Análisis de Genital Jousting

Genital Jousting montó un pequeño escándalo en el momento de darse a conocer porque su diseño ataca directamente a uno de esos temas que siguen siendo tabú en muchos entornos y culturas, los penes. De hecho, quienes habéis comenzado a leer este análisis seguro que tenéis algo en mente, ya sea curiosidad o recelo. Lo primero que se te puede venir a la cabeza es que el estudio Free Lives solo ha aprovechado un diseño polémico para llamar la atención y conseguir más expectación para un título de minijuegos como cualquier otro. ¿Y si resulta ser un buen juego que sí sacar partido al uso de penes como personajes?

Aquí, hasta ocho personas controlan un pene bastante largo con dos testículos y una pequeña abertura al final, que haría las veces de ano. El objetivo es, literalmente, joder a los demás, ya sea en una prueba o en otra. La gracia está precisamente en los minijuegos, porque todos son de esos que típicos que es fácil probar suerte, pero difícil cogerle el truco. Esos que castigan no hacer las cosas del todo bien, sobre todo si algún jugador va un poco perjudicado. Pero si el grupo se lo toma muy en serio, permite subir el nivel.

Se puede jugar en solitario, pero si consigues reunir a gente para pasar un buen rato puedes escoger entre varios modos de juego, y más que se van desbloqueando a medida que jugáis. E incluso algunos son para un solo mando, por lo que repertorio no falta. Tras dar el consentimiento expreso (un detalle), tenéis que empezar a aporrearos unos a otros, y con la cantidad de pitos que pueden llegar a juntarse es probable que incluso haya momentos en los que no sepáis cuál es el vuestro.

Por suerte, el estudio no ha olvidado de las opciones de personalización, así que cada cual puede probar a decorarlo como desee incluso antes de empezar. No todos los accesorios están disponibles en un primer momento, hay que ganárselo con el paso del tiempo, ya sean unas gafas de sol o un piercing para el glande, un traje chaqueta para el tronco, un collar de pinchos para el prepucio o una tirita para los testículos.

Puede que algunos de vosotros ya lo conocierais del Acceso Anticipado, pero la gran novedad ahora que se ha estrenado en versión completa es el modo historia. Que no suene a broma porque nos ha parecido bastante interesante, sobre todo porque casi ningún party game se atreve a meter una trama en medio de los minijuegos. Si os preguntáis qué tipo de cuento tienen preparados los chicos de Broforce, lo único que podemos responder es que es una muy profunda.

Nos cuenta la triste historia de John, que es un poco soplapollas, si se nos permite la expresión. Está atrapado en un trabajo basura, vive en un apartamento de mierda y además está más solo que la una. Pero, para su sorpresa, recibe una invitación para una quedada con sus compañeros de instituto y sufre una pequeña crisis de ansiedad: "¿Que pensarán de mí mis antiguos compañeros de clase y qué les cuento que he hecho con mi vida?" Por suerte faltan seis meses, así que tiene tiempo de sobra para salir del agujero, intentar conseguir algunas citas y encontrar a alguien que le ayude a superar la sensación de ridículo.

Todo empieza de una forma bastante inocente con un estilo narrativo semejante a la de The Stanley Parable, con una voz en off que va respondiendo a los actos del personaje. Esta presentación añade un contexto gracioso y raro a esta situación tan absurda. Es el día a día de John, pero con el personaje con forma genial. A los pocos días de tareas rutinarias, desde lavarse los dientes y comer a trabajar, va quedando claro que una mujer no es lo único que echa en falta en su vida. Y así, con la guardia bajada, va cambiando gradualmente en un viaje de autoayuda y mejora de uno mismo en el que debes acompañar al personaje.

Lo que hasta ahora era un juego en el que reunir a un grupo de amigos para hacer el chorra y molestar con chistes de pedos se ha convertido en algo profundo y con carga filosófica. Aquí tenemos un gran ejemplo de por qué nos encantan los juegos independientes, porque hacen que cualquier cosa sea posible, y además consiguen que funcione, sin miedo al fracaso o a la crítica. ¿Qué impide que aprendamos alguna lección de la vida mientras jugamos con una polla blanda y deprimida?

No solo es una reflexión interna, también hay cierta crítica social. Porque las palabras de John y sus intentos por arreglar lo que él percibe como fallos y defectos en su vida con muy reveladores en una sociedad en la que la gente suele perseguir la riqueza material para superar sus inseguridad, y busca relaciones superficiales en lugar de algo profundo. ¿Y cuántas veces no nos hemos tragado nuestros sentimientos en lugar de expresarlos, incluso con gente cercana? Por eso nos ha encantado Genital Jousting, porque este modo historia puede ser el reflejo de alguno de nosotros, comenzando porque, como se suele decir, todos tenemos lo mismo entre las piernas, aunque cambia un poco visualmente. No es una experiencia profundísima, nada que vaya a cambiar la vida de quien lo juegue, pero es alucinante cómo pasa de ser una broma alargada a un videojuego reflexivo.

La carátula lo dice claro, es una competición, un duelo, pero con genitales. Puede que solo por esta decisión de diseño ya se haya arrinconado en un público, el que no tiene prejuicios o el que tiene ganas de bromear un rato. Es casi una presentación adolescente. Pero los minijuegos son buenos, con gente los vas a disfrutar, y además el modo historia es toda una sorpresa. Lo único malo, que al final no es ni tan largo ni tan duro, pero para un rato merece bien la pena.