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Final Fantasy XIV: Shadowbringers

Final Fantasy XIV: Shadowbringers - impresiones

La luz pasa a ser la nueva amenaza en una expansión que refuerza el poderío del MMORPG más famoso de Square Enix.

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Mantener un juego con vida durante más de una década es una hazaña de la que muy pocos pueden presumir. Cuando World of Warcraft abrió sus puertas, en Blizzard no tenían ni idea de lo que iban a conseguir con el paso de los años; y seguro que Square Enix tampoco era plenamente consciente de lo que acabaría alcanzando con Final Fantasy XIV.

El segundo de la saga (FFXI lo intentó antes) que renuncia a las bases más tradicionales del género que la vio nacer para lanzarse al peligroso y gigantesco territorio de los MMORPG. No todo fueron bondades para el decimocuarto Final Fantasy, que llegó con más pena que gloria en 2010. Tuvo que renacer en 2013 con el sobrenombre de A Realm Reborn y abrazar una nueva plataforma para, esta vez sí, asentarse como uno de los mejores de este campo en el que siempre parecía que hubo un rey imposible de destronar.

Así, mirando un poco a aquel lejano renacer que tuvo lugar hace ya 6 años, nos encontramos volando a Londres para conocer el siguiente paso de este juego que parece incombustible. Casi como esos Guerreros de la Luz que se preparan para adentrarse en un mundo completamente nuevo, The First, nosotros nos fuimos a la capital británica para tener una primera toma de contacto con Final Fantasy XIV: Shadowbringers, la siguiente expansión que Naoki Yoshida y los suyos tienen preparada para seguir dando horas y horas de quests, misiones y leveleo puro y duro a los jugadores de este gigantesco RPG online.

The First, el nuevo mundo de FFXIV: Shadowbringers

Con la experiencia de tantos años alimentando a una comunidad cada vez más grande, que ha acumulado un total de 16 millones de jugadores hasta la fecha, como nos explicó el propio Yoshida, S-E ha decidido coger la mesa y tirarla por la ventana para conseguir una frescura fundamental para un título con una trayectoria tan larga. El primer cambio llega directamente con los protagonistas, con los jugadores. Tras tanto tiempo haciéndonos llamar Guerreros de la Luz, nuestro nuevo viaje a The First cambia las tornas por completo y también cambia nuestro nombre.

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Final Fantasy XIV: Shadowbringers

Ahora somos Guerreros de la Oscuridad y nuestra misión es intentar salvar un mundo que está al borde de la destrucción por el exceso de luz. Irónico, cuanto menos. El propio Yoshida nos explicaba, tras nuestra partida, que esta decisión tan particular estaba sujeta a tres razones: la primera, romper con el manido estereotipo de que la oscuridad es algo negativo; la segunda, dar un cambio de aire para que el jugador no se aburra por ser defensor de la luz durante tanto tiempo; la tercera, que "usar la expresión Guerreros de la Oscuridad (Warriors of Darkness) para hablar de los protagonistas o los héroes es algo bastante guay".

Lo cierto es que no sabemos si quedarnos con una o con todas las razones aportadas por el director del juego; pero lo que nos ha quedado claro es que es algo que llega acompañado de muchos cambios que van a obligar a toda la comunidad a replantear estrategias y a volver a estudiar al dedillo todo el funcionamiento de FFXIV y de sus clases, así como sus roles en batalla. El 80 como nuevo nivel máximo, nuevas habilidades para todas las jobs en ese tramo de niveles, tanques que pierden estancias, sanadores con diferentes barras de habilidad y jobs que han sufrido importantes modificaciones. Las sinergias se han roto para que no haya un set de jobs estándar con el que poder afrontar cada misión, para que no nos topemos una y otra vez con grupos repletos de las mismas clases afincadas en los mismos roles.

