Vaya batalla que estamos teniendo Sir Arthur y yo contra las criaturas del mal. Esto está siendo una carnicería, y tengo la sensación de que vamos perdiendo. Hacía años que no jugaba a algo en el que la muerte era tan recurrente, quizá desde Flat Heroes, y como en aquel, lo mejor es que he sentido poca frustración y siempre he tenido muchas ganas de volver a intentarlo. Por ejemplo, tardé toda la primera parte del último partido del Real Madrid en pasarme un jefe.
Eso es Ghosts 'n Goblins Resurrection, lo mismo que ha sido siempre esta serie de acción 2D en la que la dificultad está por las nubes y parece imposible pasarse hasta la fase uno. Pero lo cierto es que no es así, que con un poco de insistencia siempre se puede ir poco más allá y seguir avanzando, especialmente ahora que hay un sistema de progresión de habilidades y de guardado de partidas un poco más amable.
Al principio son dos botones, salto y disparo, y tres toques de vida; el último, ya se sabe, con el rey en calzoncillos. Pero también hay un árbol mágico que se alimenta de las hadas que recoges por el camino y da como frutos estas magias extraordinarias con las que ir siempre un poco más allá. En las impresiones os hablé de las básicas, como el rayo o la conversión en rana, que son útiles para salir del paso brevemente. Sin alguna de ellas jamás hubiera superado alguna zona, como el fuego para matar los ogros de la torre del castillo. Pero en la parte final esperan algunas más poderosas como un sprint o incluso la regeneración de la armadura. Todas tienen un tiempo de enfriamiento breve, pero lo más chungo son los segundos que se tardan en ejecutar.
La cosa es que las habilidades importan mucho y Capcom ha sabido sacarlas mucho jugo en el diseño de las pantallas. Hay decenas de ellas y aparecen de forma reactiva al pasar por un punto concreto. Unas cuentas son como de regalo, pues surgen en el camino obvio y están muy a mano. Otras son cebos, pues alcanzarlas es casi un sacrificio seguro; pero qué más dan mil muertes, qué mil una. Y muchas más están escondidas, de modo que hay que explorar en vez de ir a toda velocidad. A no ser que tengas buscatesoros, pero claro esa magia es muy cara y hay que hacerse con muchas de ellas antes... Lo que ha logrado el estudio es un equilibrio de progreso bastante bueno.
Conseguir que siempre que mueras sientas que a la siguiente va la vencida es lo más complicado de este tipo de juegos. Casi siempre lo consigue, aunque hay siempre alguna zona por nivel en la que se va la mano de dificultad. Para no dejar a nadie fuera han implementado cuatro categorías, pero es que ni las dos más fáciles son tal cosa. Hay veces que me he tirado a una bandera sabiendo que la muerte llegaría un segundo después solo por dejar atrás un fragmento maldito, pues el sistema de checkpoints está bien pensado. El más bajo de todos, Paje, va por libre porque hay vidas infinitas continuando desde el mismo punto e incluso unos metros más adelante.
Son zonas que tiene su miga, con cuatro o cinco áreas diferenciadas en las que combatir contra enemigos distintos y poner a prueba alguna habilidad: la paciencia, la agilidad en el salto, el tiro certero, saber leer a los enemigos, la suerte... No hay construcciones que te hagas abrir la boca por su brillantez, y alguna que podría tratar de aparentarlo ha quedado algo cutre, como el viaje sobre dragones. Lo que hace que todo encaje es que el número de enemigos y sus apariciones sí están bien ajustado -para un juego tan cruel como este-, pensando siempre en dónde ser más dañinos.
Con los jefes tengo una relación un tanto más angustiosa. Más allá del diablillo inicial de siempre, que es infumable, la mayoría no son especialmente complejos y apenas tienen rutinas de comportamiento. Para compensar, los han complicado por volumen, y con un personaje tan lento muchas veces no es saber leer el patrón, es puro azar de que no ataque por donde andas. Tampoco en jugabilidad como en diseño, lo que menos me ha llamado la atención.
Apetece mucho jugar a Ghosts 'n Goblins Resurrection en modo portátil. Por el estilo, el género, el tamaño de la pantalla y de la escena, así como por eso de probar una fase a ver qué tal sale y dejarlo al décimo intento hasta la próxima. De hecho, habré jugado el 80% de mis muchas horas para el análisis (más de las que hubiera imaginado al empezar) en este formato. Sin embargo, es el método equivocado, porque como realmente va fino es el modo sobremesa. Además de que gana en resolución y fuerza de color, se aprecia un incremento de los fotogramas por segundo que da un toque aún más bello a las animaciones y suaviza el gameplay. Te sientes más capaz, y en un título en el que la reacción es esencial, se nota. También es de agradecer que no haya ni una caída de fps, ni a dobles y con multitud de enemigos en pantalla, aunque es lo mínimo que se puede pedir.
El RE Engine está demostrando una vez más su versatilidad y le está sentando a Nintendo Switch como un guante. El estudio ha hecho un G&G visualmente atractivo, moderno y rico. Ha seguido el camino marcado por FDG, Lizardcube y estudios independientes similares en cómo tratar una serie antigua 2D, aunque le falta un punto para tener ese acabado exquisito de los mejores. Algo más flojo está el apartado sonoro, al que le falta mucho punch. Como si se hubieran conformado con algo que suena claramente a Ghosts and Goblins y ya está.
Por número de pantallas, cualquiera podría pensar que es muy corto, pero con la dificultad y la rejugabilidad que ofrece, aquí hay muchas horas de partida por delante. Una treintena de logros pica a ir en busca de todas las armas y habilidades, o de intentar superar una fase sin morir una sola vez. Aunque sea el cementerio de toda la vida, no es nada sencillo. Chiva este lista que hay un "final bueno", y es que no basta con acabárselo una vez. Además está el multijugador cooperativo, que ha quedado algo raro. El segundo jugador se siente un poco descolocado si no sabe a lo que va, aunque los tres personajes auxiliares son de mucha ayuda si se usan con cabeza.
Hay que pensárselo dos veces antes de recomendar Ghosts 'n Goblins Resurrection a alguien, pero si te llamó la atención cuando lo conociste, entonces ve a por él sin dudarlo. Sabes lo que te espera y vas a ser capaz de disfrutarlo. Está bien hecho, con una puesta al día bonita y bien planteada. Algo básica en general, pues un poco más de ambición le hubiera venido fenomenal.