No vamos a negar que el juego no es precisamente una obra maestra, pero tampoco lo pretende. El personaje de Larry Laffer es, de por sí, un guarro obsesionado con el sexo y el juego está hecho a su medida: chistes soeces, juegos de palabras por doquier, dobles sentidos y muchísimo sentido del humor en todos y cada uno de sus diálogos. Nada de todo esto funcionaría en español si no fuese por un excelente trabajo de localización que llega a conseguir que todos los defectos jugables queden en un segundo plano ante el humor irreverente y la perfecta adaptación de todas y cada una de las situaciones presentes en el juego. Un título recomendable aunque sea solo por las perlas que nos deja la traducción, y eso pasa poco.
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