El retrato entre bastidores del guionista Aaron Sorkin de la serie de los años 50 I Love Lucy no es una película que tenga intención de ver más de una vez, pero eso no cambia el hecho de que J.K. Simmons haga una interpretación brillante del actor William Frawley. Hay una especie de despiste y resignación en la forma en que Simmons retrata la forma de comunicarse más poco refinada de Frawley que da peso al papel, y vida.
Esta maravillosa sátira del director de Juno, Jason Reitman, está dolorosamente olvidada y, además de la interpretación realmente buena de Aaron Eckhart y Maria Bello, entre otros, es la interpretación de Simmons del personaje BR lo que más destaca. Aquí Simmons consigue interpretar a un jefe despiadado de sangre fría con enormes exigencias para sus seguidores sin que parezca exagerado o increíble. Hay una humanidad en su retórica contundente que siempre he apreciado.
Sin duda, la interpretación de Simmons del fornido redactor jefe de Stan Lee J.J. Jameson es deliberadamente exagerada y caricaturescamente extraña. Ruge, gruñe con voz grave, juzga, regaña y da más ultimátums de los que se pueden contar, pero también es por eso, en contraste con el centro del personaje, más creíblemente humano y sensato, de Tobey Maguire, por lo que la interpretación de Simmons funciona tan bien aquí, como lo hace.
El guion de Cody Diablo sentó las bases de lo que yo llamaría el padre mejor escrito de la historia del cine. La versión de Simmons del padre Mac MacGuff, despreocupadamente guapo, constantemente irónico y consciente de sí mismo, es por supuesto sólo uno de los muchos aspectos destacados de esta maravillosa película, pero es un papel que se queda contigo y perdura. Simmons interpreta a Mac con mucha humanidad y una naturalidad pocas veces vista en el cine.
Hay ciertas interpretaciones que van más allá. Esos papeles que resuenan en la historia del cine, que son tan superiores a cualquier otra cosa de esa época concreta o de ese género que resulta francamente ridículo. Al Pacino y Robert De Niro en The Godfather II. Denzel Washington en Training Day. Robin Williams en Good Will Hunting. Jack Nicholson en Chinatown. Peter O'Toole en Lawrence of Arabia y J.K. Simmons en Whiplash.
El compositor de formación clásica que cambió de carrera para convertirse en actor recibió en su buzón un guion en el que uno de los papeles era el de un profesor de música psicótico y el resto, como todos sabemos, es... historia. Simmons retrata a Fletcher con una intensidad tan furiosa que su desagradable personalidad llena cada fotograma. Brillo puro y concentrado.