La start-up británica de IA Builder.ai, valorada en su día en más de 15.000 millones de libras (17,78 millones de euros) y respaldada por Microsoft, se ha hundido tras revelarse un fraude generalizado. La empresa comercializaba su servicio como una plataforma de desarrollo de aplicaciones impulsada por IA, pero resultó que unos 700 ingenieros indios realizaban manualmente el trabajo entre bastidores.
Investigaciones posteriores revelaron que Builder.ai exageraba enormemente sus ingresos, incluso registrando ventas ficticias y realizando las llamadas transacciones de "ida y vuelta" con la empresa india VerSe Innovation para inflar artificialmente sus cifras. Estas irregularidades llevaron a la empresa a declararse en quiebra en EE.UU. en mayo, con millones de dólares en deudas impagadas a Microsoft y Amazon, entre otros.