Keegan, Lahni y Mac deberían haber sido los protagonistas de Gears of War desde la cuarta entrega. Son un trío con personalidades y rasgos variados, que no parecen sacados de un grupo de trabajo de laboratorio ni son tan planos como Kait Díaz y Del Walker. Que parecen personas de verdad, gente corriente, pero con los estándares de este mundo invadido. Tienen tanta potencia, que cuando terminé la breve historia del DLC Machacacolmenas de Gears 5, me había quedado prendado de ellos y hasta los eches un poco de menos.
Hivebuster (por su nombre en inglés) es una campaña de unas tres horas, yunque pueda saber a poco, no es tan corta para los estándares del género. El guion y la ambientación son independientes, lo que supone que no solo son nuevos los personajes, también lo son los escenarios y el monstruo final. En cambio, The Coalition no ha tratado de reinventarse en cuanto a mecánicas de juego, sino que ha rebobinado lo que tenía hasta llegar al principio.
Esto significa que es una historia clara y directa con un objetivo marcado. El pelotón Escorpio se ha marchado a las islas Galanti en busca de un nido del enjambre en el que espera el monstruo final. Ni áreas abiertas ni contenido de relleno en el que perder el tiempo. Aquí la cosa va de batallas crudas en escenarios pequeños, así que condensa más sustancia que los anteriores.
También me ha dado la sensación que el nivel de dificultad es superior a lo visto últimamente, así que cada vez que terminas una batalla y limpias una zona te sientes como un campeón. Han diseñado los mapas de forma que te obligan a buscar munición (aquí no está Jack para echar una mano) y para pensar estrategias de flanqueo de enemigos, con mucho cambio de arma para estirar más la munición. En bastantes ocasiones, al finiquitar un espacio no me quedaban más que una pistola y alguna granada.
Por suerte, los tres soldados del pelotón Escorpio tienen un truquito que es totalmente imprescindible para poder salir airoso de esta misión, y que hay que ir mejorando con la partida. Keegan es el más importante porque su habilidad le permite recargar munición y la de los compañeros que tenga cerca. Lahni posee un cuchillo electrificado letal y Mac tiene un escudo que invita a actuar como un tanque. Funcionan a base de un tiempo de cooldown bastante corto, así que se pueden usar a menudo, de modo que al final las batallas acaban girando en torno a estos poderes y se decantan cuando se les saca mucho rendimiento. Por eso, lo mejor es jugar a Gears 5: Machacacolmenas en cooperativo a tres.
Como comentaba, en unas tres horas te acabas este DLC (sin trampa ni cartón, lo dice claramente en la Store), pero seguro que muchos de vosotros vais a repetir una vez completada la primera vuelta. Porque te lo pasas bien, y porque es una gozada caminar por Galangi, un escenario espectacular que luce de maravilla en Xbox Series X a resolución 4K y nunca menos de 60 fotogramas por segundo. The Coalition está demostrando que optimizar juegos antiguos merece la pena.
Machacacolmenas cuesta 19,99 euros, que me parece un precio razonable para que lo que trae, pero es que además sale a coste cero con Xbox Game Pass Ultimate y eso es un puntazo. Ha sido un viaje corto pero muy intento, ideal para los amantes de Gears of War y de la acción cooperativa en general. Además, Keegan, Lahni y Mac tienen mucho futuro, ojalá les dejen protagonizar su propio juego, porque tienen madera.