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Análisis de Gran Turismo Sport

Por fin rueda entre nosotros un nuevo GT, y se trata de la mejor entrega de la serie en muchos años...

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"¡El deporte es un desafío para la mente y el espíritu del ser humano! ¡El deporte es diversión! La deportividad es importante y buena. Ser malo no es bueno. Ser malo no es buena deportividad..."

El breve vídeo que arranca el campeonato online de Gran Turismo Sport es malo. Rematadamente malo. De hecho, la puesta en escena del juego en pantalla es bastante floja en líneas generales, sobre todo durante las dos primeras horas. Esto se debe a cierta contradicción entre estructuras y diseños; como suele pasar con los juegos de Polyphony Digital, la yuxtaposición entre el simulador de carreras y el salón de club de campo con melodías de jazz no acaba de casar.

Kazunori Yamauchi, cabecilla de la serie, ha sido meridianamente claro explicando que se iban a alejar de los elementos más casuales, de modo que esto no va de coleccionar Toyota Prius de varios colores, ni de conducir un buggy lunar. GT Sport viene regulado oficialmente por la FiA, es un juego "siempre online" para evitar y contrarrestar las trampas y los amaños en la medida de lo posible, y se centra exclusivamente en los coches de carreras, rugiendo en contextos de carreras. Sin embargo, pese al cambio de carácter, el juego te sigue tratando como a un niño al principio.

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Es fácil que esa horrible introducción te pegue un bofetón que te tire para atrás, pues te habla como si tuvieras cuatro años y no supieras nada de nada de coches. Y en el menú principal no se te pasará el mosqueo, pues Yamauchi y su equipo vuelven a insistir en poner de fondo un piano de jazz de restaurante mientras se suceden memoriales de "eventos atemporales de la historia mundial" (como el salto al estrellato de Clapton o el primer viaje a la Luna, cosas que no tienen nada que ver con el automovilismo).

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Los gráficos son una pasada y hoy por hoy ningún otro simulador de conducción en consola puede competir con la calidad de GT Sport. Assetto Corsa y Project CARS 2 pintan bien en PS4 (y mejor en Pro), pero no tan bien, mientras que Forza Motorsport 7 tiene demasiado contraste y unos shaders extraños en comparación (aunque estamos deseando verlo largo y tendido en Xbox One X).

Dicho todo esto, el caso es que pillamos la idea. Polyphony quiere crear un club de coches en en el que todo el mundo quiera participar, un entorno inteligente, inclusivo y consciente del mundo exterior, en lugar de un círculo cerrado, hostil e introspectivo. Sin duda, es un gesto ante las diversas comunidades 'hardcore' de sim racing que existen. Asimismo, el estudio nipón no quiere que sea una experiencia inaccesible de primeras, así que se ahorra lanzar al jugador demasiados términos del argot automovilístico demasiado pronto. Lo entendemos, vale, pero de todos modos no nos gustó un pelo cómo empieza Gran Turismo Sport.

Han desaparecido tanto los exámenes para sacarte el carnet de conducir como el modo carrera tal y como lo conocíamos tradicionalmente. ¿Sinceramente? Esto es todo un alivio, un plus, pues ya nos habíamos cansado de que los juegos de carreras nos pidieran conducir hatchbacks de 72 caballos por Willow Springs durante 39 horas hasta poder permitirnos un Nismo N24 GT3 GTR. Lo malo es que luego descubrimos que los "Desafíos" parecen exactamente lo mismo que las viejas pruebas de conducción, solo que con otro nombre. Ok, aceptado esto, las dos primeras horas consistieron en demostrar a Polyphony que sabemos dónde está el pedal del freno y que comprendemos que hay que pisarlo cuando llega una curva. Al igual que el vídeo de "el deporte es un reto", tampoco lo disfrutamos mucho.

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Toda una lección de pilotaje en circuito

Superado este mal trago, ahora viene lo bueno. A partir de ahí, Gran Turismo Sport se abre en todo su esplendor. Y tras más de 25 horas de juego sobre el asfalto, nos ha convencido y nos ha demostrado que se trata del mejor juego de la serie en mucho, mucho tiempo. Tras superar las lecciones más básicas en el modo Desafíos y desbloquear los primeros trazados, Polyphony te pone por fin al volante de un coche de LeMans, y ahí sí que aprendes las lecciones (paso a paso) esenciales del pilotaje de carreras. Aquí sí que acierta el estudio con sus prioridades. Y lo que es mejor, cuando terminas seis fases en el modo Desafío, entras en una sección que divide los diversos circuitos en pequeños tramos, con unas elegantes indicaciones visuales que te entrenan para aprender a atacar los vértices con el giro apropiado de volante, o a entrar con la velocidad, trazada y ángulos ideales, para maximizar una curva concreta. Se trata de una forma divertida y educativa de enseñar al jugador cómo funciona todo esto, sin tener que hacerlo demasiado intrusivo ni complicado. Aquí, justo aquí, es donde el juego brilla como nunca.

