Produjeron uno de los juegos indie mejor valorados de la generación, pero en realidad no eran completamente independientes y aún vagaban por el Limbo de los inversores. Son Playdead, el estudio danés que ahora ha 'comprado su libertad'.
Tras desarrollar la joya en blanco y negro con financiación propia y una cuantiosa ayuda del gobierno danés, el éxito del juego derivó en unas posibilidades de negocio que requerían la intervención de un socio. Next-Gen publica hoy que los desarrolladores han conseguido volver a ser totalmente independientes tras adquirir la parte del inversor GP Bullhound "por más de lo que habríamos deseado".