Análisis de Farming Simulator 17

En mi familia ha habido granjeros. Hemos tenido cerdos y vacas estabulados y, espero, felices. Pero eso eso era antes de que yo naciera, porque jamás he tenido relación directa con la ganadería, quizá sí algo más con la agricultura, y por eso en la escuela me decían que yo venía del campo. Quizá por ahí empiece la curiosidad por probar un juego como Farming Simulator 17. Es un cambio total de estilos y de género. De los coches, el crimen y los superhéroes mutantes a las pacas de heno, el arado y la soledad. ¿Por qué no?

Una vez que entras en el terreno ya solo queda comprobar si Giants Software ha cumplido con lo prometido y si será realista o te dejará plantar girasoles en un clima polar. Lo primero que hay que agradecer como novato es su tutorial, muy profundo, con instrucciones paso a paso de lo que hacer antes de quitarle los ruedines al tractor. Más libre, pero también más molesto.

Mientras no estés haciendo justo lo que te dice el instructor no recibes más ayudas y por tanto no puedes seguir avanzando. Como por ejemplo cuando fui a comprar cerdos, "tantos como permita el transporte". La cantidad es nueve, pero yo tenía 20.000 euros y cada uno cuesta 3.000 euros, por lo que las cuentas no salen. Cogí cinco para ahorrar para unas vacas y me dejó hacerlo, pero de repente se apagaron las instrucciones. Y tras un rato dando vueltas a ver qué pasaba vendí uno y apareció un cartel de tutorial fallado. No fue la única confusión de este tipo. Tres horas más tarde, en parte a causa de mis fallos, llegó el momento de tener mi propia granja.

Lo primero es escoger entre granjero y granjera, lo único fácil, porque a partir de ahí empiezan los dolores de cabeza. Arrancas con 30.000 euros y algunas máquinas como tres tractores, un tráiler, un arado, una segadora-trilladora y una sembradora. Pero te pones a planificar y te das cuenta de que también te hacen falta una excavadora, una enfardadora, una horqueta... Y, claro, el ganado. Sin olvidarme de un tanque de agua y un camión para mover las cabezas. Solo la excavadora cuesta 80.000 euros, más del doble de lo que tengo. Menos mal que el viejo MacDonald está ahí para alquilarnos en leasing sus herramientas.

De vuelta a casa me doy cuenta de que ni siquiera me hacen falta animales, que podemos empezar con el campo. Pero mientras devuelvo el tanque de agua con el tractor rojo me percato de que sin ganado tampoco podré aprovechar sus recursos. Su fuerza de trabajo, por ejemplo, o el estiércol como abono natural que me puede dejar un cerdito tras muchos meses de cría. Huele fatal, pero es barato. Entonces tanque de agua sí o no.

De vuelta a la granja veo que mis trabajadores están esperando, y si eres muy rato puedes tener un buen ejército de píxeles haciendo el trabajo duro por ti. Por ejemplo, puedes poner a uno con la segadora y seguirle con el tractor para ir recogiendo el grano. Una vez que está lleno, de vuelta al pueblo porque por suerte el panadero siempre quiere más trigo. ¡Por fin, un poco de dinero! ¡Ya soy autosuficiente y podré jubilarme en estas tierras mientras otros trabajan por mi!

O no, porque cuando llego de vuelta a la granja me encuentro la máquina aparcada en medio del campo, vacía, y todo el trigo sobrante tirado por el suelo. ¿Dónde está el trabajador? Ni en el granero, ni en el establo, ni en el pajar. ¡Será vago! Para recoger todo ese desastre trato de buscar la máquina adecuada en la tienda y lo que te encuentras es ese arsenal de herramientas que Giants Software había prometido, más de 250. Hay que pasar página y pensar en la siguiente cosecha, por ejemplo en un poco de heno para echar de comer a mi futuro ganado, aunque viene bien variar la dieta para sacar más rendimiento. Y esas gallinas parece que no necesitan comer. Por cierto, ¿cuándo he comprado yo gallinas? Con tanto pensar se ha echado la noche encima y la duda es, de dónde sacas el tiempo para tantas tareas.

Con este pequeño diario he querido demostrar que en Farming Simulator 17 hay muchísimas cosas que hacer especialmente si empiezas a lo grande. Por eso, la primera recomendación es comprar un trozo pequeño de tierra y dedicarlo al monocultivo de patata, de trigo o de lo que sea, y no ampliar hasta que esté todo seguro. Hasta que hayas descubierto una fuente de ingresos constante o te meterás en una espiral de gasto sin control y sin retorno, pero con mucho estrés. El nivel de dificultad escogido también implica que haya más o menos problemas externos, como cosechas arruinadas, caídas de precios o banqueros más irritantes pidiéndote la devolución de las letras.

Una de las quejas que se le pueden sacar es que no hay forma de viajar rápido entre los distintos puntos, y al final pasas mucho tiempo en la carretera. No estás en GTA haciendo el loco, estás conduciendo un tractor a 30 o 40 Km/h. El otro problema está en la información que se da sobre las semillas y su efecto real, y cuántas tienes que no varían de cultivo a cultivo. Si hay 500 semillas, tienes quinientas de todo mezclado, pero no de cada una. Puede ser conveniente, pero no es realista.

Por suerte, si te satura o te cansa puedes montarte en tu tractor, aparcar en cualquier lado y echarte una siesta. Tanto el audio como su aspecto gráficos con de primer nivel. Tu granja tiene buena pinta, con un buen nivel de detalle y rica en colores y formas, repleta de utensilios y aparatos extraídos del mundo real que le dan credibilidad. Y con los que puedes pasar años de tu vida consumiéndote en busca de la gestión perfecta. En este aspecto está aprobado. La cosa no va tan bien técnicamente con la imagen. Al principio parece que la imagen es estable, con alguna pequeña caída, pero a medida que la granja va creciendo se van dejando notar de forma más regular, breves pero intensas.

El sonido es incluso mejor, es sorprendente desde el primer momento. La música me recuerda a la de The Sims 2 y eso queda muy bien en este contexto. Los efectos de sonido consiguen reproducir esas sensaciones que se deben tener en ese ambiente solitario, envuelto por el ruido de la maquinaria hasta que paras el motor y te dejas cautivar por los entornos. El efecto es mucho más potente en cuanto aparecen los grillos y las chicharras, especialmente durante la noche. La cosa cambia un poco cuando pasas a primera persona y te conviertes en el centro, cuando hasta el ruido del intermitente se hace notar entre los mugidos de las vacas y los gruñidos de los cerdos.

Tampoco es del todo correcto el sistema de control, al menos no con el mando convencional, ya que todos esos periféricos que se venden ahora para este género deben sacarle más provecho. Es bastante pesado y hay demasiadas funciones asignadas al d-pad que van cambiando en función del gatillo que esté presionado. Por ahí han aparecido, además, algunos bugs curiosos, más bien pocos. Pero incluso he llegado a ver el tractor volando por los aires cuando se estaba cargando el remolque de pacas.

A pesar de que Farming Simulator 17 ofrece una experiencia variada para quienes viven tranquilos o quieren sentir algo así y ha mejorado respecto a entregas anteriores, aun se nota que le falta estar más pulido y afinado. Es un juego tan raro que debes plantearte si lo que estamos contando encaja contigo, porque en este caso podrás pasarte aquí unas buenas vacaciones, eso sí, trabajando duro.