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El soporte para PSVR no es completo, de modo que parece un pequeño adelanto más que algo sustancial. En realidad virtual puedes correr en unos pocos circuitos más cortos, y todo se ve más borroso.

Todo esto, incluyendo las pruebas contrarreloj y las carreras rápidas personalizadas, es solo una preparación para el verdadero objetivo de Gran Turismo Sport: las carreras online (además, recordamos, reguladas por la FiA). Tener que pagar casi 500 euros por una membresía de la asociación para poder aspirar a conseguir algún éxito virtual en un videojuego no es algo para todos los públicos, pero esos jugadores encontrarán su ración aparte de torneos y campeonatos en el menú en línea.

Como ya decíamos en nuestros avances, algo que también nos gusta mucho es que en Gran Turismo Sport la 'racing etiquette' o el estilo y la deportividad en las carreras ha cobrado una gran importancia. Parece que aquí Polyphony ha tomado buena nota de iRacing, en concreto respecto a los puntos que te llevas como jugador al final de cada evento, con la intención de alinearte con tus similares la próxima vez. Si corres muy agresivo o quizá llegando a ser un temerario, te pondrán con otros locos del volante y se verá cuando te conectes online que eres ese tipo de piloto. Pensamos que es una forma ingeniosa de "limpiar" las competiciones en línea, y sospechamos que GT Sport se puede hacer tremendamente popular con el tiempo si el sistema sigue funcionando a largo plazo.

Gran Turismo Sport como simulador de conducción

Ahora, lo que de verdad importa a los amantes de la simulación. Polypohny Digital por fin ha reescrito casi la totalidad de su viejo y anticuado motor de física, y es algo que se nota incluso si juegas con mando DualShock 4 (algo que hicimos como una hora de las veintitantas que llevamos). En concreto, la física de los neumáticos es especialmente buena en este juego, bastante cerca pero sin alcanzar resultado de los simuladores más puros iRacing u Assetto Corsa, que son los reyes en este terreno. El modelo de neumáticos de Gran Turismo Sport hace un trabajo genial con las ruedas a la hora de simular la fricción, el agarre y el calor, y lo mismo ocurre con la transferencia de masas y el centro de gravedad. Además -algo esencial- se percibe cantidad de detalle mediante el force feedback que transmite el volante de carreras. Nosotros hemos jugado GT Sport con el Thrustmaster T-GT diseñado específicamente para este juego, y si planeas echarle muchas horas y convertirte en un as del volante, deberías hacer lo mismo. El volante en sí no es ninguna maravilla de la técnica pues se trata más o menos de un T300RS optimizado, pero va muy bien con este título. (También vamos a probar a fondo el Fanatec CSL Elite para PS4, de gama más alta).

Por tanto, no tenemos ningún problema para notar qué rueda está agarrando mejor cuando nuestro McLaren GR4 650S corre al límite por el Karussell de Nordschleife. Las físicas mejoradas implican muchos más matices y capas, y no una sensación tan estática o limitada como se siente con Forza Motorsport 7, que al final parece bastante más arcade. Forza suele obligar al jugador a aprenderse a fuego que las ruedas nunca pueden hacer dos cosas al mismo tiempo, y si bien esa es la primera lección cuando empiezas a conducir, hay algo más allá cuando te conviertes en un piloto experimentado. El modelo de físicas de neumáticos de GT Sport permite atreverse con el "trail braking" (una técnica avanzada para forzar la frenada sobre la rueda interior en pleno giro), así como modular la cantidad de gas a la entrada de la curva, de una forma que solo se suele incluir en los simuladores más puros (rFactor 2, iRacing). Es impresionante.

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Las simulaciones físicas en Gran Turismo vuelven a ser de primera categoría. La sensación de velocidad roza la perfección y si quitas todas las ayudas y asistencias (incluyendo el control de estabilidad), GT Sport consigue una experiencia de simulación muy por encima de cualquier otro trabajo de Polyphony. Poder regular el acelerador a mitad de curva y cuidadosamente empujar el culo de un tracción trasera es todo un placer, y quien tenga un buen force feedback lo siente en condiciones.

GT Sport en gráficos y sonido

Otro aspecto que es mejor en esta entrega que en cualquier otro Gran Turismo es el sonido. Cierto es que todavía quedan coches que suenan como si filtraras su rugido a través de un altavoz Bluetooth, pero en general notamos grandes avances. Si cogemos por ejemplo mi propio coche de carreras en la vida real (Nismo Nissan GT-R R35 Time Attack) y lo ponemos junto a la versión del juego (LeMans, aún más furioso), comparten grandes similitudes en gráficos, físicas y sonidos. A diferencia de Forza 7, donde no han sabido capturar el carácter agudo a nivel mecánico pero de tono oscuro del motor VR38 biturbo de 3,8 litros, Polyphony se ha acercado a un equipo de competición y ha grabado todos los ruidos del motor, en todas las marchas, en todo el rango de revoluciones. Es un pequeño detalle que nos entra por los oídos y nos llega al corazón.