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Va a ser necesario un buen tiempo para adaptarse a todo lo que se avecina con Shadowbringers, pero eso es algo que recaerá sobre los hombros de una legión de jugadores que ya ha demostrado ser capaz de adaptarse rápidamente a todas las modificaciones que han llegado a lo largo de estos años.

Final Fantasy XIV: Shadowbringers

Lo importante aquí, por encima de todo, viene con el cambio del mundo, con todo lo que este tiene que ofrecer y, por supuesto, con lo que brindan las nuevas clases. Esta expansión incorpora también dos nuevas razas: los Hrothgar y las Viera. Opciones limitadas solo a avatares masculinos en el primer caso y a los femeninos en el segundo, que aumentan el abanico de opciones y que introducen un pequeño guiño a la Ivalice de FFXII.

Gunbreaker y Dancer, los nuevos jobs

Pero no nos descentremos. Hemos hablado de nuevas clases, y las hay. Gunbreaker y Dancer son los dos jobs que llegan con Shadowbringers. El primero funciona muy bien como Tanque, mientras que el segundo está más orientado a hacer las veces de DPS a distancia. Pudimos probar ambos y comprobar qué tal se portan en batalla y, a pesar de lo llamativo y del homenaje a los Sables pistola de FFVIII que introduce el Gunbreaker, hemos de decir que los bailarines se convirtieron en nuestra decisión favorita.

El portador de las espadas con munición dispone de un abanico de habilidades que refuerza el uso de su característica arma, y al mismo tiempo está pensado para absorber cuantos golpes sean necesarios mientras el resto del equipo merma la salud del enemigo. Es un luchador bastante dinámico a pesar de tener un rol normalmente más pasivo, y lo cierto es que también resulta bastante espectacular.

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Pero, insistimos, los que lleven más tiempo jugando a FFXIV y prefieran estar en el centro de la acción sin arriesgar demasiado, como nosotros, van a quedar prendados por la clase Dancer. Muy ágil, con habilidades idóneas tanto para defender al equipo y aplicar "bufos", como también para hacer potentes combos para restar buenas sumas de vitalidad a los enemigos. Acaba siendo atractiva para cualquiera gracias a su versatilidad, incluso para los más inexpertos.

Así, nuestro Hrothgar bailarín fue el personaje con el que más tiempo dedicamos a explorar el mundo de The First por tierra, por mar y por aire. Toda expansión, desde Heavensward hasta Stormblood, ha traído siempre nuevas localizaciones al MMORPG, y esta no iba a ser menos, por lo que que dedicamos un buen tiempo a contemplar y pasear por parte de esos terrenos que nos tendrán frente a la pantalla durante horas y horas.

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Recorrimos las calles de Crystarium, esa mágica urbe que deslumbra en el tráiler completo de Shadowbringers, reinada por los cristales que tanta importancia han tenido a lo largo de la historia de esta franquicia. Bulliciosa, aunque sin muchos NPC con los que interactuar (la versión probada todavía no era la final), será el HUB al que volvamos una y otra vez en esta expansión.

Junto a ella, también pudimos pasear y, sobre todo, combatir en los territorios de Lakeland, una vasta extensión coronada por árboles que recuerdan a los cerezos en flor típicos de cualquier estampa nipona, y también en Il Mheg, el que quizá sea uno de los lugares con más encanto de toda la región que pudimos recorrer por sus enormes praderas y esa laguna bañada por una atmósfera casi onírica.

En todas estas zonas vimos que, a pesar de andar en un mundo nuevo, se siguen manteniendo los eventos y elementos propios de todo Final Fantasy XIV: secundarias para conseguir objetos y algunos giles, eventos públicos (FATE) y mazmorras para poner a prueba el trabajo en equipo. Puede que hayamos abandonado Eorzea para adentrarnos en un lugar totalmente distinto, pero hay cosas que nunca van a cambiar.

