Aunque la ficción coreana en cine y televisión ha despegado en occidente durante la última década, fue en particular Parásitos, de Bong Joon-Ho, la que marcó la llegada del país a la escena internacional más amplia. Bueno, quizá no del todo. Sin duda, Parásitos atrajo a un público enorme a los cines de todo el mundo e incluso ganó importantes premios de la Academia, pero cuando se trata de cultura popular, es difícil competir con el enorme alcance de Netflix y su estatus como una especie de bien común digital.
Por eso El Juego del Calamar es tan importante, y por eso esta segunda temporada es un hito gigantesco para el servicio de streaming, para su prestigio internacional y, por supuesto, para los fans de todo el mundo.
Son palabras mayores, y a su alrededor se desató un debate sobre sobre si la calidad real de la serie, escena por escena, justificaba su estatus de fenómeno nacional. 'Squid Game' era en todos los sentidos una sólida serie de suspense con una premisa innovadora, suficientemente clara en sus metáforas, aunque todo el enfrentamiento entre ricos y pobres, privilegiados y no privilegiados, quedaba un poco impreciso. Pero era difícil apartar la mirada mientras Seong Gi-hun se enfrentaba a terribles adversidades para pasarse el cruel juego.
Esto nos lleva a la siguiente temporada, que una vez más está escrita y dirigida por el mismo hombre, Hwang Dong-hyuk, y a la que sólo seguirá una temporada más, porque Dong-hyuk ha decidido que la narrativa de El Juego del Calamar ha llegado a su fin.
La segunda temporada arranca unos años después del final de la versión del Juego del Calamar en la que Gi-hun ganó. Pero, como revelan los últimos segundos de la primera temporada, no quiere disfrutar de una vida de lujo con todos sus millones, sino utilizar los recursos para destruir a la gente que está detrás de él. Como ya han revelado los tráilers, también se trata de volver a competir, y aquí llegamos a conocer a los dos nuevos jugadores, mientras que se pone mucha más atención a la busca y captura del hombre que está detrás de todo.
En muchos sentidos, esta segunda temporada es una especie de remezcla de la primera. Nos parece una forma bastante eficaz de recurrir a la misma iconografía sin forzar directamente a la serie a sacar el mismo conejo de la chistera. Gi-hun sigue en el juego, se sigue librando una batalla tras el telón a través de sus compinches que le siguen la pista e intentan salvarle antes de que sea demasiado tarde, y el misterioso Testaferro seguirá dirigiendo el juego a toda costa. El escenario es el mismo, pero nunca se convierte en un lastre, ya que la intensidad, el suspense y el drama bien construido se incorporan a lo esperado.
Lee Jung-jae sigue estando francamente brillante, dominando cada escena en la que aparece. Su personaje, Gi-hun, experimenta un arco bastante drástico que le borra toda la ingenuidad que tenía en la primera temporada. Es más crudo, más serio, pero le sienta bien, y en general está acompañado de interpretaciones bastante creíbles.
Merece la pena detenerse aquí, porque al igual que en la primera temporada, la principal debilidad de El Juego del Calamar parece ser ese difícil equilibrio entre la sátira inteligente, saturada de humor negro y caricatura, con el comentario social más creíble, fundamentado y realista. Esta temporada es en todos los sentidos más oscura, más cruel, y se centra más directamente en la desesperación de los participantes, llevándoles a abrazar una profecía autocumplida diseñada para demostrar que esa misma desesperación les convierte en "basura".
Pero en medio de esta mezcla, la serie vuelve a ceñirse a arquetipos caricaturescos, y aunque la mayoría se hacen más sólidos conforme la serie los expone, los primeros episodios pueden resultar un poco desalentadores, como ocurre con el concursante "Thanos". No todos los personajes son igual de sólidos, y se ven debilitados por las imprecisas situaciones ideadas por el creador de la serie, Dong-hyuk. A veces son muy buenos y otras muy malos y crueles: les faltan matices.
Dicho esto, las remezclas de esta segunda temporada de los famosos juegos son magistrales, y Luz roja Luz verde, por ejemplo, es extremadamente intensa, una lección sobre cómo construir buen suspense. Hay muchas escenas como ésta en la segunda temporada de El Juego del Calamar, combinadas con una gran música y una sólida escenografía. ¿Merece la serie detener el mundo como ocurrió en 2021? Quizá no, pero al mismo tiempo, merece la pena alabar aquí a Dong-hyuk por una visión extremadamente personal que ha dado lugar a una narración bien elaborada. Sigue mereciendo la pena ver El Juego del Calamar.