Análisis de Earth Defense Force: Insect Armageddon

¿Has comido alguna vez un plato de caracoles? Son deliciosos. Tan deliciosos como horribles cuando los miras ensartados en tu palillo. Si te da escalofríos la idea de comer cualquier cosa que se mueva... probablemente nunca podrías disfrutar de las delicias de la cocina mediterránea.

Earth Defense Force: Insect Armageddon es exactamente eso: un plato de caracoles. De los que preparaba mi abuela cuando yo era pequeño. Horrible de ver, pero de sabor fabuloso. Si no eres muy aprensivo, haz la prueba. Pero empecemos desde el principio.

Se trata de un clásico shooter en tercera persona, con una visión particular del modo multijugador. Como sugiere su título, estamos llamados a rechazar todo un Apocalipsis causado por los insectos que invaden la Tierra. Hormigas gigantes, avispas, mantis, arañas garrapatas... y no contarás con un bote enorme de Bloom, sino con toneladas de plomo y TNT.

El juego divide los personajes en cuatro clases distintas, cada una con sus características. El clásico soldado de asalto, el "tanque" pesado, el explorador con un jet pack y el técnico. Es evidente el cierto elemento estratégico que se ha previsto para el juego. Un componente presente pero no tan marcado como en otras producciones del género.

Como sucede a menudo en shooters de clases, la historia tiene un papel un poco soso. Ya en la primera misión arranca la acción sin peros, con insectos que surgen de todas partes y con la aparición de puntos de control y objetivos sin ningún sentido aparente. Ve allí y recupera un transpondedor. Luego allá y vuela u hormiguero. Y que no se te olvide matar a todo lo que te cruces.

Para añadir algo de pimienta a la acción aparecen de vez en cuando insectos robóticos, más complicados, de tamaño enorme. Su presencia obvia y sus características despiertan el deseo de concentrar todo el fuego sobre ellos, pero a menudo la principal amenaza son las decenas de insectos que nos rodean.

Aunque las hormigas y garrapatas se podrían identificar como carne de cañón en el juego, dispuestas a desintegrarse después de unos cuantos tiros, las arañas y mantis requieren un esfuerzo extra. Los insectos suelen atacar desde varios frentes, haciendo que el buen trabajo en equipo sea una cuestión de vida o muerte.

En el modo campaña en solitario la IA maneja varios compañeros de forma pasiva. Es decir, siguen todo lo que hacemos y toman ninguna decisión. Si es un camino equivocado, provocarás el ataque al enemigo sin pernsárselo dos veces. De hecho, el juego funciona mucho mejor en multijugador (local o en línea, aunque el segundo requiere que el jugador desbloquee primero todos los mapas en solitario para que funcione correctamente).

Además de la campaña habitual, también se puede jugar al tan de moda modo horda, con oleadas de enemigos infinitas, cada vez en mayor número. En este caso, el modo multijugador es aún más importante, si no esencial. Jugando solo es complicado pasar la cuarta oleada de enemigos, cada vez más numerosos y poderosos.

Para aportar variedad aparecen vehículos y armas, una buena cantidad de armas liberables a través de un sistema de nivelación parecido a Call of Duty, o siguiendo el asunto de las clases, parecido al reciente Brink. Las posibilidades de caracterizar los personajes no son muchas, pero el arsenal ofrece grandes ideas para ajustar el estilo de lucha.

En resumen, es una experiencia puramente recreativa, en eso es un juego bien hecho. Es repetitivo si se juega en solitario, por caridad, pero explosivo en compañía, dada la inmediatez de los controles y la ausencia de un HUD complejo.

Genial a nivel lúdico, pero si hablamos de estética... las cosas se ponen feas. Los gráficos son brutos, los insectos están conseguidos, pero todos son exactamente idénticos entre sí, con una serie de animaciones que se pueden contar con una mano. Los edificios, todos destruidos, se vienen abajo como un castillo de naipes, con un desmoronamiento de losas rectangulares digno de la Nintendo 64.

La presentación del juego, a partir de la interfaz, es pésima. Tiene un claro olor a viejo, con el menú recordando a algunos juegos de PSX de finales de los 90. La música es repetitiva, el inglés hablado es decente.

En definitiva, si nos fijamos en la forma y no en el fondo, Earth Defense Force: Insect Armageddon es un juego de alquiler. Pero teniendo en cuenta el precio y el contenido que ofrece respecto a otros juegos en caja, puede ser una buena solución si quieres un juego para compartir con los colegas, sobre todo en multi local. Si no puedes pasar por alto su aspecto, si prefieres un plato soso pero bien presentado en lugar de la exquisitez de los caracoles de la abuela... mejor busca algo mejor envasado.