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Las primeras pruebas con kits de Virtual Boy eran dignas de la Naranja Mecánica

Un antiguo productor de Nintendo of America habla de sesiones con pupilas dilatadas, luces y artefactos propios de la película de Kubrick.

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Uno de los mayores experimentos y, a su vez, uno de los mayores fracasos de Nintendo. La compañía japonesa intentó adentrarse en el mundo de la VR ya en 1995 con la Virtual Boy, un dispositivo conocido por el desastre comercial que supuso, y por su estrafalario diseño. Dar vida a una consola VR así solo podría ser cosa de la casa de Mario, aunque antes de salir a la venta tuvo que pasar por unas pruebas bastante crueles.

Jim Wornell, antiguo productor asociado de Nintendo of America, ha contado cómo eran las pruebas con los kits de Virtual Boy. Cuando Super Nintendo todavía estaba en las tiendas, en las oficinas de Nintendo idearon un protocolo de ensayos que parecía sacado de La Naranja Mecánica, el filme de Stanley Kubrick. Wornell lo define así en unas declaraciones que ha ofrecido a Did You Know Gaming:

"Cuando estaban haciendo pruebas de la Virtual Boy con gente, nos hacían pasar por este... ¿Habéis visto alguna vez La Naranja Mecánica? ¿La escena en la que una persona está atada a una silla y la fuerzan a mantener los ojos abiertos? Más o menos así eran las pruebas de la Virtual Boy."

Un símil que llama la atención, pero que no parece ir muy desencaminado. El exproductor en NoA explica que "nos dilataban las pupilas" y "tenían esas varillas de plástico, que casi tocaban nuestros ojos, y decían: 'no importa lo que pase, no parpadees durante un minuto'". Acto seguido, explica que se hacían varias pruebas bastante extrañas para comprobar el comportamiento de los ojos y, se entiende, el grado de comodidad a la hora de usar una VB.

"Nos soplaban aire en los ojos, nos hacían jugar con un kit de prueba de Virtual Boy por unos 10 - 15 minutos, entonces descansábamos. Luego nos dilataban los ojos de nuevo. Unas dos o tres rondas de estos tests de tortura extraños e inhumanos solo para asegurarse de que esta cosa no me iba a matar, o dejarme ciego, o lo que sea."

Ensayos inusuales para un aparato, ciertamente, inusual. Finalmente, Wornell concluye que todo el proceso fue "interesante", aunque a todas luces queda claro que era un vaticinio de lo que acabaría suponiendo la Virtual Boy. Un producto de culto, una rareza querida por coleccionistas y despreciada por un público que no veía atractivo en un aparato con ideas curiosas, pero ejecución pésima.

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