La crisis demográfica de Japón se agravó en 2024, con una caída de los nacimientos hasta un mínimo histórico de 720.988, un descenso continuado por noveno año consecutivo, según el Ministerio de Sanidad (vía Reuters).
Este descenso pone de manifiesto el rápido envejecimiento de la población del país y la disminución de la natalidad, a pesar de una serie de medidas introducidas por el ex primer ministro Fumio Kishida para fomentar la natalidad.
Aunque Japón experimentó un repunte de los matrimonios, que aumentaron un 2,2%, siguió siendo incapaz de invertir la tendencia general de que nacieran menos niños. En marcado contraste con su vecina Corea del Sur, donde las tasas de fecundidad experimentaron un ligero aumento, la tasa de fecundidad de Japón se mantuvo en 1,20 en 2023.
Los expertos apuntan a factores como el menor número de matrimonios, consecuencia en gran medida de la pandemia del COVID-19, así como a una fuerte conexión entre las tasas de matrimonio y las de natalidad. Por ahora, está por ver si Japón puede invertir esta tendencia.