Joan Laporta, presidente del FC Barcelona, se alegró mucho al conocer ayer la buena noticia de que el gobierno español había accedido a conceder al club una medida cautelar(muy rápidamente) y permitir jugar a Dani Olmo y Pau Víctor, a pesar de que LaLiga había revocado sus licencias porque el club no cumplía las normas financieras.
Bueno, "alegrarse mucho" es una forma suave de decirlo. Las cámaras de televisión de TV3 en Arabia Saudí, donde el club disputa actualmente la Supercopa de España, captaron al presidente "sacando la butifarra" cuando se enteró, como forma de liberar su frustración. Parece poco profesional, pero puede ser comprensible: una decisión desfavorable podría haber supuesto su final como presidente del Barcelona, obligado a dimitir.
Sin embargo, lo peor vino después, en el palco del estadio, donde se informó de que el presidente llamó "sinvergüenzas" y "cobardes" a otros miembros de la RFEF (Real Federación Española de Fútbol) presentes en el estadio. Algunos informes dicen que también les llamó "hijos de p**a".
Un día después, el medio español AS informa de que la RFEF estudia tomar medidas disciplinarias contra Laporta por su comportamiento poco profesional y matón, calificándolo de "vergonzoso". También dicen que les sorprendió su actitud, porque antes había sido "correcto" y educado... pero perdió la cabeza cuando se enteró de la noticia que salva (provisionalmente) su puesto.