Análisis de Just Cause 3: Bavarium Sea Heist

Meterse en el agua en Just Cause 3, muy tentado. Esas aguas cristalinas y esa temperatura siempre perfecta del Mediterráneo parecen muy refrescantes, pero la última vez que nos sumergimos en el juego principal, Rico Rodríguez apenas era capaz de bucear. No es que nos preocupe el daño que pueda causar el agua salda a su radiante cabello, lo que pasa es que era sencillamente más divertido estar en tierra firme. Y mucho más en el aire, porque el objetivo de los desarrolladores estaba bastante claro y el mapa que pusieron a nuestra disposición, la isla de Medici, era idóneo para conseguirlo. Porque nos pasamos mucho tiempo en las alturas, con ese nuevo traje alado, unido al gancho y a ese paracaídas que parece una tienda de campaña 2 segundos de Decathlon. Éramos como un águila con chupa de cuero, bombardeando bases enemigos y alguna gasolinera inocente.

A donde queremos llegar es que esta parte acuática de la triple expansión "por tierra, mar y aire" del Pase de temporada es la que menos ilusión nos hacía. Pero por eso mismo estamos totalmente sorprendidos y podemos afirmar que es la mejor de todas. Parece que a la tercera sí llegó la vencida.

No lancemos aun las campanas al vuelo, hay que poner las cosas en contexto. No es que sea fabuloso, es que partimos de la base de que las dos primeras expansiones sufrían caída de tasa de refresco de la imagen (en PS4) y eso no ha desaparecido. Sin embargo ahora se dejan ver mucho más de vez en cuando y eso hace que la experiencia de juego sea mucho más placentera. Las bajadas de FPS tampoco son tan fuertes como en los dos DLC anteriores, aunque suponemos que eso se debe al diseño de estos niveles y no a que Avalanche Studios haya dado con la tecla mágica para reparar su motor de la noche a la mañana.

En Bavarium Sea Heist, que es como se llama la expansión, consigues una lancha nueva o lo que quiera que sea este barco, que más bien parece un tanque. Porque eso era de esperar, como también que llegar equipada con lanzamisiles teledirigidos y unas ametralladoras más propias de un vehículo de gran tonelaje. Aunque estábamos preparados para algo de este tipo, su poder de ataque ha superado las expectativas.

Tiene la capacidad de lanzar hasta ocho misiles en serie, lo que la convierte en una máquina de guerra para los habitantes de las zonas costeras que son tu nuevo objetivo. Hay ocasiones en las que puedes aniquilar a tus enemigos sin despeinarte, y aquí no hace falta salir en busca del tanque de gas o del satélite que te falta. Eso hace que la experiencia sea más fresca, distinta a las anteriores, y te permite centrarte en un área concreta a diferencia de lo que ocurría antes. También significa que puedes estar haciendo daño a distancia, y esa puede ser una de las razones por las que la imagen aguanta mejor. Pero, al fin y al cabo, seguimos disfrutando de esas explosiones salvajes y coloridas que han dado nombre a Just Cause 3. Sigue siendo impresionante ver esa cortina de humor salir hacia el cielo.

Para que esto funcione mejor, tenemos la sensación de que Avalanche ha rebajado la intensidad de las olas. Ahora el océano se ve casi siempre más calmado y claro, y eso se traduce en una conducción mucho más sencilla del vehículo. También da gusto ver la potencia de su motor porque fácilmente pasa de los 100 nudos por hora, y eso se nota.

Se puede decir que todos los elementos que el estudio nórdico ha puesto sobre el papel para esta expansión funcionan, especialmente como un añadido para una base sólida. Sin embargo, ya os decíamos que está lejos de ser sobresaliente. Por ejemplo, esa lancha es un abuso y te permite jugar con toda la tranquilidad del mundo, con la sensación de que nada de lo que hagas te pone en peligro. Tiene un poder de ataque tremendo, y eso significa que en el fondo ninguna misión es complicada, al contrario, se vuelven fáciles y eso tampoco es divertido. Todavía estamos buscando un pobre enemigo al que poder mirar a los ojos y decir: "¡has hundido mi barco!".

Es cierto que Just Cause 3 no fue concebido como un juego difícil, en el que la grandeza está en conseguir pasar de tal o cual punto. Que esto va de acabar con todo de la forma más espectacular posible y de disfrutar de los fuegos artificiales partiendo de un mundo precioso que puedes explorar con mucha libertad. Y eso es lo que hemos estado intentando hacer también desde el agua, por ejemplo, lanzándonos contra la orilla a toda velocidad como si fuera un Carmaggedon fuera de entorno. O alguna idea más original, como subir la lancha a un helicóptero para llevarla a algún sitio en el que no se la esperaba.

Pero hay algo que nos dejó con la boca abierta en esta expansión porque rompe con la trilogía prometida. Aquí tenemos algo más que ese agua que sumar a tierra y aire; también tenemos el espacio. Merece la pena conseguir un juguetito, un rayo láser que lanzar sobre algunos imprudentes como si fuera un castigo divino. Aunque su poder destructivo es inferior la Bavarium Nuke que ya tienes en el juego principal.

Por tanto, lo que nos encontramos con este DLC es una expansión del arsenal que completa los puntos de vista anteriores que puede hacerte volver a arrancar el juego cuando parecía que ya lo tenías olvidado en el cajón. Pero no sirve para corregir los problemas anteriores del título, ni el citado ni otros como su pobre actuación de doblaje o la falta de carisma y potencia en general. Desde luego que no es un motivo para comprar Just Cause 3 si nunca lo tuviste, pero sí para volver a destruir sin contemplaciones.