Cuando Ghostrunner irrumpió en escena hace unos años, reavivó en muchos de nosotros la pasión por Hotline Miami. Recorrer ágilmente un mundo ciberpunk mientras usas una katana y otras herramientas ninja para abatir enemigos con fluidez y sin esfuerzo era un subidón como hay pocos. Tenía sus límites, sin duda, pero la jugabilidad central de este juego de acción era suficiente para que fuera memorable, y para hacer del próximo lanzamiento de Ghostrunner 2 uno de los acontecimientos más destacados de lo que queda de 2023.
Aunque tendremos que esperar hasta el 26 de octubre para ver el juego en todo su esplendor, he tenido la oportunidad de experimentar Ghostrunner 2, como parte de un breve avance durante nuestra estancia en la Gamescom de este año. Es cierto que fue un avance muy breve, ya que mi experiencia previa con la serie Ghostrunner me permitió pasarme la demo en menos de 15 minutos, pero no negaré que fueron algunos de los minutos más entretenidos que he pasado en toda la feria de este año.
En esencia, Ghostrunner 2 es más del Ghostrunner que nos enamoró a todos. No desafía la premisa del título anterior ni introduce mecánicas únicas que redefinan la jugabilidad. Toma el juego original, mejora el rendimiento y el aspecto visual, añade profundidad donde puede y embarca a los jugadores en un viaje lleno de nuevos peligros, enemigos y puzles a los que enfrentarse a lo largo de la campaña.
Jack sigue siendo el protagonista. Sigue siendo ingenioso, frío y tranquilo cuando está bajo presión, como una estrella de acción de los 80 atrapada en el cuerpo de un ninja robot. La historia sigue llevándote a lugares distópicos y de estilo ciberpunk dentro de la enorme Torre, pero la diferencia ahora es que Ghostrunner 2 empezará a explorar lo que existe más allá de los muros de la Torre. ¿Por qué? Es difícil de decir, ya que la demo no hacía demasiada alusión a esto en el aspecto narrativo, pero parece que la razón gira en torno a la caza de otro rival de Ghostrunner.
Con semejante cambio en los entornos previstos para esta historia, la desarrolladora One More Level ha querido introducir una nueva característica muy propia de RoboCop, ya que Jack podrá montarse en una nueva moto que, en resumidas cuentas, se comporta de forma muy similar al propio Ghostrunner. Podrás acelerar para evitar peligros y cruzar grandes huecos; subirte a muros; dar tajos para destruir células de energía y otros objetos para abrirte camino. En resumen, Jack no conduce una Harley Davidson, sino un vehículo futurista que no se ve limitado por las leyes de la física. Durante el tiempo que pasé con el juego, me dijeron que la moto se incorporará a la historia en múltiples ocasiones y de muchas maneras, pero los fans veteranos de Ghostrunner no deben preocuparse, ya que la esencia del juego, que consiste en cortar, acuchillar y esquivar por el mundo a pata, sigue estando muy presente.
Además de poder cortar y esquivar, correr por las paredes y saltar, atravesar muros y deslizarse sobre raíles, Jack vuelve a tener a su disposición una amplia colección de artilugios que le ayudan tanto en el combate como en las secciones de plataformas. Vuelve el garfio, y ahora también puedes lanzar shurikens y manipular ciertos objetos del mundo con explosiones de fuerza, lo que resulta útil para mover plataformas o lanzar un barril explosivo contra una horda de enemigos.
Como puedes ver, y al igual que en el Ghostrunner original, esta secuela está diseñada para poner el poder de la creatividad en manos del jugador. Si lo que quieres es ser directo y avanzar a toda velocidad por la historia, puedes hacerlo, pero si lo que prefieres es añadir un poco de estilo y completar cada nivel de la forma más creativa posible, también tienes la oportunidad de hacerlo. La brillantez de Ghostrunner, que permitía que el juego fuera apto para speedrunners, jugadores técnicos y todos los demás, regresa con esta entrega y, en general, todo confluye para que esta secuela sea precisamente lo que esperaba: más Ghostrunner que nunca.