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World of Warcraft: Dragonflight

Impresiones: World of Warcraft: Dragonflight dará a sus fans todo lo que desean

Es la hora de surcar los cielos de Azeroth a lomos de un dragón para salvar el mundo.

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"Aquí empezará la nueva era de los Dragones", anuncia la voz de Alextrasza en el primer tráiler de Dragonflight, la nueva expansión de World of Warcraft que ya está a la vuelta de la esquina. Como cada año par, el MMORPG de Activision Blizzard nos brinda la oportunidad de vivir una nueva aventura en Azeroth para salvar al mundo por novena vez consecutiva, esta vez a lomos de nuestro Dragón. En las últimas semanas, nos hemos pasado una buena cantidad de horas probando la beta previa al lanzamiento, y a pesar de que muchas de las novedades son interesantes (y diría que necesarias), nos surge la misma duda de siempre: ¿es Dragonflight el soplo de aire fresco necesario que le hace falta a World of Warcraft, o se quedará estancado otra expansión más? A falta de probar la versión definitiva, os comentamos nuestras impresiones con lo visto hasta ahora.

World of Warcraft: Dragonflight

En esta ocasión nos adentramos en las Islas Dragón, una nueva zona cuya historia está repleta de guiños a las versiones más clásicas del juego.Y es que en nuestro trayecto acompañaremos a Alexstrasza, Nozdormu o Kalecqgos, algunos de los Dragones Aspecto cuya primera aparición dentro del juego nos retrotrae a Wrath of the Lich King. Ya sabemos lo mucho que le gusta a Blizzard las referencias internas, por lo que no parece casualidad que la versión Classic de la expansión del Rey Exánime haya salido hace tan solo un par de meses. El nuevo continente incluye cuatro zonas de "leveo": Las Orillas del Despertar, repleta de ríos, montañas y elementales; Llanuras de Ohn'Ahra, tierra de centauros; Las Tierras Azures, inspirada en el mapa de Colinas Pardas, y Thaldraszus, la zona de la capital principal, Valdrakken. En nuestro viaje ayudaremos a centauros, colmillarr, dragones e incluso viajaremos en el tiempo hasta la época de los Titanes con Cromi para ayudar a restaurar el flujo temporal y el equilibrio del mundo. En este sentido, las reputaciones con las diferentes facciones de las islas tienen una gran importancia y podremos obtener grandes recompensas a medida que avanzamos en cada zona. Todos estos mapas cuentan montañas muy altas, paisajes muy abiertos y zonas explorables a las que en muchas ocasiones tendremos que acceder volando.

En general, el camino hacia el nivel 70 no dista mucho de lo que ya conocemos en WoW, ya que apenas hay innovación en el tipo de misiones que tenemos que completar para alcanzar el nivel máximo. Lo más destacable en este aspecto es que en algunas de ellas tendremos que utilizar la nueva característica de Jinete de Dragones para montarnos en nuestro draco personalizado y volar a toda velocidad por los diferentes mapas. Además, Blizzard ha incluido un minijuego de carreras de dragones en el que podremos completar circuitos volando a través de varias zonas para obtener recompensas y logros. Lo cierto es que dentro del nuevo continente nuestro draco tiene un gran protagonismo, no solo para desplazarnos a través de las inmensas llanuras y altas montañas, sino también para explorar, recolectar recursos como menas y hierbas situadas en zonas a las que solo se puede acceder volando o conseguir glifos dracónicos que permiten mejorar las habilidades de esta nueva montura. Hay que reconocer que esta nueva forma de vuelo es divertida al principio, sobre todo por la sensación de velocidad y las maniobras que podemos hacer en el aire y al aterrizar. Sin embargo, una vez te haces con la dinámica no es más que otra montura voladora que se puede desplazar más rápido que el resto. Cabe destacar que la personalización de los cuatro dracos disponibles es muy amplia, y podremos acceder al Podio de transformación para modificar la cola, los cuernos, el color y otras muchas opciones para personalizar el aspecto de nuestras nuevas monturas.

