciones, y es algo que se nota aquí desde el menú de partida nueva. Puedes empezar directamente como si fuera un juego pixelado de 16 bits en 2D, reminiscente de los JRPG para SNES de primeros de los 90, y si te cansas siempre puedes cambiarlo a 3D desde una iglesia, donde sueles guardar la partida. Nosotros lo recomendamos como gran curiosidad para la segunda vuelta o para ratos tranquilos en portátil, pues si bien la historia es exactamente la misma, la idea es más un guiño nostálgico que una decisión fundamental, y la grandiosidad de algunos escenarios y personajes sólo se aprecia con el formato visual moderno. Dicho esto, como pequeño truco puedes usar el paso de 2D a 3D y viceversa para facilitar la subida de nivel y el grindeo, pues el mismo episodio se puede jugar en ambos modos. Es como si fueran en realidad dos juegos en uno.

Desde ese mismo menú del registro de aventuras los fans más 'hardcore' (o aquellos que ya se pasaran el original) pueden empezar una "Misión Draconiana", con distintos parámetros personalizables para hacer la experiencia aún más desafiante. ¿Quieres probar con "No comprar" o combatir "Sin objetos defensivos" porque eres un valiente y un 'sobrao'? Adelante. ¿Y qué te parece jugar con "Ridiculitis" o sufrir que "Todos los enemigos son superfuertes"? Nosotros hemos vuelto a jugar con la configuración de dificultad original, que ya nos pareció apropiada en su día, pero estas cosas son siempre bienvenidas en pos de la longevidad.

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También hay opciones para poner las voces en inglés o en japonés (comentarios y expresiones, no todo el texto, hombre), y aquí aunque parezca demasiado pedir por lo que se ve tradicionalmente en el género, creemos que habría sido un detallazo añadir doblaje a español, teniendo en cuenta que se trata de una entrega "definitiva" repleta de extras y un año después del exitoso original. Hay mucha historia por contar y un montón de diálogos para horas de voces grabadas, y estas voces aportan en ambos idiomas. El protagonista, aunque tenga su voz, poco habla salvo en contadas ocasiones.

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Pero aparte de los gráficos pixelados, la mayor novedad en el terreno audiovisual tiene que ver con la música, pero no por dar un toque retro, sino todo lo contrario. El año pasado el juego llegó con un audio que de costumbrista sonaba anticuado ("como si se hubiera grabado con un sintetizador barato", decíamos en Gamereactor), con notas planas sacadas de alguna generación anterior. Ahora, puedes disfrutar de todo el juego con la nueva banda sonora sinfónica o poner la música sintetizada original. Era una de las pegas que le poníamos al original y la diferencia en riqueza y amplitud se nota de inmediatio, sobre todo si juegas a Switch en portátil con auriculares.

El toque final a nivel visual es que, aunque no sea la versión más bonita de DQXI, el juego viene de serie con Modo Foto a toque de cruceta (o Joy-Con izquierdo), como viene siendo tan común en juegos de PS4 o en Mario Odyssey y Zelda en Switch. Se puede mover la cámara libremente, colocar el personaje posando y demás. Lo cierto es que las imágenes resultantes son geniales y está muy bien hecho en Nintendo Switch.

Otro párrafo merecen los cambios que aceleran la dinámica de juego pues, adivinad, esa lentitud era otra de las pegas que le poníamos en el análisis original. Ahora puedes decidir directamente en el menú de Equipo si quieres que tu personaje vista automáticamente ropajes y accesorios ofensivos, defensivos o mágicos. Naturalmente, puedes seguir equipando manualmente todo el inventario para cada personaje, a la vieja usanza. Y si te cansas de leer o ver vídeos, también es posible pulsar el botón para avanzar la narración mucho más rápido. Nosotros preferimos auto-avance porque el ritmo de las escenas de corte y los diálogos es tan relajado que los giros del guion resultan mucho más espontáneos. Por último, para seguir acelerando la experiencia y facilitando las cosas, cuando viajas a caballo ya puedes coger algunas cosas del suelo sin bajarte de tu montura.

