Análisis de Insurgency: Sandstorm

Insurgency: Sandstorm no se anda con rodeos y no le importa si mueres. No hay kill-cams que celebren la victoria ni mecánicas que glorifiquen una racha ininterrumpida: esto es un shooter al que no le importa explorar la noción de que la guerra es el infierno y no debe tomarse a la ligera. Por supuesto, la ferocidad en combate en el shooter en primera persona de New World Interactive proviene de los jugadores en sí, pero la estructura general de los diferentes modos es, básicamente, lo que hace que el segundo juego de esta saga recién nacida sea tan estricto.

Posicionarse es la clave y los que han jugado extensamente a la beta lo saben bien, ya que son esos jugadores los que te matarán antes de que siquiera te des cuenta de que están ahí. Por ello, el conocimiento del mapa es importante en Insurgency y se tarda unas cuantas horas en pillarle el truco al terreno, por así decirlo. Hasta que conozcas cada mapa como la palma de tu mano digital, te recomendamos que avances con cuidado, dado que una buena parte de nuestras muertes se debieron a avanzar demasiado cuando buscábamos el frente.

Los niveles en sí están, como bien sugiere el nombre del juego, basados en Oriente Próximo y sus alrededores con una serie de mapas enormes y llenos de arena, estructuras y detalles interesantes que hacen que la acción sea plausible. Estos niveles se diferencian mucho de las arenas simétricas construidas con equilibrio e igualdad; más bien tergiversan todo eso y presentan desafíos únicos tanto para atacantes cono para defensores, que, a cambio, hacen que el combate de Insugency sea tan intenso.

Existen unos cuantos roles en el campo de batalla, desde liderar un equipo a través de los cuarteles de especialistas y los francotiradores. Tendimos a asumir los roles generalistas, pero si prefieres un trabajo más decidido o especializado, hay opciones que puedes considerar. Es una organización que favorece más a los equipos coordinados que se aseguran de que todas las bases están cubiertas, pero tampoco es un shooter definido por sus roles.

El arma que elijas para ir a la batalla es tan importante como tu rol en el juego. Jugamos un poco con nuestras opciones hasta que encontramos algo con lo que estuviéramos contentos. El retroceso es un gran problema y, por lo tanto, las ráfagas cortas y fuertes son la clave, a menos que quieras sacrificar un poco de potencia por algo con más estabilidad. Más allá de la selección básica, también disponemos de una gran variedad de accesorios que pueden mejorar aún más el arma que has elegido. Hay un número decente entre los que elegir y, en términos de manejo, todas parecían distintas y verosímiles.

Dominar el arma de tu elección es absolutamente esencial en Insurgency y, si no sabes cómo manejar el arma en tus manos entonces no tienes posibilidades a la hora de la verdad. Como hemos mencionado antes, este juego es muy difícil y los seguidores entregados del estudio te acogerán con un tiro en la cabeza bien certero y más bien poca piedad. No te esperes un camino de rosas en esta tormenta de arena tan particular, e incluso una vez que le hayas pillado el truco a las cosas, puedes seguir confiando en que tus oponentes sacarán ventaja de tus errores tontos y te castigarán por cualquier frivolidad.

La tensión en Insurgency viene de su sistema de oleadas, lo que quiere que (normalmente) no vuelves a aparecer en el campo de batalla de manera instantánea cuando te matan. Si sales de un sitio a cubierto o te metes en la línea de visión de algún jugador y mueres, tendrás que esperar un número de segundos antes de que la siguiente oleada esté preparada y estés listo para volver a la batalla. A veces incluso tendrás que esperar hasta que se tome un objetivo antes de que tu equipo pueda volver a aparecer y nos pasamos bastante tiempo viendo cómo nuestros compañeros jugaban mientras nos moríamos de prisa. Este sistema, junto con el número limitado de oleadas disponibles para cada equipo (dependiendo del modo en el que se juegue), asegura que cada vez que revives valga su precio y frena a los jugadores para que no desperdicien la vida que tienen en el juego.

Esta tensión no se ve respaldada por el hecho de que incluso aquellos que llevan protección pesada son bastante escurridizos y solo hace falta una ráfaga corta o unos tiros bien apuntados para matarte. La fragilidad de la vida lleva a jugar con más cuidado y eso, junto con las a veces largas esperas entre muertes, pone mucho ahínco en la presión y te hace sopesar cada paso que das con la amenaza latente de las consecuencias.

New World Interactive ha construido un shooter estresante y envolvente que recompensa a los que juegan con habilidad y de manera táctica, pero aun así, no es perfecto. Nuestra queja principal es la falta de pulido y con todos los aspectos positivos que tiene, es difícil no distraerse con cómo de brutas parecen algunas cosas. Aunque en su mayoría tiene muchos detalles y las animaciones del personaje son muy realistas, le cuesta competir con los grandes títulos en términos de calidad audiovisual. Es de esperar por el tamaño del estudio, pero no podemos evitar preguntarnos de qué habría sido capaz de ofrecernos el equipo con un presupuesto mayor y algo más de tiempo.

Un poco más de tiempo sin duda habría permitido a NWI optimizar mejor el juego y habríamos visto tiempos de carga más cortos en texturas y movimientos más suaves a la hora de determinar el alcance, por ejemplo. También observamos algunos bugs, aunque ninguno de ellos interrumpía el juego y no se parecían en nada a los problemas que encontramos cuando intentamos hacer una review del primer juego de la saga. En cuanto al contenido, habría que decir que era un poco escaso y que otro modo habría estado bien para cambiar la dinámica y ofrecer variedad, y aparte está el pequeño asunto de la falta de una campaña de un jugador, que se dejó atrás mientras el estudio pulía la parte multijugador del juego (y para ser justos, no la echamos de menos en absoluto).

Sin embargo, los problemas técnicos son relativamente pequeños en el conjunto del juego y, en su mayoría, quedamos muy impresionados por lo que New World Interactive ha conseguido. Sandstorm es un shooter en primera persona atmosférico y que induce a la tensión, estando al nivel de algunos de los nombres más importantes de la industria. No tiene el mismo nivel de pulido que Battlefield y Call of Duty, y es cierto no es para los débiles de espíritu a causa de su exigencia, pero si buscas un shooter que no te lleve de la mano e insista en que te lo tomes en serio, vale la pena echar un vistazo a esta nueva entrega de Insurgency.