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Dentro de las Islas Dragón podremos encontrar también El Confín Olvidado, la zona inicial de la nueva raza-clase, el evocador Dracthyr. Hemos probado este nuevo personaje y parece divertido, aunque tampoco incluye dinámicas demasiado innovadoras. Al principio cuesta un poco acostumbrarse a los movimientos del personaje (se hace raro controlar un Dragón que camina sobre dos patas), pero una vez te haces con la mecánica tiene cosas interesantes. Podremos escoger entre dos especializaciones de talentos: Devastación, que es la rama de daño, y Preservación, centrada en la curación y el apoyo a los aliados. Ambas emplean la magia como elemento principal, aunque también podremos lanzar a nuestros enemigos por los aires y planear los cielos al más puro estilo Cazador de demonios. Cabe destacar también el uso de facultades potenciadas, o dicho de otro modo, habilidades en las que cargamos una barra durante un tiempo y que al liberarlas son más fuertes cuanto más la carguemos. Además, podemos utilizar nuestra forma dracónica para volar a toda velocidad como si estuviéramos montados en un draco. Creedme, si no queréis que os duelan los ojos, no empleéis monturas voladoras en forma dracónica. Os aconsejo en su lugar la forma humanoide, ya que ver a un Dragón con alas montado en un protodraco es una sensación un tanto... particular. Por otra parte, la zona inicial, El Confín Olvidado, no solo es impactante a nivel visual, con paisajes muy amplios y repletos de todo tipo de criaturas, sino que además tiene una historia y una cadena de misiones muy entretenida. Al igual que ocurre con los Pandaren, al terminar la cadena inicial podemos elegir entre unirnos a la Horda o la Alianza.

Otra de las actualizaciones más interesantes es la renovación del sistema de talentos. Los nuevos árboles de talentos beben de las versiones más clásicas del juego y ofrecen una sensación de progreso más acorde a la dinámica del juego, aportando valor a cada punto de talento que gastamos. Atrás queda el sistema de anteriores expansiones en el que podíamos escoger un talento cada 5, 10 o 15 niveles y que apenas tenía profundidad (gracias, Blizzard). Con esta nueva actualización tendremos una rama de clase y otra de especialización que nos abre un mundo de posibilidades y nuevas builds que todavía están por descubrir. Por ejemplo, un Mago Escarcha podrá gastar puntos en la rama de Mago para acceder a habilidades de Fuego como Aliento de Dragón u Ola explosiva sin perder puntos en su rama de especialización (en este caso Escarcha). Esto supone un cambio sustancial a la dinámica de juego y al equilibrio de clases que teníamos hasta ahora, y además aporta valor a las elecciones que hagamos.

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Pero el sistema de talentos no es la única característica renovada de la nueva expansión. 18 años después, Blizzard por fin ha decidido renovar el tedioso sistema de profesiones y la más que obsoleta y anticuada interfaz. Con el nuevo modelo de profesiones pasamos a ser verdaderos artesanos, y dentro de cada profesión podremos especializarnos para fabricar mejores recetas o recolectar mejores recursos a través de un sistema de progresión en el que nosotros decidimos qué tipo de artesano queremos ser. Por ejemplo, los mineros podrán especializarse en la recolección de severita (un nuevo mineral) para de esta forma obtener mayor botín cuando picamos un depósito de este tipo de mineral. Además, otra de las novedades es la inclusión de un sistema de pedidos de artesanía en el que podremos pedir a otros jugadores que nos fabriquen objetos a los que nosotros no tenemos acceso u ofrecer nuestras recetas más exclusivas. Habrá que ver cómo evoluciona el sistema, pero por lo que hemos podido ver sí que parece que las profesiones tendrán un papel más importante dentro del juego, y es algo de agradecer.

Por lo que respecta a la interfaz, aunque es una implementación más que necesaria, llega tarde, y no hacía falta esperar a sacar una nueva expansión para llevarla a cabo, ya que da la sensación de que simplemente lo hacen para venderlo como algo exclusivo de Dragonflight. El modo de edición está bien, y permite mover todos los elementos de la pantalla a nuestro gusto, algo que llevamos haciendo a través de addons durante casi los 18 años de existencia del juego. Sin embargo, dudo que aquellos jugadores que ya están acostumbrados al uso de addons como Bartender o ElvUI hagan uso de la nueva interfaz de Blizzard a estas alturas. En definitiva, es un cambio necesario, pero que no debería anunciarse como algo exclusivo.

En conclusión, tras probar la mayor parte de las nuevas características de Dragonflight, es cierto que muchas de ellas mejoran lo visto hasta ahora (sobre todo después de lo vivido en Battle for Azeroth y Shadowlands). Se nota que Blizzard ha tomado nota de la experiencia de las versiones Classic, sobre todo en lo relativo al sistema de talentos y al intentar dar valor a los recursos del mundo a través de las profesiones. Sin embargo, habrá que ver si este nuevo contenido no se queda estancado con el paso de los meses y podemos disfrutar de una expansión entera sin tener que dejar el juego cada dos meses hasta que saquen algo nuevo. La nueva característica de vuelo de Jinete de Dragones es divertida, y la sensación de velocidad al montar en un draco está muy bien, pero tampoco es algo que modifique sobremanera el juego. A pesar de todo, conviene ser cautos y esperar al lanzamiento oficial el 29 de noviembre, ya que todavía hay que probar parte del contenido más importante, como la temporada de arenas, las mazmorras míticas y la nueva banda. Si Blizzard escucha el feedback de la comunidad y el contenido endgame del juego no se vuelve repetitivo, hay esperanzas de que Dragonflight se convierta en una muy buena expansión.

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