Yoshida nos explicó durante el evento que se habían hecho también importantes cambios en los FATE para darles más importancia. La intención es que superarlos ahora resulte mucho más satisfactorio por las recompensas obtenidas, damos fe de ello, pero también que resulten verdaderamente útiles para entender mejor la historia de The First y de todos los héroes que cayeron antes de nuestra llegada.

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Dejando esto a un lado, en Square Enix insistieron en que probáramos una de las mazmorras disponibles en esta nueva región, Dohn Mheg, y no pudimos rechazar la oferta. Se trata de un pequeño adelanto de lo que podremos encontrar en esta expansión, algo que nos sirvió para echar un pequeñísimo vistazo a la historia tras Shadowbringers y para poner a prueba las nuevas clases.

Mazmorreo puro y duro, ahora en solitario

Nuestro objetivo aquí era conseguir una de las cuatro llaves con las que abrir las puertas de Lyhe Ghiah, aunque por supuesto no iba a ser un paseo. Los Fuath nos estaban esperando para ponernos a prueba a través de una serie de retos que decidimos superar en solitario, porque sí, ahora en Shadowbringers no necesitas montar un equipo con otros jugadores, puedes lanzarte a por el mazmorreo puro y duro con personajes controladas por el juego gracias al sistema Trust.

Atravesando unos parajes que parecían extraídos de Alicia en el País de las Maravillas, y acabando en un castillo donde tuvimos que sacar a relucir nuestras dotes de equilibristas para poder acabar con el boss final de los tres que hay en esta mazmorra, lo cierto es que no tuvimos demasiadas complicaciones para superar los retos que imponía, salvo por esa mezcla entre tortuga gigante y dinosaurio que nos hizo pasarlo realmente mal en la segunda fase de esta misión, hasta que descubrimos la clave para derrotarlo (que evidentemente no vamos a desvelar).

Final Fantasy XIV: Shadowbringers

Durante todo este tiempo, los personajes controlados por la máquina demostraron ser más que eficientes. Es cierto que el auténtico jugo de FFXIV sigue estando en disfrutar de la experiencia con otros jugadores, ya que es lo que le da sentido; pero ofrecer esta opción nos resulta muy interesante para quienes no tienen ganas de esperar, o incluso para aquellos que buscan algo más tradicional. Es, de hecho, lo más cercano a un Final Fantasy tradicional que puedes tener en este MMORPG.

Se comportan de forma lógica, atacando, sanando y ofreciendo apoyo cuando es necesario, incluso interrumpiendo los ataques de los monstruos rivales o haciendo uso de las nuevas acciones cargadas (que permiten lanzar varias habilidades seguidas sin esperar a su cool-down). Y lo mejor es que esta opción es algo que se activa con suma facilidad. Accediendo al menú Duty Finder, puedes tener acceso directamente a esta función para escoger las clases que te acompañan y adentrarte en la mazmorra al momento. En cuestión de segundos ya teníamos nuestra party de 4 Guerreros de la Oscuridad lista. Agiliza para que nos metamos en la acción al momento.

Lo cierto es que, una vez recapitulamos y analizamos lo probado con Shadowbringers, nos hemos dado cuenta de que todo esto es tan solo la punta del iceberg. Muy satisfechos con lo probado y con ganas de saber más, acabamos nuestra jornada preguntando a Yoshida si se ve capaz de hacer de este un juego eterno. ¿Su respuesta? "No hemos fijado una fecha límite en la que terminar con Final Fantasy XIV, ni tampoco tenemos intención de que acabe pronto. Nadie tiene que preocuparse por el fin de FFXIV".

Con la misma convicción que ha empujado al director nipón a afirmar el futuro de su MMORPG es con la que podemos atrevernos a decir que esta expansión viene dispuesta a sacudir los cimientos de este juego. El 28 de junio tenemos que acudir a la llamada de The First, y seremos los primeros en adentrarnos en este nuevo mundo para terminar de descubrir todas esas promesas que nos han dejado con la miel en los labios tras nuestra primera visita. Volveremos.

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