F1

Desde su gran derrota en la Fórmula 1, el solitario Sonny Hayes (Brad Pitt) siente que su vida ha perdido dirección y sentido, hasta que un viejo amigo (Javier Bardem) atrae a Hayes de vuelta a la Fórmula 1 para salvar a la escudería Expensify de la venta. Esto no resulta tarea fácil, dado lo mucho que choca la personalidad segura de Hayes con el resto del equipo, especialmente con el joven engreído (Damson Idris), que sueña sobre todo con la fama y el dinero. Pero juntos pueden conseguir grandes cosas, siempre que aprendan a trabajar juntos.

La película F1 es una clásica historia deportiva disfrazada de publicidad de Fórmula 1, o viceversa, según lo cínico que seas. Para alguien que nunca ha visto ni un solo minuto de este trepidante deporte del motor, no importaba mucho que la película estuviera tan claramente obsesionada con la Fórmula 1. Soy una de esas personas que casi siempre suelta un bufido cuando mis compañeros de trabajo empiezan a hablar de la carrera del fin de semana durante la pausa para comer, así que para mí, la tópica historia se mezclaba bien con la publicidad de la Fórmula 1 y ofrecía una visión increíblemente entretenida de algo a lo que nunca he dedicado ni un solo minuto. En otras palabras, la película F1 consigue convertir este deporte del motor en una experiencia cinematográfica fácilmente digerible y salvajemente entretenida con precisión técnica.

Joseph Kosinski es un hábil director técnico, algo que demostró recientemente en la incomparable secuela de Top Gun, y ese estilo intensamente sudoroso de "sentarse en el asiento del conductor" también se encuentra aquí, donde todos los ángulos de cámara posibles -especialmente desde los propios coches- pintan una arena de batalla casi de gladiadores, con neumáticos de goma chispeantes y constantes paradas en boxes. La estruendosa experiencia audiovisual de estar en medio del Gran Premio es el gran atractivo de la película y es una gozada verla, preferiblemente en una pantalla IMAX. Hans Zimmer también ayuda a crear tensión con su banda sonora electrónica pulsante, aunque la música no destaque realmente en ningún aspecto.

En cambio, el drama que tiene lugar fuera del asiento del conductor no es tan dinámico. No está tan guionizado como Ford v Ferrari o Rush, donde gran parte de los diálogos parecen escritos para ser implementados en tráileres y el drama entre los miembros del equipo es tan "al pie de la letra" como es posible. Al mismo tiempo, la narración es increíblemente ajustada y está tan bien editada que rápidamente pasas por alto sus defectos, y el ritmo trepidante está a la altura de la adrenalina en la pista de carreras. También ayuda que Pitt sea carismático, como veterano atormentado y que el ardiente encanto de Kerry Condon sea contagioso al instante. La película dura dos horas y 35 minutos, pero nunca sientes que el tiempo pasa, simplemente pasa volando.

No importa que los comentaristas deportivos de la película lo expliquen todo en exceso a un novato como yo, y es fácil perdonar ciertos elementos ridículos (¿hasta qué punto se permite realmente al protagonista de la película manipular las reglas del deporte?) gracias al encanto clásico de Hollywood que destila la película. Se trata de una película altisonante, melodiosa y tremendamente entretenida con impresionantes secuencias de acción; es un motor de la vieja escuela bien construido que cumple todos los requisitos que debe tener una típica película de deportes, pero lo hace bien y cruza la línea de meta con confianza y bravura.