Análisis de Ilomilo

Formo parte de una generación que, al menos en Europa, creció con extraños programas televisivos para críos con animales de tela, flores y una mezcla de historias educativas y estrafalarias. Quizás las drogas blandas tuvieran algo que ver, como seguro que los alucinógenos tienen que ver con lo que Cartoon Network pone para los chavales de hoy. Sin embargo, no puedes evitar la nostalgia con algo como Ilomilo, que tanto me recuerda a la tele de mi infancia. Realmente parece que todo está confeccionado con telas, y no existen muertes o pantallas de game over. Es superficial pero desafiante, veamos cómo funciona.

Ilo y Milo son dos encantadores personajillos que disfrutan mucho de la compañía del otro. Desgraciadamente, al comienzo de cada nivel son separados y tu misión como jugador es conseguir que se reencuentren. Caminando a través de estructuras de bloques tridimensionales podrás alternar el control entre Ilo y Milo en el modo un jugador (también hay multijugador cooperativo), y hacerte con bloques extra o especiales (trampillas, extensiones, etc) para que lo consigan. Es muy sencillo sobre el papel, pero la naturaleza 3D de los puzles hará que la cabeza te eche humo más de una vez. La belleza de estos puzles reside en que nunca alcanzarás un punto en el que no puedas resolverlos, de modo que cuando te atascas es cuestión de intentarlo una y otra vez.

Normalmente, este tipo de jugabilidad de ensayo y error pronto me pondría a maldecir, pero hay algo en Ilomilo que consigue que me modere. Podría ser el hipnótico aspecto visual o las extravagantes melodías y efectos sonoros que lo complementan perfectamente, pero de algún modo me siento relajado aunque mi cerebro esté a 100. Eso dice mucho de la brillante dirección artística de Ilomilo. Incluso durante los rompecabezas más complicados del cuarto mundo, tendrás una sonrisa en la cara.

Existen dos retos grandes por nivel. Primero querrás hacerte con todos los safkas (esos pequeños Ilos y Milos que te van siguiendo), trozos de memoria y elementos de la galería. Segundo, lo complicado es intentar hacer el puzle en los mínimos pasos posibles. Los extraordinariamente bajos números de los mejores jugadores de Xbox Live te mantendrán picado.

No se trata de un juego increíblemente extenso en términos de contenido, pero hay suficiente con los niveles bonus y los minijuegos, además de la campaña, para que te lleve unas cuantas horas. El juego cooperativo es también un buen incentivo para seguir con él, mientras que el título de los cuatro mundos incluidos, "primera aventura", deja lugar para soñar con muchos más niveles mediante DLC. En este sentido, está bien que Ilomilo sea un juego de 800 puntos y no de 1.200.

Si buscas un puzle innovador y precioso para Xbox 360, Ilomilo merece que le eches un ojo. Es sencillo pero difícil, y rezuma encanto y... drogas blandas.