Simulando lo cotidiano
Las portátiles de Nintendo tienen una larga historia de títulos japoneses de lo más variado, pasando desde juegos de simulación de supervivencia como Survival Kids (Konami) hasta la archiconocida simulación de granjero (¡y vida amorosa!) de Harvest Moon. Hay muchas más variantes y 'spin-offs' de esta fórmula, como Rune Factory, pero las que hemos mencionado son sin duda las más representativas.
Hometown Story sigue el camino abierto por los juegos antes mencionados, proponiéndonos una suerte de simulador que nos anima a gestionar nuestra tienda mientras resolvemos una serie de misiones que tratan de dar al juego un componente social, entablando relaciones con el resto de pueblerinos. En apariencia, muy similar a los títulos mencionados pero... ¿estará a su altura?
Lo importante es vender
Hometown Story, lejos de ser un reencuentro con nuestro nostálgico pueblecillo natal, deja atrás cualquier atisbo de sensiblería y nos pone rápidamente al frente de nuestra heredada tienda. Aquí, vender es lo primero, y el tutorial que nos recibe en nuestra primera jornada al frente del negocio ayuda a que nos adaptemos a una gestión de la tienda que, por desgracia, no está excesivamente optimizada.
Al llegar nos encontramos con nuestra tienda totalmente vacía por lo que, como buenos tenderos, primero deberemos montar los expositores para nuestra mercancía, colocándolos de la mejor manera posible para que nuestros futuros clientes puedan explorar la tienda al completo sin quedarse bloqueados en nada y, lo más importante, puedan llegar a caja a pagar. Hasta aquí bastante lógico.
A gusto del consumidor
La miga del juego llega realmente cuando debemos escoger los productos a exponer en nuestros recién montados expositores. ¿Qué debemos comprar para vender en nuestra tienda? Esto, amigos, es tan básico y real como en la vida misma: o averiguamos qué es lo que quieren nuestros clientes o nos estrellamos con todo el equipo. Y es aquí es donde entra en juego la parte más social del juego.
Si queremos averiguar qué es lo que quieren nuestros estimados vecinos, no hay nada tan sencillo como preguntarles directamente. Así pues, habrá momentos en que debamos dejar nuestra tienda temporalmente desatendida para salir a explorar nuestro pueblo a charlar con los vecinos y conocer sus gustos, y qué productos están ahora mismo de moda.
Una vez que tenemos claro qué es lo que debemos vender, toca el momento de preparar nuestra tienda y los expositores. Y, para bien o para mal, esta tarea resulta casi tan laboriosa como en la vida real. El sistema de juego sólo nos permite seleccionar un producto para escoger cada vez, por lo que preparar nuestra tienda cada día requerirá de una porción importante de nuestro tiempo y paciencia. Lo mismo ocurre cuando nos toca reponer los productos agotados.
Más allá de la tienda
Como vemos, es vital para nuestro negocio que no nos encerremos en la tienda y nos relacionemos con nuestros convecinos frecuentemente. No sólo por aquello de saber qué es lo más solicitado o saber, a título personal, los gustos de cada uno, sino porque también nos permitirá acceder a misiones secundarias que, como buen juego con componente aventurero, tendrán su recompensa.
Pero, por desgracia, es precisamente fuera de la tienda donde los puntos negros de Hometown Story empiezan a aflorar. Más allá de la gestión 'comercial' en sí, el resto del juego pierde profundidad, con unas misiones secundarias con muy poca imaginación seguidas de unos premios a todas luces insuficientes para el trabajo que requieren por parte del jugador.
Los gráficos y el sonido tampoco ayudan siendo demasiado simplistas para lo que 3DS puede ofrecer. No es la primera vez que vemos un apartado similar en la portátil de Nintendo, pero en otras ocasiones podía ser perdonable al estar acompañado de una mecánica y argumento que compensaban las carencias del título en general, cosa que aquí no sucede.
Una propuesta interesante que, por culpa de unas inexplicables carencias, se queda en una experiencia recomendable para una minoría que será capaz de perdonar los numerosísimos fallos de concepto que luce el juego centrándose en la gestión de la tienda. Una auténtica lástima que no podamos encontrar en Hometown Story una alternativa al omnipresente Harvest Moon.