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Pero si te quejabas (si nos quejábamos) de la lentitud, la mejora definitiva es la posibilidad de ajustar la velocidad de los combates. En el menú (X), en Misc. y Ajustes del sistema se encuentran este submenú del Modo Batalla, en el que de inmediato pusimos la tercera velocidad, la "Ultrarrápida". Os recomendamos hacerlo cuando ya hayáis aprendido a combatir en condiciones, porque hacia el final de la historia hay algunos combates por turnos tan descomunales y largos que pueden llegar a sacaros de quicio o, lo que es peor, a aburriros. Por lo tanto, incluso por encima de la portabilidad, la posibilidad de cambiar la velocidad a la que se desarrollan los combates es quizá la innovación más brillante de esta versión, y no dejas de perder detalle de lo que ocurre en pantalla.

A nivel técnico, salvando las diferencias, la adaptación funciona tan suave y fluida como la original de PS4, lo que es todo un logro. No hemos tenido mayor problema que la imagen más borrosa, ni siquiera en modo portátil, aunque algunos usuarios hablan de artefactos o caídas de fotogramas, pero nada que estropee la experiencia. Lo que sí hemos notado desde antes incluso de jugar y no está nada mal es que descargar Dragon Quest XI S en Switch ocupa 13.9 GB, por lo que si bien algunos tendréis que archivar unos cuantos programas o comprar una microSD más grande, estamos hablando de un RPG enorme comprimido sabiamente, lejos de los 22 GB de shooters como Doom o Wolfenstein. Quizá esto anime a más de uno a apostar por la versión digital de Nintendo eShop en lugar del cartucho.

La misma fluidez técnica se lleva al modo portátil, que a lo tonto es el que más terminamos usando (por no mencionar los que compren la nueva Nintendo Switch Lite). La resolución es obviamente inferior que en la pantalla grande con el Dock, pero por lo demás funciona bastante bien. Han cuidado que el tamaño de la fuente de texto sea apropiado en la televisión, quizá un pelín pequeño en una Switch Lite. Algunos juegos nos cansan bastante en modo portátil, sobre todo con una Switch original, pero dada la naturaleza pausada de Dragon Quest XI y sus combates por turnos, es uno de esos juegos que se deja devorar durante horas y horas, como otros que hemos mencionado más arriba. Funciona hasta para echar un rato en el autobús, por ejemplo.

Como comentario final sobre la historia, ya dijimos que a muchos no les conquistará su trama principal repleta de clichés y tradiciones. El bebé que encuentran misteriosamente, que se hace mayor al arrancar la partida y que termina asumiendo el papel de El Elegido o el Luminario es algo que hemos visto mil veces, pero lo cierto es que en esta ocasión los personajes secundarios sí que son encantadores e inolvidables, y las subtramas llegan a sorprender. Las misiones secundarias son enormes, y quitando los recados más pesados de toda la vida, hay algunas que realmente consiguen aportar trasfondo y concebir un mundo de juego más profundo. En este sentido, nos encanta que el juego cuente de vez en cuando qué ha pasado "Hasta ahora...", ya sea durante la pantalla de carga o a petición del usuario. Que tomen nota otros que se hacen llamar modernos.

Dragon Quest XI S: Ecos de un pasado perdido - Edición Definitiva es "el mismo" juego que el año pasado, solo que ahora se puede jugar en modo portátil y, sobre todo, viene con numerosas mejoras y añadidos, limando varias asperezas del original y facilitando la partida en el sofá o en cualquier lugar para sumarse al club de las 100 horas en Nintendo Switch. También es precioso, un regalo para los que jugábamos a Dragon Quest IX: Centinelas del firmamento en Nintendo DS hace solo 10 años.

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09 Gamereactor España
9 / 10
+
Elimina o mejora muchas pegas del original. ¡Música orquestada! Los tiempos de carga son muy soportables, va suave en TV o portátil. Ocupa 'poco'.
-
La historia principal sigue siendo normalita. Algunas misiones secundarias son un rollo. Por pedir, voces en español.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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