Los coches de carreras también rugen y chillan de una forma completamente renovada en esta ocasión. Y aunque la vista interior de cabina todavía nos resulta demasiado tranquila y suave en cuanto a vibración y sonidos (algo que podemos entender porque lo aplican casi todos los juegos de coches hoy en día), GT Sport supone un gran avance audiovisual. Polyphony ha incorporado una serie de ruidos de transmisión muy acertados, así como los esperables petardeos cuando se saturan las válvulas de escape, de modo que este juego empieza a sonar como un simulador puro y duro. Lo que no es normal es que la caja de cambios de un Audi TTS suene casi igual que la de un Chevrolet Corvette C7 GR3, algo que resulta ridículo, pero al menos han mejorado los deliciosos sonidos de la transmisión en líneas generales. Es mejor que nada, sobre todo cuando ya estamos rodando únicamente con máquinas de carreras y no pensamos volver ni al TTS ni al Mazda MX5.

Hay otros elementos relacionados con el diseño de sonido que no pueden recibir elogios, sobre todo los efectos en roces de carrocería y colisiones. Chocarse contra un rival sigue sonando como aplastar dos latas de Coca-Cola, lo que sumado a esa música de restaurante que te persigue fuera de las carreras, indica que Polyphony debe arremangarse y replantearse algunas cuestiones del audio. Mejor entrena tu cerebro para ignorar la musiquilla de los menús, de la sala de espera, de las pantallas de carga e incluso de los propios campeonatos.

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Al volante de un GT3 Nismo R35 GT-R puedes escuchar claramente el traqueteo, los chillidos y el resto de la sinfonía de ruidos mecánicos de la transmisión, en combinación con las válvulas, los escapes y el biturbo. Por desgracia, ese chillido de la transmisión es el mismito ruido que han usado en coches inferiores como el Audi TTS, en uno de los apaños más absurdos de todo el juego.

En cuanto a los gráficos, no podemos poner ninguna pega. Todo lo contrario. Gran Turismo Sport es más bonito y más cercano al "fotorrealismo" que Assetto Corsa, Forza Motorsport 7 o Project CARS 2, y aunque la iluminación en algunos entornos puede resultar plana (hablando de los alrededores), lo que son los coches, el asfalto y los rivales siempre mantienen un nivel altísimo, con un diseño y una iluminación más que satisfactorios. Por ejemplo, no se nos ocurre un simulador de coches que pueda competir con la versión 2017 de Polyphony del mencionado Nordschleife de Nürburgring, que aquí presenta una factura asombrosa. Los tiempos de carga son breves, el editor de vinilos es genial y el lobby online es muy fácil de entender.

Por eso lo que nos falta en este juego, por encima de todo, son circuitos. Porque por mucho que los circuitos inventados de Polyphony -Kyoto Driving Park y Dragon Trail- sean muy chulos, nunca podremos entender cómo ni por qué pueden poner a la venta un simulador de automovilismo sin circuitos como Spa, Monza, Mugello, Silverstone, Hockenheim, Road Atlanta o Laguna Seca. Es algo que no nos entra en la cabeza y esperamos (deseamos, ¡pedimos!) que Sony planee lanzar estos circuitos como descarga DLC gratis en el futuro. Si no, creemos que el juego se quedará muy, muy corto a la larga para la competición en línea.

Pero eso no quita que Kazunori Yamauchi y su equipo hayan creado uno de sus mejores trabajos en mucho tiempo. Tienen un nuevo enfoque, un nuevo carácter, y creemos que en eso aciertan de lleno. No nos importa lo más mínimo que el juego requiera conexión constante (porque lo hace) y tampoco nos molesta en absoluto que se hayan cargado aquel modo carrera pasado de moda. Gran Turismo Sport va de otra cosa, de sim racing en línea, y Polyphony lo ha clavado en ese sentido. Junto a un volante como el T-GT de Thrustmaster se trata de un gran conjunto para el amante del motor con PlayStation 4 que quiere algo nuevo tras Assetto Corsa. Sin embargo, Project CARS 2 les ha adelantado como el nuevo líder de los simuladores de coches en consola este otoño. Es un juego igual de bueno o mejor en cuanto a modelos de físicas y contiene el triple de circuitos y coches puros de carreras; así de simple.

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07 Gamereactor España
7 / 10
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Física de neumáticos gloriosamente detallada, preciosos gráficos, enfocado en el automovilismo de competición, no tiene un aburrido modo carrera, estupenda cámara de cabina.
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Algunos coches son bastante flojos, sonidos pobres de motor, presentación muy floja, le faltan circuitos.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Petter Hegevall

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