Cuando vimos por primera vez Atlas Fallen el año pasado en la Gamescom, la promesa de un mundo fantástico y fenomenales poderes cósmicos con lo que doblegar a las poderosas criaturas que lo azotan enseguida atrajo mi atención, pero el tráiler que vimos entonces únicamente prometía un lanzamiento en 2023 y una historia que vivir solos o en cooperativo con escenas cinematográficas, y no hubo rastros de verdadero gameplay.
Desde entonces (y ya han pasado unos cuantos meses) la fecha de lanzamiento se ha ido acercando cada vez más hasta que esta misma semana hemos tenido un breve tráiler con un breve (muy breve) vistazo a tres escenas de combate y otras tantas de movimiento y exploración del entorno. Esta ausencia de campaña de marketing para un juego que saldrá a la venta en un par de meses no generaba mucha confianza. Aun así, necesitaba probar Atlas Fallen y comprobar qué tiene que ofrecer, y lo cierto es que he visto algunas cosas buenas y otras no tan buenas, pero ninguna de ellas especialmente original.
Atlas Fallen nos sitúa en la tierra de Atlas, donde una fuerza malvada con el poder de dominar a las bestias ha sometido por completo a la población. Durante la batalla final, los últimos defensores utilizaron el poder del Guantelete, un arma mística que podría dar la vuelta a las tornas en la batalla. Por desgracia, aquel poder era demasiado fuerte para controlarse, y el Guantelete estalló en pedazos y dejó a los supervivientes a merced del mal. Y pode azares del destino, ahora ese armas fragmentada e inestable ha caído en tus manos. El objetivo será ir recuperando las partes (esquirlas) del guantelete para que así aumente su poder y derrotar a los malos. Por eso tendremos que atravesar un vasto mundo en pos de las esquirlas, y de paso ayudar a la población con sus tareas y liberar las zonas de monstruos.
Vaya, un mundo abierto enorme, lleno de criaturas extrañas y con un poder recién adquirido que nos permite realizar magia gracias a un accesorio... esto ya lo he visto antes. Y no hace precisamente mucho. Deck 13 no se había atrevido hasta ahora a hacer un título de mundo abierto como es este Atlas Fallen, pero enseguida se nota que es una apuesta en la que el estudio creador de Lords of the Fallen o la serie soulslike The Surge quería explorar este género sin complicarse demasiado y aprovechar el tirón de sistemas de exploración y combate que ya habían alcanzado el éxito, como es el caso de God of War (2018).
El problema viene cuando se siente la conexión con un título todavía más reciente que los otros dos y que ha tenido una acogida nefasta por parte de la comunidad: Forspoken. Las similitudes entre el título del ya extinto Luminous y Atlas Fallen van más allá de la estética medieval o la paleta de colores del mundo. Es que hasta el propio accesorio acompañante habla. Y es igual de irritante. Al menos aquí se materializa de vez en cuando en una entidad llamada Nyaal que nos aconseja y guía por la travesía.
He mencionado antes que el sistema de combate tomaba buena nota del título de Santa Monica, pero lo que he visto es que abusa de esos sistemas y los traslada a Atlas sin piedad ni pudor. Los combates con habilidades desbloqueables y barras de carga con la que efectuar los combos definitivos están aquí, así como el crafteo de objetos (Ídolos) con los que ampliar la defensa, el ataque o la recuperación de vida. No me importa que hayan tomado nota de GoW, de hecho me alegro de que más juegos tomen buena nota del nuevo enfoque de Kratos, pero el espejismo desaparece cuando te plantan en las primeras batallas durante el tutorial y ves que aquí la batalla es bien distinta. Los golpes y movimientos de los enemigos son toscos, casi estáticos, y con un sistema de parry que visualmente no deja claro el momento de apertura, y que introduce una mecánica de combate aéreo en el que es más fácil fallar al golpear con las enormes armas mágicas de que disponemos que acertar al bicho.
Y el apartado técnico tampoco me ha llamado la atención en absoluto. Los gráficos son de la pasada generación, aunque aquí sí romperé una lanzar a favor de Atlas Fallen y su rendimiento en PC con componentes algo anticuados o de gama media-baja sigue cumpliendo muy bien, y a pesar de ser un título más modesto, su sistema de iluminación y carga del mundo va fluido. Incluso el movimiento de deslizamiento del personaje es mejor aquí que en Forspoken, lo cual me deja un rayo de esperanza en que algunos de los problemas que he experimentado en PC no se trasladen a la versión de consolas que espero analizar dentro de unas semanas.
Atlas Fallen no me ha dejado muy tranquilo por el momento. Es posible que no sea un título innovador, pero si su sistema de combate te convence y te dejas llevar por la historia tan rica que se adivina entre combate y combate (y de la que apenas he sabido nada), quizá vuelva a por más aventuras.