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Impresiones con Nintendo Switch (modelo OLED)

Tras pasar una hora con el flamante nuevo modelo, aquí están nuestras sensaciones y una serie de detalles más específicos más allá de la calidad de la pantalla.

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El próximo 8 de octubre Nintendo lanzará el nuevo modelo OLED de su consola Switch, una revisión de la original de 2017 que pretende mejorar su experiencia de juego híbrida en cualquiera de sus tres modos (TV, sobremesa o portátil).

El nombre ya lo deja patente y la diferencia más importante aquí es la calidad y la superficie de imagen adicionales que aporta el panel OLED de 7 pulgadas pero, más allá de poner a prueba la nueva pantalla y compararla con la de la Switch original y con la de Lite, también advertí ciertos cambios y reajustes más sutiles por aquí y por allá, tanto en la consola como en su base dock, que os pueden resultar de interés.

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La nueva pantalla salta a la vista

La gran novedad es tan llamativa como cabía esperar. No solo se ve bastante mejor en cuanto a brillo, contraste o ángulo de visión, sino también a nivel estético, pues queda mucho mejor en el cuerpo de la consola, ocupando más espacio y dejando un marco más delgado y elegante.

Me eché unas partidas a Mario Kart, Zelda o 51 Worldwide Games para comparar la calidad de imagen, los colores y la experiencia general. Las 0,8 pulgadas adicionales implican que te tienes que reacostumbrar a ella si eres un jugador portátil, ya que algunos elementos se ven distintos en cuanto a tamaño e incluso ubicación.

La imagen es, faltaría más, más brillante y contrastada, y los colores más vivos, quizá incluso demasiado chillones en algunos elementos que indudablemente se colorearon con la pantalla original como referencia (pensad por ejemplo en las manos que salen en la portada de 51 WW Games: ahora se veían extrañamente rojizos). También su temperatura de color es más cálida, tanto que el tema blanco y sus menús en Switch OG y Lite parecen azulados a su lado.

Impresiones con Nintendo Switch (modelo OLED)
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Al igual que me pasó con Nintendo 3DS XL en su día, temía que el hecho de pasar a una pantalla más grande podía resultar en una imagen más fea y pixelada. Sin embargo, por mucho que la resolución de salida y la densidad de pixel se mantengan en principio parejas, solo el ojo bien entrenado será capaz de detectar el ocasional borde dentado (por ejemplo, en un gráfico 2D de un menú), mientras que los beneficios compensan más que de sobra. Esos 921.600 puntitos parecen una elección sensata para este tamaño y para que los juegos rindan bien, máxime si tenemos en cuenta que no hay aumento alguno en la potencia de CPU, GPU u otras 'specs'.

Algo que me gustó bastante es cómo se lleva esta pantalla OLED más brillante con los reflejos y los ángulos de visión. Evidentemente siguen apareciendo luces y otros brillos fuertes que distraen bastante cuando elementos como, por ejemplo, un tubo fluorescente o una bombilla se reflejan cual espejo, pero los reflejos de objetos más oscuros se ven más degradados, como pude comprobar con mis propios dedos. Respecto al miedo a problemas como burn-in o retención de imagen asociados a pantallas OLED, es un test que tendrá que esperar hasta que pasemos mucho más tiempo con la consola.

En cuanto a los ángulos de visión, son muy similares cuando miras la pantalla desde los lados (si bien el brillo y el tamaño añadidos ayudan mucho), pero luego aumentan considerablemente en comparación si inclinas la consola de arriba abajo, en su eje horizontal. Esta mejora va muy de la mano con el nuevo stand multiángulo para mejorar la experiencia 'tabletop' sobremanera.

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Mucho mejor agarre en modo sobremesa

Nintendo Switch (modelo OLED) viene con un nuevo soporte trasero que emplea prácticamente toda la anchura de la consola, comparado con aquella patita endeble e inestable que venía con la primera Switch. Ahora se puede dejar fijo en cualquier ángulo de su recorrido, desde casi 90 grados (perpendicular a la mesa) hasta casi 180 grados (tumbada bocarriba).

