Hay un no sé qué muy relajante en la tarea de desmantelar chatarra espacial mientras flotas a su alrededor sin sentir la fuerza de la gravedad. Estimula la misma parte del cerebro que los juegos de simulación y recursos que te tienen siempre atareado. Nunca he soñado con ser conductor de trenes, ni granjero, ni pescado, pero me lo paso bien con esos simuladores de la vida real que te sacan de tu rutina para meterte en la de otros. Es lo que me he encontrado en Hardspace: Shipbreaker, lo nuevo de Blackbird Interactive, que propone al jugador ganarse la vida recabando componentes de naves a la deriva sideral.
Creo que lo que me ha hecho sentir tan cómodo en esta primera toma de contacto no es exactamente esa parte de simulador sino ese tono descarado que lo envuelve todo. Antes de coger cualquier herramienta ya pasas por un puñado de menús y elecciones en las que va sacando su cara irónica. Cada vez hay más creadores que optan por tomarse el futuro un poco a broma, como ya pueden ser The Outer Worlds, por enseñar con sarcasmo un destino forjado a partir de la peor cara del capitalismo. De hecho, aquí lo primero que tienes que hacer como nuevo empleado de LYNX es firmar una renuncia completa a tus derechos y su pertinente acuerdo de confidencialidad.
Aquí empieza una nueva vida profesional, y lo que parece una historia que va sobre reembolsar una deuda desorbitada. Para lograrlo, tienes que utilizar las herramientas a tus disposición en el desmantelamiento de chatarra espacial acumulada. Hay que desmontarlo hasta donde se pueda y extraer todo aquello que sea reciclable con la mayor eficiencia posible. Los artículos más caros van directos a una red espacial gigante que queda ¿debajo? del área de trabajo, mientras que el resto o bien hay que fundirlos en una caldera o bien desmontarlos en el procesador; tanto uno como otro están en las instalaciones de apoyo con las que viajas. Para manejar todos estos trozos que vas cortando y extrayendo tienes a tu disposición un lazo y unas cuerdas futuristas, pero con estas condiciones físicas es más fácil decirlo que hacerlo.
Lo primero a lo que hay que prestar atención son los controles, porque pueden ser intuitivos pero aún así son duros de pelar. Hardspace: Shipbreaker deja en tu poder los seis grados de libertad de movimiento y no siempre es fácil moverse en un plano 3D completo. Te puedes desplazar en vertical, dar vueltas, golpear e ir para adelante y para atrás con el control de los frenos. Poco a poco se le va pillando el truco, pero incluso un par de horas después de empezar seguía chocándome con algunas partes. Sin embargo, todo era muy natural y muy lógico, como un aprendizaje necesario que termina sin que te des cuenta en el momento en el que todo empieza a fluir. Al menos con el personaje de uno mismo, porque tener el resto bajo control no fue tan rápido.
Hay un ambiente colonial que atraviesa el ambiente y se deja notar, ya sea en el acento del sur de los operarios al otro lado de la señal de comunicación o su banda sonora de inspiración al lejano oeste. Han buscado captar el espíritu aventurero y un poco suicida de ese periodo de la historia de América. Tan lejos de tu tierra, en un sitio desconocido, pero sintiéndote en casa. El escenario es incluido creíble, y no es difícil verse impresionado por la escala del universo las primeras veces que te pones a rotar y ves tanta chatarra flotando a lo lejos en este basurero espacial. Es uno de los elementos que más aporta a una primera sensación positiva del aspecto visual general.
Aunque no pude completar todo lo que hay en esta primera versión del acceso anticipado porque 'petó' en un par de ocasiones al principio, sus creadores dicen que ya ofrece unas 15 horas de contenido. Hay un modo libre en el que puedes cogerte cualquier tipo de nave y liarte con ella, aunque lo interesante es el modo campaña, que se articula a través de ofertas de trabajo. Son distintas y cada una va cambiando los objetivos a cumplir, y más vale conseguirlo porque si no las deudas ahogan.
La idea de ser un chatarrero espacial agobiado por las deudas y por el sistema pero relajado en el vacío del universo y la forma de presentar estas miserias y de transmitirlas son un buen gancho. Queda mucho por ver en contenido y también queda trabajo por hacer al equipo para que todo funcione un poco mejor. Hardspace: Shipbreaker acaba de llegar y se presenta especialmente a quienes disfrutan de las tareas metódicas y los simuladores, pero que están buscando otra ambientación. Y el viaje no ha hecho nada más que empezar.