Parece robusto y sólido (ojalá siga así con el tiempo), pero lo que llamó mi atención es que la consola en sí se adhiere mucho mejor a la superficie gracias a dos minúsculas patitas de goma que le han colocado a ambos lados, mientras que hasta ahora el extremo de goma solo lo tenía la patita, en lugar del cuerpo del dispositivo. ¿El resultado? Dejé de jugar en modo tabletop cuando iba de viaje en tren o avión porque la consola no paraba de menearse, pero tras probar este cambio de varias formas, y junto a esos ángulos de visión mejorados, estoy seguro de que voy a jugar mucho más en modo sobremesa con la OLED.

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La experiencia portátil

En líneas generales, teniendo en cuenta la nueva pantalla, la partida portátil va a ser más vibrante y espectacular. Es cierto que hay que sumar un peso añadido de 22 gramos (y 3 milímetros de anchura adicional despreciable), pero en base a mis pruebas la diferencia es difícil de advertir respecto a la Switch original. Naturalmente que se nota más si vas y vienes de jugar con una Lite, pero quien ya estuviera acostumbrado a esa dinámica lo tendrá más complicado a partir de ahora para decantarse por el modelo más ligero, solo por el hecho de poder disfrutar de la nueva pantalla.

El denominado "audio optimizado" también mejora el sonido. Al principio parecía que el volumen estaba bastante más 'fuerte', pero tras efectuar algunas mediciones de dB y escuchar con atención, resulta que la potencia de salida es muy parecida a la de Switch OG (quizá ligeramente por encima); es solo que produce un sonido más claro y matizado con esas salidas más grandes de altavoces, consiguiendo además una mejor separación estéreo.

Por otro lado, centrándome en los controles, me pareció que los Joy-Con estaban acoplados más firmemente que de costumbre, pese a que ahora emplean solo tres tornillos para fijar sus raíles, en lugar de cinco. Sin embargo, esto podría deberse más a que los mandos estaban nuevecitos, y no a un retoque en el diseño de la máquina. Además, no esperéis ningún cambio en los Joy-Con, ya que siguen siendo los de toda la vida, solo que en un nuevo color blanco. Si Nintendo consiguió evitar que los sticks analógicos de Switch Lite sufrieran de 'drift', solo esperamos que ese problema tan irritante termine de una vez para todos los mandos existentes y por venir.

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Un momento. Un momento, Dock

Por último, la nueva base o 'dock' de Nintendo Switch OLED gana un puerto LAN interior en lugar del puerto USB que se ubicaba junto a los HDMI y USB-C. Es bastante conveniente, y en mi caso, prefiero usar los puertos USB externos laterales para recargar mandos y otros menesteres, en lugar de mantener uno ocupado con un horrendo adaptador ethernet colgando del sistema para poder tener algo de ventaja en mis patéticas intentonas de triunfar online en Smash Bros.

En otros detalles del dock, me fijé que las cuatro gomitas que antes tenía en las esquinas de la base ahora se han cambiado por un plástico gomáceo que ocupa casi toda la suela, de nuevo para un mejor agarre. También, que la tapa posterior ahora se puede retirar por completo, en lugar de funcionar como una 'puerta'. Y, curiosamente, que hay una holgura considerable cuando dejas la consola atracada, por lo que 'baila' bastante más que en el dock original. Las bases y las consolas antiguas y nuevas son completamente compatibles, así que me pregunto si esto tendrá que ver con evitar posibles rayaduras de la pantalla.

Para terminar, Nintendo subrayó que esta será una nueva incorporación a la familia Switch, lo que significa que no sustituye al modelo original. Ya veremos si es así en el futuro, pero teniendo en cuenta la pequeña diferencia de precio entre ambas, y a expensas de pasar mucho más tiempo con el modelo OLED para una review completa, veo pocos motivos para optar por la OG de ahora en adelante, ya sea como primera consola Switch o como unidad adicional en un hogar. Parece que podía haber sido bastante más, cierto, pero al mismo tiempo se erige como la versión más tentadora del hardware hasta la fecha.

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